Bilbao y Euskadi activan la cuenta atrás para el Tour de 2023: “Van a quedar enamorados”

Un gran maillot amarillo -de 13 por 11 metros- como el que Jonas Vingegaard ganó en 2022, un coche rojo rotulado como el de Christian Prudhomme, una cuenta atrás ya activada y, sobre todo, muchas bicicletas. Bilbao y Euskadi han iniciado ya oficialmente los actos con motivo de la salida del Tour de Francia de 2023, para la que quedan cien días justamente. Vitoria y Donostia también harán eventos similares en los próximos días y poco a poco se irán distribuyendo miles de pañuelos amarillos para que los aficionados se los vayan anudando al cuello.

El acto institucional en Bilbao, que ha tenido lugar este miércoles con las últimas luces del día junto al Ayuntamiento, ha despertado la curiosidad de un nutrido grupo de personas, aunque de momento no de una masa. Algunos iban ataviados con viejos maillots del Banesto de Miguel Indurain pero la mayoría portaban el uniforme de clubes locales. Es precisamente la pasión que el deporte de las dos ruedas despierta en Euskadi el gran factor diferencial que la organización de la salida vasca quiere ofrecer tras las exitosas ediciones que partieron de países como Dinamarca o el Reino Unido. “En Bilbao, todo a lo grande. Cien días para que las calles se tiñan de alegría. Es un gran evento deportivo internacional”, ha expuesto el presentador.

Han sido Prudhomme, en su enésima visita a Euskadi para preparar la ‘Grand Départ’, el consejero de Cultura (y Deportes), Bingen Zupiria, el alcalde Juan María Aburto y la diputada -y candidata electoral- Elixabete Etxanobe los que han pulsado el botón de encendido oficial de la cuenta atrás y de las iluminaciones -color jaune, claro- de edificios institucionales. Al darle al pulsador, unas pequeñas bengalas junto a la ría han iluminado la noche. Es la “fuerza vasca”, ha bromeado en francés Prudhomme, que ha agradecido el apoyo institucional que está teniendo ASO, la empresa detrás del Tour.

“Somos una afición que ama el ciclismo. Somos una ciudad que ama los retos. Nos va a colocar en el mapa mundial. Es una campaña extraordinaria de marketing”, se ha felicitado el alcalde Aburto. “Van a quedar enamorados”, ha prometido a los visitantes y espectadores Etxanobe. “Esto es un proyecto de país”, ha apostillado Zupiria, que ha pedido a la ciudadanía que se aproveche también el evento para practicar más deporte. Él mismo ha predicado con el ejemplo y se ha puesto un casco para pedalear por la ciudad y recorrer otros puntos ya decorados de amarillo.

La organización vasca de la salida de la principal carrera ciclista del mundo ha querido incorporar veinte minutos de música al primer gran evento. La ha ofrecido el trío Kalakan y 150 coristas de la Sociedad Coral de Bilbao. Han interpretado temas tradicionales, como el aplaudido ‘Aldapeko sagarraren adarraren puntan’. También se ha querido hacer partícipe de la celebración al Athletic Club, que celebra 125 años. Son “dos hitos excepcionales” que coinciden en 2023 en la capital de Bizkaia. De hecho, esto ha permitido rescatar la historia de la desaparecida sección de ciclismo del club rojiblanco.

“De crío era más aficionado, ahora ya no tanto. Pero nos hemos acercado porque es importante. Va a atraer turismo y hostelería”, contaba un padre con su hijo antes del inicio oficial de la cuenta atrás. Sin embargo, como vecino del centro de la ciudad, no oculta cierta preocupación por las afecciones que les generará el evento. Aunque -cuenta resignado- ya las conocen por maratones y otras convocatorias que se celebran habitualmente en la villa. Sea como fuere, Bilbao está ya esperando al pelotón. “Ongi etourri”, es el juego de palabras elegido como eslogan.

En total, serán tres las etapas vascas, con más de 500 kilómetros de recorrido. La primera, la Bilbao-Bilbao, se ha prometido como la de mayor desnivel en un arranque de la historia. La segunda será la Vitoria-Donostia y la tercera partirá de Amorebieta/Etxano con destino ya en Baiona para continuar por Francia el resto de la ruta. El Tour ya estuvo en Donostia en 1992 y antes llegó a Vitoria, en concreto a la fábrica de bebidas Kas, que tenía un potente equipo ciclista.