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Cuando en el amor tres no son multitud

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2013. Portugalete. Primero de la ESO. Dos niñas de 12 años cruzan sus miradas por primera vez. En ese momento comenzaría una relación entre dos desconocidas que con el paso del tiempo se convertiría en algo más que una simple amistad. 2020. Tras una noche de verano, bajo la luz de la luna llena, todo cambia. Lo que era una relación de amigas, da un paso más allá. Leire y Amaia deciden empezar una relación monógama. Pero, después de unos meses, ven necesario integrar un matiz: la relación pasaría a ser abierta. ¿Qué significa esto? A partir de ahora ambas podrían tener relaciones íntimas fuera de la pareja sin que sea considerado una infidelidad. 

“Te van a reemplazar”. “No te quiere de verdad”. “Vuestro amor se está acabando”. “Solo sirve para ponerte los cuernos legalmente”. Estas son tan solo algunas de las numerosas pullas que han recibido Leire y Amaia a lo largo de su relación. El miedo al reemplazo existe en todas las relaciones, sobre todo si es una persona con baja autoestima que tiende a menospreciarse. “Una de las aptitudes necesarias para formar parte de este tipo de relaciones es ser una persona que se valore a sí misma”, indica Leire. Además, afirma que “la clave” está en saber que ha encontrado en ti algo que en nadie más ha descubierto. 

Una de las encuestas realizadas por JOYclub, comunidad basada en la sexualidad liberal, apunta a que tan solo un 24% de los españoles estaría dispuesto a abrir su relación a día de hoy. Hay que ser conscientes de que esta novedosa forma de amar no está diseñada para todas las parejas. De hecho, en la propia encuesta salen a la luz motivos dispares por los que las personas que respondieron no podrían tener una relación abierta; entre ellos destacan que no podrían soportar que su pareja tuviera sexo con una tercera persona. 

Las relaciones patriarcales tradicionales, en la que se autorreprimen los dos, son relaciones con menos peligros cercanos, pero con más represión, más infelicidad

Las dos integrantes de la pareja, Amaia y Leire, opinan igual: “Siendo conscientes de todas las consecuencias, confiando y apoyando en tu pareja y con compromiso se puede llevar a cabo una relación abierta perfectamente”. Aunque hay que saber cuáles son los límites. El único objetivo es disfrutar plenamente de otras personas sin sufrir ni hacer daño a otras, ya que la pareja aclara que “si se sobrepasan los límites y no se dice se considera infidelidad”. “Ser una relación abierta no cambia el significado de una relación”, sentencia Leire. 

Tomás Alberich, sociólogo que lleva años estudiando las relaciones no normativas, asevera en una entrevista concedida a 20minutos que “las relaciones patriarcales tradicionales, en la que se autorreprimen los dos, son relaciones con menos peligros cercanos, pero con más represión, más infelicidad”. Además, afirma que es posible que en una relación poliamorosa sea más fácil que la pareja se rompa por conocer a terceras personas. “Eso va dentro de la búsqueda de la felicidad”, argumenta. 

Necesidad de libertad

“Esto solo lo hacéis para tapar carencias en vuestra relación”, “Qué vergüenza que vean esto vuestro hijos”. Pau y Jessi, una pareja catalana de treintañeros, llevan escuchando estos comentarios desde que iniciaron su relación poliamorosa. “El poliamor es la capacidad de poder querer a más de una persona a la vez, el tener sentimientos y una conexión más allá de lo que normalmente está establecido”, explica Pau. Su manera de ver el amor es diferente en comparación a una pareja monógama porque sienten la necesidad de no pertenecer a nadie, aunque tengan un compromiso con otra persona. Por ello, sus relaciones son más afectivas que sexuales. Si no hay vínculo afectivo, no hay vínculo sexual: “No nos llama”, explican. Además, hacen todo juntos respecto a relaciones sexuales íntimas, ya que, por encima de todo, ellos son dos personas que van de la mano. 

Las principales ventajas que observa Jessi frente a una relación monógama es que la creación de nuevos vínculos amorosos a varios niveles están en auge, a la orden del día. De hecho, el punto principal de este tipo de relación es que no reprimen otros deseos o sentimientos respecto a terceras personas. Además, permite el placer de experimentar fuera del círculo monógamo. De la misma forma, Jessi afirma que una relación poliamorosa es un tipo de relación que te obliga a estar en constante aprendizaje y no acabas de tener una estabilidad emocional uniforme. Sobre el miedo al reemplazo, Pau es consciente de que en una relación de este estilo es inevitable. “Cuando aparece alguien más alto, guapo, simpático, divertido… La persona tiende a equipararse y entonces entramos en un rol de comparaciones constantes”, zanja Pau.

Su relación está tan consolidada que tienen dos niños: uno de dos años y medio y otro de cuatro meses. La educación de estos es como la de una pareja monógama. Quieren que sus hijos no necesiten una “charla” sobre cómo son sus padres, que vayan creciendo y conociendo cosas que a ellos no se les había enseñado y que sean libres de querer como quieran. 

Hay que dejarse de lo que piense la sociedad, dejarse de relacionar o de vivir por el miedo y hacerlo por el amor

Respecto a lo que tienen en común una relación abierta y una poliamorosa está claro: los límites, que se acuerdan mutuamente. “Esos los pone cada pareja”, añade Amaia. “No todas las relaciones son iguales y, dependiendo del momento vital, estos acuerdos son unos u otros”, justifica Pau. En su caso, ahora mismo, uno de sus acuerdos es que deben ser conscientes en todo momento de lo que hace el otro al margen de la relación. 

¿Sus planes de futuro? Llegar a formar una 'trieja', es decir, una relación amorosa o sentimental entre tres personas. Les atrae la idea de formar un vínculo diferente con cada uno de los integrantes, ya que cada relación va a un ritmo y aporta cosas diferentes. Para explicar lo que quiere decir Jessi pone un ejemplo: “Se puede comparar con los vínculos que tenemos tanto con nuestros familiares como con nuestros amigos. Con todos ellos creas una especie de relación, pero no todos te aportan lo mismo”. Lo que quiere subrayar esta pareja de poliamorosos es que toda relación es válida. “Hay que dejarse de lo que piense la sociedad, dejarse de relacionar o de vivir por el miedo y hacerlo por el amor”, recalcan. 

Búsqueda de nuevas realidades

Hoy en día la aparición de novedosos tipos de relaciones amorosas se asocia con una menor represión, tanto cultural como social. “Esa menor coerción sobre la desviación a la norma se debe a que las estructuras sociales han relajado la presión por la homogeneización que existía en las sociedades industriales (modernas) cuyo pilar esencial era el individuo socialmente determinado y la familia”, afirma Urtzi Gorostiaga, profesor de Psicología en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). Se puede deducir que el orden social se ha visto afectado debido a que la homogeneidad ya no se entiende como necesaria; por ello, existe una emergencia bajo la que las personas tienden a explorar nuevas realidades e ideologías liberadoras preexistentes. Dicho de otra forma, los humanos ya no ven una única forma de amar, por lo que tienden a buscar nuevas maneras de experimentar.

Sobre los nuevos tipos de relaciones, Gorostiaga opina que “la búsqueda se debe a modelos culturales donde el valor supremo lo constituye la autonomía personal y donde cualquier constreñimiento de la libre voluntad a la hora de diseñar y experimentar la propia vida, particularmente en lo que se refiere al ámbito íntimo-privado, resulta disfuncional”. Es decir, la independencia de uno mismo es la pauta principal a la hora de comenzar una relación, por lo que una mínima restricción de esta resulta un inconveniente.

Formas de amar censuradas 

Por ende, se puede deducir que en la edad prehistórica no se concebía el amor en parejas como tal, por lo que la poligamia dominaba aquella época. A medida que pasaron los siglos, las parejas conformadas por dos personas fueron eclipsando todas las otras posibles formas de amar. La razón principal es que únicamente se lleva a la práctica lo que se entiende posible y deseable según las referencias socialmente validadas, por lo que otros tipos de relaciones diferentes a la “tradicional” se vieron censuradas. “Lo íntimo se torna político, como parte de un proceso liberador que si bien tiene origen en el individuo tendría por objetivo el desarrollo de nuevos modelos sociales y culturales”, subraya Gorostiaga.

No cabe despreciar el valor de estabilidad y reconocimiento de las demás relaciones “tradicionales”, que tienen el mismo objetivo que el resto de relaciones amorosas: encontrar la armonía. Sin embargo, lo determinante es que en el momento en el que se da el conflicto solo caben como solución: la frustración o la consumación. Varias investigaciones han comprobado que muchas de las parejas monógamas que terminaron su relación podrían haberla reconstruido de otra manera y haber conseguido ser felices. El investigador de la UPV/EHU estima que cuando la experiencia vital entra en conflicto con la prohibición o desvalor de una norma convencional, la voluntad individual prevalece sobre el designio de lo convencionalmente fijado por la sociedad.

Lo íntimo se torna político, como parte de un proceso liberador que si bien tiene origen en el individuo tendría por objetivo el desarrollo de nuevos modelos sociales y culturales

2022. Portugalete. Leire y Amaia cumplen su segundo aniversario como pareja. Aunque ni su entorno más cercano confiaba en ellas, están demostrando que esto no es una moda pasajera. Las parejas abiertas, poliamorosas y otros tipos de relaciones amorosas fuera de lo convencional tienen algo en común: la libertad de amar de manera honesta.

2013. Portugalete. Primero de la ESO. Dos niñas de 12 años cruzan sus miradas por primera vez. En ese momento comenzaría una relación entre dos desconocidas que con el paso del tiempo se convertiría en algo más que una simple amistad. 2020. Tras una noche de verano, bajo la luz de la luna llena, todo cambia. Lo que era una relación de amigas, da un paso más allá. Leire y Amaia deciden empezar una relación monógama. Pero, después de unos meses, ven necesario integrar un matiz: la relación pasaría a ser abierta. ¿Qué significa esto? A partir de ahora ambas podrían tener relaciones íntimas fuera de la pareja sin que sea considerado una infidelidad. 

“Te van a reemplazar”. “No te quiere de verdad”. “Vuestro amor se está acabando”. “Solo sirve para ponerte los cuernos legalmente”. Estas son tan solo algunas de las numerosas pullas que han recibido Leire y Amaia a lo largo de su relación. El miedo al reemplazo existe en todas las relaciones, sobre todo si es una persona con baja autoestima que tiende a menospreciarse. “Una de las aptitudes necesarias para formar parte de este tipo de relaciones es ser una persona que se valore a sí misma”, indica Leire. Además, afirma que “la clave” está en saber que ha encontrado en ti algo que en nadie más ha descubierto.