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Gastronomía privada contraria a la voluntad popular y al medio ambiente
El estudio de arquitectura BIG, con delegación en la ciudad de Barcelona, fue el ganador del concurso para proyectar un nuevo edificio en la ciudad de San Sebastián (País Vasco), con una propuesta cuyo lema era “Olatuen bidea-Camino de las Olas”. Este proyecto fue promovido por la Fundación Basque Culinary Center, adscrita a la Universidad de Mondragón y es identificado como GOe (Gastronomic Open Ecosystem).
Podemos contextualizar este artículo, aunque obviamente este apartado no es responsabilidad del BIG, con la actuación del Basque Culinary Center en San Sebastián. Así, esta entidad levanta su primer edificio en nuestra ciudad en 2011, gracias a las subvenciones públicas y cesión de una parcela por parte del Ayuntamiento de la ciudad. Este primer centro abogaba por la investigación, innovación e impartición de un grado universitario. Esta actividad se ve complementada con la explotación de un restaurante y el incremento de másteres y cursos especializados. Sin lugar a dudas este importante apoyo público contrasta con la gestión privada y las tarifas que responden a criterios de mercado.
El segundo centro, denominado LABe (Digital Gastronomy Lab), se constituía como un laboratorio de innovación abierta y gastronomía digital. Nuevamente las obras y adecuación del espacio corrieron mayoritariamente a costa del erario y paralelamente se abre un nuevo restaurante. Seis años después la actividad ha prácticamente desaparecido y únicamente sobrevive el restaurante.
Finalmente este nuevo proyecto de Gastronomic Open Ecosystem, en el que ha colaborado el BIG, la aportación pública es más elevada. 26 millones de inversión, de los que 24 provienen de instituciones públicas, y la cesión de una parcela a 75 años cuyo valor edificatorio superaría los 60 millones de euros.
La conclusión tras esta colonización urbana del Basque Culinary Center en San Sebastián responde a una estrategia de Universidad privada tradicional con financiación en su cuasi totalidad pública, que se esconde y proyecta alineándose con las modas conceptuales y una potente estrategia de marketing. Paralelamente a este cuestionamiento debemos destacar el emplazamiento de este nuevo edificio y sus afecciones al medio ambiente y en contra de los intereses de los vecinos del barrio. En términos visuales son muy significativas las dos imágenes sobre el estado anterior del espacio y el futuro proyectado por Bjarke Ingels.
Antiguamente existía un pequeño bosque urbano integrado por árboles que satisfacía las necesidades de los habitantes, siendo el único parque que disponía el barrio de Gros. El diseño de la nueva edificación ha conllevado la tala de más de cien árboles que serán sustituidos por una cubierta vegetal de arbustos, vivaces y gramíneas, eso sí, utilizándose la ampulosa terminología conceptual del Basque Culinary Center “infraestructura ecológica coherente, diversa, funcional, que refuerza la conectividad ecológica”.
Esta sustitución de arbolado por arbustos y su desarrollo y mantenimiento futuro pone en duda la viabilidad del proyecto, al que se une una prolongada pendiente que debe salvarse con escaleras. En este sentido, podemos señalar las movilizaciones vecinales en contra del proyecto: diversas manifestaciones, actos reivindicativos, alegaciones presentadas, demandas interpuestas y hasta una votación popular, que contó con una participación de 6.500 personas que mayoritariamente se posicionaron en contra del proyecto.
Somos conscientes de los contactos mantenidos por parte del BIG con renombrados chefs del restaurante danés Noma, para disponer de una visión funcional del nuevo edificio adecuado a la especifidad sectorial de los usuarios, pero desgraciadamente estos sondeos no recabaron información local sobre el rechazo mayoritario de los vecinos del barrio y especialmente la tala de más cien árboles en el único parque con masa forestal urbana que contaba el barrio.
Tras esta exposición se esconde la reflexión de cómo un estudio de arquitectura local tan renombrado internacionalmente como BIG, localizado en Copenhague, considerada la capital vede del mundo, y en Dinamarca, que en su estrategia prevé plantar más de 1.000 millones de árboles en los próximos 20 años, puede colaborar en un proyecto como el Gastronomic Open Ecosystem.