El lehendakari, Imanol Pradales, ha contrapuesto en un desayuno en un céntrico hotel de Madrid la “estabilidad” de Euskadi en contraposición con las convulsiones de la política española. Sin embargo, a su regreso se ha encontrado con que el incendio entre los dos socios de la coalición, PNV y PSE-EE, está cogiendo cada vez más intensidad desde que prendiera hace una semana cuando los nacionalistas se apoyaron en EH Bildu para sacar adelante una propuesta propia de reforma legal para blindar las exigencias de euskera en las convocatorias públicas y, al tiempo, posibilitaran a su vez la tramitación de otra de la formación abertzale. La oposición asiste expectante al cruce de reproches.
Este miércoles, en la escalada dialéctica entre nacionalistas y socialistas se han conocido dos nuevos hechos. Por un lado, se ha confirmado que la mayoría que tiene el Gobierno en el Parlamento Vasco volverá a desactivarse próximamente cuando se discuta sobre el centro de refugiados que el Estado construye en el barrio de Arana de Vitoria. El PNV reclamará la paralización y el PSE-EE sí lo defenderá. En realidad, el PNV ya apoyó una propuesta similar del PP hace unos días en Vitoria. Por otro lado, el vicelehendakari y cabeza de la parte socialista del Ejecutivo, Mikel Torres, ha publicado en X un largo texto en el que defiende la libertad del PSE-EE de “disentir” dentro del Ejecutivo y en el que muestra su malestar por unos comentarios de su compañero Bingen Zupiria en Euskadi Irratia sobre la posición de sus colegas socialistas.
Es evidente que desde que Eneko Andueza dirige a los socialistas vascos su perfil es más combativo hacia el PNV que el de su predecesora, Idoia Mendia. Además, quiso expresamente no ser él el vicelehendakari con Pradales para poder tener aún más libertad. Pero también se ha notado un cambio de relación desde que Andoni Ortuzar dejó paso a Aitor Esteban, a comienzos de este año. Ortuzar y Andueza, detrás de los focos, tenían buena sintonía. Ya en primavera ambos partidos chocaron de un modo fuerte. Finalmente, todo se resolvió y el lehendakari diagnosticó que había sido un “catarro” que se superó con un poco de “paracetamol”. Hasta se vio juntos a Esteban y Andueza presentando una iniciativa compartida en el asunto que, quizás, más les ha enfrentado en la historia reciente, la vivienda.
Sin embargo, con el cambio de estación después del verano han vuelto los síntomas catarrales. El euskera ha sido el detonante, sí, pero se repiten diferencias en materia migratoria, como es el caso de Arana, o de nuevo en temas de vivienda. Por ejemplo, dos consejeros del PNV, Nerea Melgosa y Noël D'Anjou, presentaron sin el titular de Vivienda, el socialista Denis Itxaso, el programa de avales para la adquisición de una casa en propiedad.
En las últimas horas, la cadena de agravios ha ido sumando eslabones y Andueza llegó a decir, por segunda vez en lo que va de legislatura (ni año y medio) que tiene dudas de la voluntad del PNV de gobernar en coalición con ellos. El todavía alcalde de Donostia, Eneko Goia, le llamó “ahobero” ('charlatán', en euskera) y el de Bilbao, Juan María Aburto, le vio hechuras de jefe de la oposición más que de socio. Finalmente, Esteban publicó en redes un vídeo acusando a su socio de generar “tensión” y de mantener un papel “retador”.
Pero el asunto no ha quedado ahí. Ha habido más declaraciones en uno y otro lado. Y ahí se encuadran las palabras de Bingen Zupiria, que ha explicado que los consejeros del PNV no tienen “responsabilidades en el partido” y que solamente se deben al programa de Gobierno compartido mientras que hay colegas de la parte socialista que, a la vez, tienen “deberes” de su secretario general, por lo que supuestamente se ven más “incomodados” por Andueza. Era una velada referencia a Mikel Torres, que es también secretario general en Bizkaia, y a Javier Hurtado, que ocupa ese cargo en Álava.
En el que ha sido su posicionamiento político más relevante desde que llegó al cargo al margen de sus áreas, las de Economía, Trabajo y Empleo, el vicelehendakari Torres ha señalado que están “muy satisfechos” con Andueza. “No experimentamos, por tanto, ninguna incomodidad cuando nuestro secretario general, Eneko Andueza, traslada una posición política sobre cualquier asunto. Yo mismo, como vicelehendakari, y mis compañeros y compañeras socialistas en el Consejo de Gobierno, sí nos sentimos incómodos cuando parece que se pretende negar al Partido Socialista su capacidad para tomar decisiones, manifestar un criterio propio, defender consensos alcanzados hace no tanto o, simplemente, disentir”, ha indicado.
Y ha añadido: “Que nuestro socio de Gobierno, el PNV, trate de perjudicar la imagen de nuestro secretario general nos resulta doloroso, por injusto. Pero que esas voces procedan, precisamente, del propio Consejo de Gobierno, no es de recibo. No es la primera vez que se pretende sugerir algo así, pero resulta evidente que el consejero Bingen Zupiria no ha estado acertado en sus declaraciones de hoy”. A los pocos minutos, Hurtado y las consejeras María Jesús San José y Susana García Chueca ya lo habían retuiteado.
Una enmienda fuera de plazo
La consejera-portavoz de Pradales, María Ubarretxena, con mucho más peso que la vicelehendakari del PNV, Ibone Bengoetxea, intentó recalcar que hay un Gobierno unido y que todos sus integrantes duermen con el programa conjunto “en la mesilla de noche”. Ese acuerdo de 2024 -o al menos su versión pública- no recoge el régimen de funcionamiento de la coalición pero otros anteriores sí exigían que PNV y PSE-EE habían de operar de la mano en el Parlamento salvo en temas muy concretos, esencialmente los relacionados con cuestiones nacionales. Eso no se cumplió con el euskera y no volverá a cumplirse con el centro de refugiados de Arana.
Y es que, a una iniciativa del PP, nacionalistas y socialistas han decidido responder en solitario con enmiendas diferentes y de sentido contrario. En sentido estricto, quien ha ido primero al registro ha sido el PSE-EE. Ha sido cuando pasaban cinco segundos a las 11.57 horas de este miércoles, es decir, a escasos minutos de que a mediodía se cerrara el plazo. El texto plantea rechazar discursos racistas y xenófobos. Después lo ha hecho el PNV, pero unos segundos después de cerrado el plazo. En concreto, el registro consta a las 12.00 horas y 13 segundos. La Mesa deberá determinar si es un escrito válido. En él, los nacionalistas “rechazan” y “solicitan la paralización” del “macrocentro” por ser “contrario al modelo vasco”. Nada ha cambiado entre quienes se oponen después de que los socialistas plantearan reducir las plazas de 350 a 200.