Vitoria repasa el papel de las víctimas de ETA en el cine y la televisión, desde meros figurantes hasta protagonistas
Una exposición del Memorial de Víctimas, comisariada por el historiador Santiago de Pablo, recupera la maqueta de 'Operación Ogro' y analiza cómo el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco supuso un viraje inmediato en la forma de representar a las víctimas
Maqueta de Emilio Ruiz del Río para la representación del asesinato a manos de ETA de Luis Carrero Blanco en la película 'Operación Ogro' ELDIARIO.ES/EUSKADI
Una de las maquetas que se usaron para ambientar el asesinato a manos de ETA del almirante Luis Carrero Blanco en la película de 1979 'Operación Ogro', que ha salido por primera vez de Madrid y que por primera vez se expone al público, puede visitarse desde este viernes y hasta el mes de abril en el Memorial de Víctimas del Terrorismo de Vitoria. Forma parte de una muestra cuyo comisario es el historiador Santiago de Pablo, que, como ha explicado este viernes en la apertura oficial de la exposición, explora la evolución del papel que han desempeñado tanto en la gran pantalla como en la pequeña las víctimas de ETA, tanto los asesinados como los allegados de aquellos a los que la banda terrorista arrebató la vida: desde unas primeras representaciones en las que los muertos no pasaban de meros figurantes que apenas aparecían en el momento del crimen hacia un progresivo reconocimiento y ya en los últimos años un papel central en las historias.
Las representaciones cinematográficas del terrorismo de ETA, que empezaron a sucederse con la llegada de la Transición, dieron la espalda en un primer momento a las víctimas. Del asesinato de Carrero Blanco, quedó grabada en el imaginario colectivo la imagen del coche volando por los aires tal y como se pudo ver en las pantallas con la 'Operación Ogro' de Gillo Pontecorvo. En la exposición, ya se explica que el director ofrecía el contraste entre una ETA 'buena' que había plantado cara a la dictadura franquista y otra 'mala' que no acataba lo que suponía el comienzo de la Transición. “El filme no profundizaba en la figura de Carrero Blanco y las otras dos víctimas mortales ni siquiera se mencionaban”, se subraya en los paneles que van guiando al visitante por la sala del Memorial en la que se despliega la exposición. Titulada 'De figurantes a protagonistas: las víctimas de ETA en el cine', puede visitarse en Vitoria hasta abril.
Cartel promocional de 'Ander eta Yul', la primera película sobre ETA dirigida por una mujer ELDIARIO.ES/EUSKADI
En la presentación de la exposición han acompañado a Santiago de Pablo tanto el director del Memorial, Florencio Domínguez, como Valeria Camporesi, que desde comienzos de 2023 está al frente de la Filmoteca Española. Esta institución ha cedido algunos de sus fondos para la preparación de la exposición, entre los que destaca una de las reconstrucciones que de la calle de Claudio Coello hizo el decorador y maquetista Emilio Ruiz del Río para la filmación de 'Operación Ogro'. “Es una oportunidad maravillosa de contextualizar. Se repite en ocasiones lo de que una imagen vale más que mil palabras, pero todas las palabras necesitan de un contexto y de personas de valía que les extraigan el significado”, ha subrayado Camporesi. Ha reconocido que la exposición de Vitoria es una ocasión propicia para sacar de Madrid una de las dos maquetas, aunque otra todavía está pendiente de restauración. “No es fácil encontrar los recursos. Cuesta reconocer su importancia y destinar la atención que probablemente merecen”, ha lamentado.
Títeres empleados en la película 'El viaje de Arián', del año 2000 ELDIARIO.ES/EUSKADI
¿Cuál es el sentido de la exposición que se puede visitar ahora en Vitoria? “Los historiadores nos dedicamos a hacer libros con muchas notas a pie de página, pero es importante también divulgar y que nuestro conocimiento llegue a personas que no van a leer libros de investigación. No es una exposición para disfrutar por el tema que aborda, pero hace posible que se interese por el asunto gente que de otra forma quizá ni se acercaría al Memorial. Partiendo del cine, puede ver el resto y enterarse más a fondo”, ha explicado De Pablo, que es catedrático de Historia Contemporánea de la UPV/EHU y autor de obras como 'Las raíces de un cáncer: historia y memoria de la primera ETA (1959-1973)'. “Ahora que se habla de que hay una batalla por el relato, una exposición puede brindar un relato cercano a la historia”, ha incidido.
“Mero producto de la represión franquista”
En los años del plomo, con el trasfondo del elevado número de atentados terroristas perpetrados por ETA, la banda hizo frecuentes apariciones en la gran pantalla. Destacó entonces Imanol Uribe con 'El proceso de Burgos' de 1979 y 'La fuga de Segovia' de 1981. “En ambos casos, los etarras aparecían como víctimas de la dictadura, obviando las consecuencias de sus actos”, se apunta en los paneles de la exhibición comisariada por De Pablo.
Esta inercia se mantuvo a lo largo de la década de 1980. “Siguieron estrenándose un buen número de películas sobre ETA. Se fue notando una mayor variedad de enfoques, aunque el cine parecía seguir lastrado por una tendencia a ver a ETA como un mero producto de la represión franquista o de los excesos policiales, hasta el punto de que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado a veces parecían peores que los etarras”, se recuerda. Santiago de Pablo ilustra esto con una sentencia: “En los años del plomo, las víctimas de la dictadura prácticamente no aparecían y solo lo hacían en el momento de ser asesinadas”. Meros figurantes para el momento del crimen. Son de esta época filmes como 'Euskadi Estatutik at', de Arthur MacCaig; 'Los reporteros', de Iñaki Aizpuru; 'Ehun metro', de Alfonso Ungría; 'Días de humo', de Antxon Eceiza, y 'Goma 2', de José Antonio de la Loma. “En el cine de la Transición, se ve a los miembros de ETA romantizados como luchadores contra Franco o simplemente llevados por el destino. Pero no es el destino, sino que son decisiones humanas”, ha matizado De Pablo.
La moto Sanglas empleada en la serie 'La línea invisible' para representar el primer asesinato de ETA, el del guardiacivil José Pardines ELDIARIO.ES/EUSKADI
En los años noventa se impuso, según el recorrido histórico trazado por Santiago de Pablo, un “cierto temor a implicarse”, con cineastas que “parecían incapaces de enfrentarse a un problema enquistado”. El cambio no llegó hasta el filo del nuevo milenio, con el secuestro y posterior asesinato a manos de ETA de Miguel Ángel Blanco, concejal del PP en Ermua. Y ese cambio quedó plasmado de forma meridiana en unas declaraciones hechas por Daniel Calparsoro, director de 'A ciegas', un largometraje que comenzó a rodarse antes del secuestro y asesinato y cuyo estreno se produjo ya después. Según De Pablo, en las declaraciones del director ante los medios de comunicación se vio su acelerada transición desde una visión de lo que sucedía en Euskadi como algo “confuso” y “convulso” hasta la transmisión de un mensaje claro en contra del terrorismo. “Es un cambio no solamente del cine, sino también de la sociedad, que ha evolucionado del silencio a una mayor acogida. El cine refleja lo que pasa en la sociedad, pero también influye en ella”, ha sostenido De Pablo.
A esa cada vez mayor sensibilidad del séptimo arte con las víctimas de ETA —con películas como 'El viaje de Arián', de Eduard Bosch', y 'Yoyes', de Helena Taberna, que ficciona la historia real de la exdirigente asesinada por la propia ETA por alejarse de la disciplina de la banda— se unió, asimismo, la proliferación de documentales que ahondaban en la historia de las víctimas. Con 'Asesinato en febrero', Eterio Ortega puso el foco sobre el asesinato del político socialista Fernando Buesa y su escolta Jorge Díez Elorza, mientras que Iñaki Arteta dio luz en 'Trece entre mil' a trece víctimas del terrorismo olvidadas.
Matrículas usadas en filmografía sobre ETA ELDIARIO.ES/EUSKADI
La exposición está plagada de 'atrezzo' de películas y más recientemente series que han versado sobre ETA y sus víctimas. Además de las maquetas de 'Operación Ogro', puede verse también la moto Sanglas con la que se representó en 'La línea invisible' el asesinato del guardia civil José Pardines, el primero de ETA, en 1978. A unos pocos metros, procedente del museo de la Guardia Civil, hay una representación con pequeñas figuras del momento del asesinato del agente. En una vitrina, descansa el guion de 'Ander eta Yul', dirigida en 1989 por Ana Díez y, por tanto, la primera película de esta temática dirigida por una mujer. No es el único guion, pues hay otros, todos ellos con notas de los respectivos directores. Del techo cuelgan las marionetas que se emplearon en 'El viaje de Arián' de Eduard Bosch, que sigue los pasos de una joven que va sumiéndose en los ambientes de la izquierda abertzale hasta acabar formando parte de un comando de ETA.
Panel con un abundante número de películas que versan sobre ETA EUROPA PRESS
Las películas y series en la que ETA ha tenido un papel, ya sea protagónico o secundario, no son pocas. “En ocasiones ha faltado calidad cinematográfica, en otras una mirada ética y en otras que triunfaran comercialmente”, ha resumido De Pablo. En un panel que coloniza el centro de la sala, se ven los carteles promocionales de muchas de ellas: 'La infiltrada', 'Beldurra', 'Gazta zati bat', 'Patria', 'La noche más larga', 'Impuros', 'Todos estamos invitados' e incluso 'Celda 211' y 'Ocho apellidos vascos'. “La historia de ETA ha sido tan trágica que sigue habiendo muchas historias que el cine o la televisión pueden llevar a la pantalla”, ha apostillado el historiador.
elDiario.es/Euskadi
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