El PSOE no apoyará la enmienda a la totalidad a los presupuestos autonómicos para 2026 presentada por Vox por “coherencia” con sus ideas y su trayectoria y porque no ve el debate parlamentario de este martes como “un juego de trileros”, como hace el PP.
“¿A alguien se le ocurriría razonable que el PSOE apoyara el enmienda de Vox?. ¿Desde qué motivación alguien puede pensar que el PSOE va a votar la enmienda de Vox”, ha planteado la portavoz del partido, Isabel Gil Rosiña, que ha recalcado que en el PP a lo mejor se piensan que los socialistas son “tan frívolos” como ellos.
Gil Rosiña ha adelantado que el PSOE defenderá mañana su alternativa y no ha querido manifestarse sobre lo que puede votar Vox a la enmienda a la totalidad de los socialistas. La diputada ha considerado que esta “legislatura fallida” se debe a la “inconsistencia, falta de liderazgo y poca autonomía” de la presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, que sigue las directrices que le marca el PP nacional.
Frente a ello, ha subrayado que “el PSOE ha estado en su sitio”, ha hecho una oposición útil y ha puesto el interés de Extremadura por delante para acordar los presupuestos de 2025, que de forma sorprendente retiró el PP.
Si el Gobierno regional hubiera tenido voluntad política de pedir ayuda, el PSOE estaba dispuesto otra vez a alcanzar acuerdos, ha apuntado.
En este sentido, Gil Rosiña ha recordado que los expresidentes socialistas Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Guillermo Fernández Vara también pasaron por situaciones difíciles, pero la salida no fue el “chantaje” y pedir a la oposición que retire las enmiendas, como se ha hecho ahora.
Un mes después de plantear el “chantaje” de, o presupuestos o adelanto electoral, “la sensación es que se pasó de frenada” y está en un callejón del que no sabe cómo salir, ha señalado.
La portavoz socialista ha asegurado que no había nuevos contactos con los populares y, sobre la reforma del Reglamento de la Asamblea para que las legislaturas duren cuatro años en caso de adelantar las elecciones, que fue rechazada el jueves por toda la oposición, ha dejado la cuestión jurídica para cuando llegue el momento.
En su opinión, querían “cambiar la reglas en mitad del partido”, en un nuevo “juego de trileros”.