Opinión

Regular los precios de la vivienda por ley

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“Todo está carísimo” “Vas al supermercado con 100 euros y casi no te traes nada”. “Hay productos básicos que se han convertido ya en un lujo…” Son algunas frases que oímos sistemáticamente cuando vamos a hacer la compra. La guerra de Ucrania disparó los precios de los alimentos, provocando que muchas familias españolas, y extremeñas, tuvieran que cambiar sus hábitos de consumo. Esta situación, que todavía padecemos, pero en menor medida, propició que el gobierno estatal pusiera encima de la mesa medidas para abaratar la cesta de la compra. Algunas de ellas, absolutamente insuficientes, porque todavía estamos padeciendo los altos precios, pero en aquel momento nadie puso el grito en el cielo porque se interviniera el libre mercado y se intentara limitar la especulación de bienes .

Sin embargo, ahora, cuando sufrimos una emergencia habitacional con escasos precedentes, hay sectores muy reaccionarios que no quieren oír ni hablar de limitar los beneficios extraordinarios que los rentistas, fondos de inversión, grandes propietarios, herederos y señoritos hacen de un derecho fundamental, como es el derecho a la vivienda.

Las derechas se están negando en redondo a regular el mercado en favor de la ciudadanía, y la muestra la tenemos precisamente aquí, en Extremadura, donde esta misma semana el PP de la señora Guardiola, junto con sus socios de extrema derecha, han aprobado una Ley de Medidas Fiscales para, supuestamente, facilitar el acceso a la vivienda. La realidad es que lo que han sacado adelante es una norma para que aquellos que viven de las rentas, y que se dedican a cazar los miércoles o jueves, puedan seguir haciéndose de oro con el esfuerzo de las familias mileuristas extremeñas.

Han aprobado un paquete de medidas para que los que están especulando con la vivienda en nuestra región, puedan seguir haciéndolo, y encima ganen más con ello, a costa de aligerar nuestras arcas públicas. Y para ello, han sacrificado la Ley de Memoria Democrática.

La principal víctima de sus delirios serán los valores democráticos y la memoria con los que nos hemos dotado todos y todas. Sin embargo, estoy convencida de que por mucho que carguen contra ella, no podrán borrar la memoria del pueblo extremeño, que no olvidará las atrocidades que cometieron sus antecesores. PP y Vox son los herederos de su horror, y no les da vergüenza demostrarlo.

La memoria democrática, como digo, es la gran víctima de sus delirios neoliberales. En su mundo de propietarios, se creen que en Extremadura todo el que quiera puede acceder a una vivienda, y el que no lo hace es porque no quiere. Sin embargo, la realidad es otra bien distinta. Tenemos los sueldos más bajos de todo el país. El precio de los alquileres se ha disparado en toda la región, especialmente en ciudades como Cáceres, Mérida, Badajoz o Plasencia. Solo un 13 por ciento de los jóvenes de 30 años es capaz de cumplir el sueño de independizarse. Y ante esto, las recetas que plantean son más regalos para los ricos.

Nosotras proponemos todo lo contrario. Que paguen más quienes más tienen, y que los precios de la vivienda se regulen por ley. Podría hacerse, si la señora Guardiola quisiera, mañana mismo. Solo tiene que aplicar la Ley de Vivienda estatal que permite declarar zonas tensionadas, donde se limita el incremento de los precios, y que ya está funcionando en lugares donde tenían serios problemas de vivienda como Barcelona. No quieren. Porque eso supone ponerse en frente de aquellos a los que sirven.

Y como la señora Guardiola, y sus secuaces de la extrema derecha, se han declarado insumisos a esa norma, nosotros planteamos que la declaración de zona tensionada se haga por ley. Por una de aquí, que se vea obligada a cumplir. Por eso, el pasado viernes registramos en la Asamblea de Extremadura una modificación de la Ley de Vivienda regional para que se puedan limitar los precios de la vivienda. Para facilitar la vida a las familias. Para que la juventud pueda comenzar a labrarse su propio futuro en condiciones dignas y decentes.

Hay un modelo diferente a los regalos fiscales del PP y Vox. Hay alternativas a la frivolidad impositiva de la señora Guardiola, que está demostrando cada día más que no ha venido a la política a mejorar la vida de las personas, sino a seguir engordando los bolsillos de los que más tienen. Y para ello, no tiene reparos en blanquear a la extrema derecha, aunque tenga que tirar a la basura la memoria, pisotear la bandera LGTBI, criminalizar a los migrantes o casi negar la violencia machista.

Sin embargo, el pueblo tiene memoria y no olvidará las afrentas de la señora Guardiola.