La Xunta fracasa en la gestión de la vuelta a la enseñanza secundaria arrastrada por su falta de previsión ante la segunda ola de coronavirus

Daniel Salgado

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El curso en la eduación secundaria gallega debería haber comenzado hoy, 16 de septiembre. No lo hará. Y eso que, al cierre de este texto, la Xunta de Galicia aún no había comunicado por vía oficial que el inicio se retrasa, por lo menos, una semana. Sí lo hizo a través de la prensa, que recogió las declaraciones del conselleiro del ramo, Román Rodríguez. Pero esta solo es la más reciente prueba de la improvisación y el caos con la que el Gobierno gallego gestiona el regreso a las aulas en Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional en medio de la segunda ola de coronavirus.

En el instituto Eduardo Pondal, de Santiago de Compostela, se han matriculado 575 alumnos. El cupo de profesorado que le corresponde es de 43 docentes. “Es una de las ratio de estudiantes por profesor más elevadas de la ciudad, sin duda”, explica su director, Óscar Couto. La peripecia del centro para cumplir con las cambiantes instrucciones de la Xunta y, además, garantizar la seguridad sanitaria en sus instalaciones sirve de ejemplo de cómo el Gobierno de Feijóo ha desantendido las necesidades de la enseñanza pública en los tiempos de la pandemia.

El 22 de julio, el Diario Oficial de Galicia (DOG) publicó el primero de los protocolos con los que regulaba la vuelta a los institutos. Prescribía un metro de distancia entre el estudiantado -sin hacer caso de las recomendaciones del ministerio, que prefería metro y medio- y no hacía obligatoria la mascarilla. Con esas medidas en mente, el instituto Pondal comenzó a diseñar su trabajo para el curso 2020-2021. Pero a finales de agosto, tras la conferencia sectorial sobre educación convocada por el ejecutivo central, la distancia entre alumnos quedó fijada en metro y media. Y la mascarilla se volvió obligatoria.

Para entonces, Feijóo y su ahora ex conselleira Carmen Pomar llevaban semanas de lamentos sobre la falta de un plan ministerial para la enseñanza. Lo que no parecían recordar era que las competencias exclusivas en educación son de la Xunta. Y que habían transcurrido meses sin que esta adoptase ninguna medida de calado para hacer frente a septiembre en los colegios y con el virus al acecho. De acuerdo a uno de sus modos de operar predilectos, Feijóo culpaba a otros de problemas que entraban dentro de su gestión. “No puede haber 17 protocolos distintos”, afirmaba, sin ni siqueira explicar sus razones para semejante afirmación.

El caso es que los institutos públicos se fueron arreglando de manera autónoma. Óscar Couto relata como, a partir del segundo protocolo -que consta en el DOG del 31 de agosto-, buscaron espacios dentro del centro Eduardo Pondal para poder cumplir con la nueva distancia prescrita. Se acogieron a una de las alternativas posibles, el desdoblamiento de grupos. Es decir, una misma clase recibiría la docencia partida en dos. Así, la biblioteca, el salón de actos o el laboratorio del instituto se transformaron en aulas. La metamorfosis la realizaron los conserjes y el equipo directivo a pulso. Ahora falta la otra parte: profesorado de refuerzo.

Según el plan del Pondal, necesitan nueve profesores para los cinco desdobles que proponen, cuatro en los cuatro cursos de ESO y uno en primero de Bachillerato. Los han solicitado a la Consellería de Educación, por el momento sin respuesta, a pesar de que el curso comenzaba hoy. Y es que el departamento que ahora dirige Román Rodríguez -Feijóo decidió cambiar de conselleiro en pleno tumulto preparatorio del inicio de curso- tampoco ha publicado todavía los resultados del concurso de adjudicación de destinos provisional. Ninguno de los docentes interinos o funcionarios con oposición aprobada pero en expectativa de destino sabe dónde trabajará en 2020-2021. A partir de la semana que viene.

Fuentes de la consellería aseguran que la publicación de esta lista es inminente, “dentro de esta semana”, pero no concretan más. En ella figurarán además los contratados de refuerzo por la situación de pandemia, señalaron los sucesivos responsables de Educación en la Xunta. Los sindicatos, sin embargo, no se fían: acusan a la consellería de vender como excepcional lo que es habitual, la reposición de profesorado y las variaciones en las unidades escolares. Lo que sí es seguro es que mientras la lista no aparezca, los cuadros de personal de los institutos están incompletos, la organización del curso es casi imposible, y la vida de los profesores interinos, en el alambre.

Feijóo descarga ahora la responsabilidad en los centros

El director del IES Eduardo Pondal es consciente de que la Xunta ultima un nuevo protocolo, el tercero en tres meses. Y que el texto posiblemente permita una nueva reducción de la distancia entre alumnos siempre y cuando haya una mampara por el medio, tal y como algunos inspectores ya han trasladado a los centros educativos. Couto no lo cree posible para el caso del Pndal, y así lo ha hecho público hace unos días toda la dirección del instituto en un comunicado. “Rechazamos la idea de las mamparas por la imposibilidad como centro para gestionar la compra e instalación de las mismas para el comienzo del curso, pues necesitaríamos más de 630 y el curso comienza en diez días”, resumía la nota.

Óscar Couto se remite, finalmente, a informaciones oficiosas emanadas de la consellería. Según transmitieron portavoces del departamento al periódico La Voz de Galicia, los centros educativos tendrán “libertad” para organizarse y decidir si combinan desdoblamientos, turnos de tarde o teledocencia. “Dentro de esa libertad, nuestro centro quiere desdoble con refuerzo de profesorado”, indica Couto. La Xunta ha pasado en menos de un mes de criticar al Ministerio de Educación por no imponer un “protocolo único para toda España” a, al menos de palabra, ceder toda la autonomía los equipos directivos de los centros

Que el desconcierto y el descontento crece en la comunidad educativa es algo que el propio Feijóo admitió implícitamente al relevar a Carmen Pomar al frente de la consellería y hacerlo en un momento tan delicado como el comienzo de curso. Los sindicatos han recogido el malestar y convocado concentraciones para esta tarde, a las siete, y huelga para el día 23, cuando en teoría finalmente abrirán las aulas. En teoría, porque de momento no existe comunicación oficial. Lo que sí es oficial es que equipos directivos de algunos institutos han dimitido en bloque, según informa Praza Pública. Y que el PP ha anunciado que Román Rodríguez comparecerá en el Parlamento para dar explicaciones sobre la situación. No será en el primer pleno, cuya orden del día se publicó hoy y en ella no figura.