Más de tres años después de la publicación de la canción, la Xunta ha decidido dedicar 45.000 euros a subvencionar a dedo el videoclip de Galicia tiene flow, el tema que cierra el disco El viaje que nunca acaba del músico Teo Cardalda, antiguo integrante de Golpes Bajos y de Cómplices, el dúo con el que protagonizará el audiovisual. El contrato con la Agencia de Turismo de Galicia, negociado y sin publicidad, es —hasta ahora— el corolario de un conjunto de despropósitos del Gobierno gallego en su afán de promocionar la imagen de la comunidad en el exterior y que, como éste, salieron mal, a pesar de contar con nombres como los de Ronaldinho o Enrique Iglesias.
El tema, subido a youtube el 6 de mayo del 2022 con la imagen fija de la carátula del disco —un recorrido por sus cuarenta años de carrera, con homenajes a artistas como Bowie, los Beatles o Antonio Vega y un puñado de temas inéditos—, acumulaba este viernes tres mil reproducciones y una treintena de comentarios. Todos ellos son posteriores al 15 de octubre, cuando Nós Diario desveló la contratación. “Describir a tu tierra de esa manera, eso sí que son 'Golpes Bajos'”, “Qué vergüenza” o “Qué esperpento”, son algunos de los que se pueden reproducir sin herir sensibilidades.
El estado de ánimo de esos internautas refleja la polémica levantada por el respaldo de la Xunta al rodaje de un videoclip para una canción que, además de estar escrita en castellano, ofrece una imagen de Galicia que ha encontrado una legión de detractores. Algunos de los versos que han corrido como la pólvora en redes sociales o grupos de whatsapp han sido “Galicia es Inditex y Rosalía” o “Galicia es Abanca y es Fariña”.
El estribillo, entre golpes de bajo y gemidos guturales, afirma: “Aquí somos finisterres, desertores del arado / Emigrantes de ida y vuelta, quizás nos falta una tuerca / Aquí nunca pasa nada, salvo la Santa Compaña / Se ve desde Ponferrada, un incendio en tu mirada”. El último verso, tras un verano en el que Galicia ha sufrido peor oleada de fuegos de su historia, ha sentado especialmente mal en las redes. Pero, claro, quién iba a saberlo hace tres años...
Por si faltasen tópicos, la letra continúa:“Galicia es una lata de conservas, el reino del marisco y el buen tiempo”. Entre otros símbolos de la comunidad, aparcen también el actor Luís Tosar o la marca de ropa Bimba y Lola. Por no faltar, no falta ni el autohomenaje: “Galicia es Milladoiro y Golpes Bajos”, llega a cantar.
En 1987, dos años después de la disolución de la banda que lideraba junto a Germán Coppini, Cardalda fundó Cómplices con su pareja, María Monsonís. Gracias a temas como Es por ti, el dúo gozó de gran éxito en el arranque de los años 90, un nivel de popularidad que nunca recuperó pero que les mantiene abiertas las puertas de los contratos públicos. En junio de 2021, la Diputación de Ourense —aún presidida por un Manuel Baltar que tardaría casi dos años en ser cazado por un radar a 215 km/h— les pagaba 18.000 euros, el máximo para un contrato menor, por otro videoclip, el de su canción Hombre lobo, inspirada en el licántropo gallego Manuel Blanco Romasanta.
“Se considera oportuno apoyar la propuesta hecha por el dúo musical Cómplices para grabar, dentro de su nuevo trabajo discográfico, el videoclip del tema principal en la Ribeira Sacra como contribución a la promoción de este importante recurso turístico”, aseguraba entonces el ente provincial para justificar el patrocinio. En el contrato con la Xunta para su nuevo audiovisual no se recoge ningún argumento. A preguntas de elDiario.es, un portavoz de Turismo se limitó a responder que utilizaron este procedimiento debido a “motivos relacionados con la exclusividad de los derechos de los artistas”. No hubo respuesta a cuáles fueron los motivos para la elección concreta de este tema.
“Dance, dance, dance, dance...”
Entre los patrocinios musicales para vender la imagen de Galicia en el exterior que más cuesta justificar, sigue ocupando un lugar de honor, por derecho propio, el clip de Noche y de día de Enrique Iglesias, al que la Xunta de Feijóo dedicó en 2015 302.500 euros. Lo hizo 22 años después de que su padre, Julio, recibiese 300 millones de las antiguas pesetas (1,8 millones de euros) por ejercer como embajador del primer Xacobeo, el de 1993, un título que coronó con un concierto ante 20.000 personas en el Monte do Gozo.
Dos décadas después, el vídeo de su hijo se abría con 40 segundos de localizaciones gallegas —“a 7.500 euros el segundo”, contabilizaría Faro de Vigo—, entre las que destaca el aterrizaje en la Ciudad de la Cultura de un helicóptero del que descienden dos jóvenes con destino a una rave. Ésta no se celebra en un desierto, como la que inmortalizó Óliver Laxe en Sirat, sino en el monasterio medieval de Carboeiro (Silleda, Pontevedra), una ubicación que no se identifica en ningún momento. El único rótulo, al final de esa intro sin música de la que cualquier canal musical de la época podía prescindir, era el que ubicaba el conjunto: Galicia, España.
La polémica —como en este caso— llegó antes incluso de la publicación del vídeo, que la oposición consideraría un “escándalo” por su “sexismo” y no sólo por su coste. Feijóo defendía la inversión porque su objetivo, dijo entonces, era llegar a un público potencial de 600 millones de personas. “Es difícil encontrar un hecho con esta acreditación desde el punto de vista de dar a conocer un destino”, aseguraba en una de esas sentencias que ponen a prueba cualquier análisis sintáctico.
El ruido fue de tal volumen que llegó hasta Miami. Desde allí, la discográfica Universal Music respondía asegurando que la propuesta había partido del Gobierno gallego y que la subvención se destinó íntegramente a la producción del audiovisual, con lo que “contribuyó a dinamizar la economía del país gallego en tiempos de crisis”.
El vídeo acumula hoy, una década después, 188 millones de visualizaciones. Es difícil saber cuántas de las personas que lo vieron se decidieron a visitar Galicia, para comprobar si, efectivamente, “hay calor en la ciudad, hay calor en la bahía”, pero lo que está claro es que el paso de Iglesias Jr por Galicia no se ha olvidado. Todavía hoy, el grupo humorístico-musical De Vacas —una de cuyas componentes participó en aquella grabación— sigue utilizándolo para sus gags en directo.
Cuando Ronaldinho rompió la vidriera de la Catedral
En junio de 2004, cuatro meses antes del debut de Messi con el Barça, Ronaldinho era la mayor estrella del fútbol mundial. Por eso, la Xunta quiso contar con él para promocionar el primer Xacobeo del siglo XXI con un spot que se emitiría en los descansos de los partidos de la liga. Hoy, ese anuncio resulta casi imposible de encontrar; sin embargo, una rápida búsqueda en Google ofrece toda una cascada de resultados sobre lo que sucedió durante el rodaje, una escena que también ha quedado marcada en la memoria audiovisual de Galicia.
Ronaldinho venía de meterle dos goles al Deportivo en Riazor e hizo una pausa en Santiago para grabar en la Praza do Obradoiro. Uno de los puntos clave de aquel vídeo era el momento en el que el barcelonista ejecutaba una chilena en las escaleras de la catedral. Tras dos primeras tomas fallidas, el director pidió más intensidad al astro brasileño y éste se lo tomó al pie de la letra. Tanto que su chut rompio uno de los cristales de la vidriera de la fachada del templo. El público, que abarrotaba la plaza para ver los malabares del mejor jugador del mundo, lo recibió con un sonoro “ooooh” que dio paso a una sonora pitada.
No fue un gran daño al patrimonio. La pieza, de unos 20 x 30 centímetros, no tenía valor patrimonial y su coste apenas superaba el euro —“doscientas pesetas”, recogían las crónicas de la época, dieciocho meses después del cambio de moneda—, al que había que sumar la instalación del andamio, pero unos y otros insistían en que el seguro cubriría todo lo que fuese necesario. El que peor lo llevó, sin duda, fue el futbolista, al que se veía desolado y echándose las manos a la cabeza. Al final, como sucedió con la canción de Cardalda, la apuesta resultó viral, aunque no por los motivos que esperaba la Xunta.