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Los puertos de Balears han recibido entre enero y noviembre un total de 2,55 millones de cruceristas, una cifra que supera, con un mes de antelación, los 2,49 millones registrados en todo 2024. Los datos, incluidos en el último informe mensual de Puertos del Estado, confirman que el archipiélago continúa consolidándose como uno de los principales destinos de cruceros del Estado, pese a las crecientes críticas sociales y políticas al impacto de este modelo turístico.
El balance interanual refleja un aumento del 4,5% en el número de cruceristas respecto al mismo periodo del año anterior. Solo en el mes de noviembre llegaron a los puertos baleares 99.381 pasajeros, una cifra inferior a los 143.976 del mismo mes de 2024, lo que apunta a cierta moderación estacional tras un año de intensa actividad.
En cuanto al tráfico de buques, entre enero y noviembre han recalado en Balears 780 cruceros, un 2,9% más que en 2024. En noviembre fueron 43 barcos, frente a los 66 del mismo mes del año pasado. Pese a este descenso puntual, el acumulado anual mantiene a las islas como el segundo destino estatal en número de cruceros, solo por detrás de Barcelona.
Si se suman los pasajeros en régimen de transporte regular y los cruceristas, entre enero y noviembre han llegado a Baleares 9,59 millones de personas, lo que supone un descenso interanual del 0,8%. En noviembre se contabilizaron 405.715 pasajeros, casi 50.000 menos que el año anterior.
Desde hace años, vecinos, entidades ecologistas y partidos de izquierda critican que este modelo agrava la masificación que sufre Balears, principalmente en el centro de Palma, donde suelen registrarse aglomeraciones en puntos clave como la Catedral, el paseo del Born y las céntricas y estrechas calles del casco antiguo, contribuyendo al colapso de zonas ya saturadas. Estas mismas voces recriminan que los grandes buques continúan siendo una de las principales fuentes de contaminación en los puertos, además de agudizar la presión humana sobre el espacio urbano y generar un escaso retorno económico.
En 2022, el Govern y las principales navieras internacionales que operan en Balears -Costa Cruceros, MSC Cruceros, TUI Cruises, Royal Caribbean y Marella Cruises- rubricaron un acuerdo pionero a nivel estatal en aras a limitar el número de escalas frente al ingente crecimiento portuario experimentado en las últimas décadas.
El documento recoge que, desde ese año, únicamente pueden llegar en el mismo día a Palma un total de tres cruceros de más de 500 pasajeros, solo uno de los cuales puede superar los 5.000 viajeros, siempre que, en conjunto, no se superen los 8.500 cruceristas diarios. Los barcos con capacidad para menos de 500 viajeros quedan, de este modo, exentos de las restricciones.
De acuerdo al último informe de Puertos del Estado, España ha batido su récord histórico de cruceristas, con 13,1 millones de pasajeros entre enero y noviembre de 2025, un 10% más que en el mismo periodo de 2024. Balears concentra casi uno de cada cinco cruceristas que llegan a los puertos españoles, solo superada por Barcelona.
En paralelo, los puertos baleares han movido 16,5 millones de toneladas de mercancías en los primeros once meses del año, un 3,6% más que en 2024. La mayor parte corresponde a graneles líquidos, sólidos y mercancía general. Sin embargo, el número de buques mercantes ha descendido un 7,4% interanual, una tendencia que contrasta con el aumento de los cruceros.
El nuevo récord de cruceristas vuelve a situar sobre la mesa el debate de fondo: hasta qué punto Baleares puede seguir creciendo en turismo de cruceros. Mientras las autoridades portuarias destacan el peso económico del sector, los críticos advierten de que el archipiélago continúa avanzando hacia un modelo cada vez más intensivo, con beneficios concentrados y costes ambientales y sociales que, principalmente, recaen sobre la ciudadanía.