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El Brasil de Lula recupera protagonismo regional con la vuelta a la cumbre de América Latina y el Caribe

Ayelén Oliva

Buenos Aires —

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Brasil ha regresado este martes a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), el mecanismo de integración regional más amplio América Latina y el Caribe. Lo hace después de la decisión del expresidente Jair Bolsonaro de suspender en enero de 2020 su participación. Es la primera vez, desde su conformación en 2010, que participan los representantes de los 33 países de América Latina y el Caribe, entre ellos 15 jefes de Estado y de Gobierno.

La VII Cumbre de la Celac se reúne en Buenos Aires para debatir los próximos pasos de la política regional. “Vivimos en el continente más desigual del mundo. Por eso, debemos de una vez por todas encarar un proceso que nos lleve hacia la igualdad y hacia la justicia social en nuestras naciones”, dijo el presidente argentino, Alberto Fernández, en la apertura de la cumbre en Buenos Aires.

Para Fernández, la importancia del encuentro radica en atender las amenazas que enfrenta la democracia en la región. “La democracia está en riesgo. Después de la pandemia hemos visto cómo sectores de ultraderecha se han puesto de pie y están amenazando a cada uno de nuestros pueblos. Nosotros no debemos permitir es que esa derecha -recalcitrante y fascista- ponga en riesgo la institucionalidad de nuestros pueblos”.

El encuentro contó con la participación en calidad de observadores del representante de la Casa Blanca, el asesor especial del presidente Joe Biden para las Américas, Christopher Dodd y del presidente de China, Xi Jiping, que lo hará por medio de un vídeo grabado, según confirmó a este medio Cancillería argentina. Mientras que miembros de la Celac y la Unión Europea prevén reunirse el próximo 27 de julio en Bruselas, Bélgica.

La vuelta de Brasil

En la apertura de la cumbre, el presidente argentino pidió un aplauso para celebrar el retorno de Brasil. “Una Celac sin Brasil es una Celac mucho más vacía”, sintetizó Fernández. Luiz Inácio Lula da Silva llegó este domingo a Buenos Aires en su primera visita al exterior como presidente de Brasil en su tercer mandato. Después de una reunión bilateral con Alberto Fernández, que incluyó la firma de acuerdos y una felicitación por la Copa del Mundo, el presidente de Brasil aseguró que la moneda común es “algo que va a suceder”.

“El retorno de Brasil marca que habrá un espíritu diplomático distinto, con apego a resolución pacífica de conflicto y mediación en la región”, dice Bernabé Malacalza, doctor en Ciencias Sociales y profesor de Cooperación Internacional en la maestría en Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella. Para Malacalza, el retorno de Brasil, que define como “punto de partida”, simboliza la “la resurrección del espíritu multilateral regional”.

El canciller de Brasil en los años de Bolsonaro, Ernesto Araújo, llegó a decir en enero de 2020 que su país abandonaba el organismo debido a que se había convertido en un mecanismo que buscaba legitimar países con gobiernos autoritarios como Venezuela, Cuba y Nicaragua. “La Celac no venía teniendo resultados en la defensa de la democracia ni en ningún ámbito. Por el contrario, dio origen a regímenes no democráticos como los de Venezuela, Cuba, Nicaragua”, decía el excanciller. 

Para Alejandro Frenkel, doctor en Ciencias Sociales y profesor en la Universidad Nacional de San Martín de Argentina, el regreso de Brasil jerarquiza el mecanismo aunque despierta el interrogante sobre de qué manera Brasil conjugará la política regional en relación a Sudamérica y su vínculo con el resto de América Latina y el Caribe. “Brasil siempre priorizó América del Sur sobre América Latina o el Cono Sur como espacio geopolítico regional. Lula no fue la excepción. En este sentido, en la Celac, México viene teniendo un rol protagónico y la política de Brasil implicó correr a México de la región”, explica Frenkel.

Después de tres años, el 12 de enero pasado, la Cancillería argentina recibió una carta de parte del embajador de Brasil, Reinaldo José de Almeida Salgado, donde oficializaba el retorno de su país a la comunidad regional. “El retorno de Brasil significa la salida de un aislamiento auto-inflingido y el retorno a una diplomacia regional que no debió haber abandonado”, explica Malacalza. “Es el fin de una política exterior de Bolsonaro absolutamente inédita que marcó la defección regional de Brasil, un país que por peso específico está destinado a ser protagonista de los espacios regionales”.

Moneda común

Luiz Inácio Lula da Silva y Alberto Fernández anunciaron que planean avanzar en un proyecto de moneda común. “Creo que va a suceder y creo que es necesario que suceda. Porque hay países que a veces tienen dificultades en adquirir dólares y se pueden establecer acuerdos que después, los bancos centrales fijen el tipo de cambio para hacer el intercambio comercial”, dijo el presidente de Brasil.

Pero más allá de la voluntad, todavía no hay precisiones sobre su implementación. “No sabemos cómo podría funcionar una moneda común entre Argentina y Brasil, y tampoco sabemos cómo funcionaría una moneda común en la región, pero lo que sí sabemos es cómo funcionan las economías dependiendo de monedas extranjeras, y sí sabemos lo nocivo de todo eso”, dijo el presidente argentino. 

El presidente de Venezuela, país suspendido del Mercosur, aseguró este lunes respalda la creación de una moneda común. “Venezuela está preparada y apoyamos la iniciativa de crear una moneda latinoamericana y caribeña”, dijo el presidente de Venezuela desde el Palacio de Miraflores, luego de encabezar una marcha contra las sanciones. 

Para Malacalza, la moneda común es pensar en un “gran salto” para una región que hoy está muy fragmentada y que ha perdido gravitación en el sistema internacional. “Pensar en un proyecto de moneda común es algo que hay que hacer en un organismo de integración, no en un espacio multilateral como Celac. Una moneda común supone cesión de soberanía y un banco central supranacional. Esto, si bien podría abordarse en el espacio del Mercosur, hoy resulta demasiado ambicioso”, analiza Malacalza. 

Tanto para los representantes de Brasil como Argentina, las ambiciones son más acotadas de lo que prometen los anuncios. De lo que se trata este anuncio es de un acuerdo de cooperación para garantizar el comercio exterior en tiempos en que Argentina no cuenta con suficientes reservas de dólares. “Se trata de una ampliación de una línea de crédito, que ya existe, y que hace trepar el plazo a los 366 días. Beneficia a las empresa brasileñas que acceden automáticamente a las importaciones desde Argentina y da ventajas a las empresas argentinas que podrá evitar las complicaciones de financiamiento”, dijo este lunes el ministro de Economía argentino, Sergio Massa, en una rueda de prensa conjunta con su par brasileño, Fernando Haddad. 

Para Frenkel, la propuesta de la moneda común fortalecería la integración no solo en materia económica sino que en la consolidar una identidad común, reduciría la dependencia del dólar y podría ayudar a resolver la inestabilidad macroeconómica Argentina, sobre todo en relación a lo monetario. “La contratará sería que los países perderían soberanía monetaria, lo cual ya se ve con el caso del Euro que puede traer problemas, sobre todo en las economías más pequeñas. Podría terminar por reproducir las asimetrías ya existentes”, explica Frenkel.

Maduro, ausente 

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, que había confirmado su participación en el encuentro debió suspender la asistencia ante un supuesto “plan de agresiones” contra su delegación. “En las últimas horas hemos sido informados de manera irrebatible de un plan elaborado en el seno de la derecha neofascista, cuyo objetivo es llevar a cabo una serie de agresiones en contra de nuestra delegación encabezada por el presidente”, apuntó en un comunicado el Ejecutivo venezolano. De todos modos, será el canciller Yván Gil quien asistirá al encuentro en Buenos Aires. 

El ministerio de Relaciones Exteriores argentino aseguró a este medio que la presencia de Maduro nunca había estado confirmada de manera oficial. Tampoco la del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ni la del mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador. Estos tres países estarán representados por sus cancilleres. Mientras que el presidente de Cuba, Miguel Mario Díaz-Canel, participará del encuentro. 

Para Malacalza, la importancia de la Celac radica en que es el único foro multilateral de diálogo, cooperación y concertación política del que participan todos los gobiernos de países de América Latina y el Caribe sin incluir a EEUU y Canadá. “Por lo tanto, es el espacio latinoamericano-caribeño por excelencia que comprende a todos los países de la región sin exclusiones. No es un mecanismo de integración sino de cooperación”, dice el profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, quien remarca que la Celac es un espacio que promueve el multilateralismo en lugar de la integración selectiva.

En la Cumbre de las Américas del 2022 en Los Ángeles, Alberto Fernández, en condición de presidente pro tempore de la Celac elevó una solicitud de un conjunto de países que cuestionaron la decisión de La Casa Blanca de no invitar los presidentes de Venezuela, Cuba y Nicaragua. La eventual participación de Maduro en la cumbre de la Celac había generado controversia en algunos sectores en Argentina y en otras delegaciones, debido a las denuncias por violaciones de los derechos humanos en el país. 

Además, para Frenkel, lo que corresponde a un país anfitrión es la invitación a todos los países miembros. “La CELAC tiene una Declaración Especial sobre la Defensa de la Democracia, pero nunca fue invocada y además requeriría el consenso de los demás países, por lo que decidir unilateralmente no invitar a un país miembro sería un error diplomático y atentaría contra la forma en que funciona el mecanismo desde su creación”, asegura el investigador de la Universidad Nacional de San Martín. “La controversia por la presencia de Maduro y otros presidentes no democráticos tiene más que ver con la política doméstica partidaria que con un asunto regional”.