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Petróleo, indultos y ejecuciones: todo lo que Trump quiere dejar atado y bien atado antes de irse

Donald Trump sigue manteniendo públicamente la ficción de que se va a anular el resultado electoral y podrá seguir en la Casa Blanca cuatro años más. Sin embargo, de puertas adentro, su gobierno actúa de un modo mucho más frío, eficiente y realista. Sus altos cargos saben que, salvo milagro, el próximo 20 de enero habrá una nueva administración y que estas semanas son su última oportunidad para tomar algunas decisiones.

El próximo día de Reyes, por ejemplo, la Administración Trump sacará a concurso los derechos de explotación para perforar en busca de petróleo en la Reserva Nacional de Vida Salvaje del Ártico, un inmenso espacio natural tan grande como toda la comunidad de Castilla-La Mancha en el que viven especies en peligro como los osos polares. Después de seis décadas de protección de la región, el Gobierno de Trump ha acelerado el proceso para conceder los permisos a las petroleras antes de que llegue Biden.

No es el único regalo a las empresas contaminantes que Trump planea para la recta final de su mandato. Desde las elecciones ha eliminado una norma aprobada por Obama que obligaba a la gran industria petrolera, química o del carbón a tener disponibles fondos para pagar la factura si provocan vertidos u otros desastres naturales. También ha relajado las exigencias a las aerolíneas y ha suprimido la necesidad de hacer algunos informes de impacto medioambiental.

¿Puede Trump indultarse a sí mismo preventivamente?

Los indultos siempre son uno de los asuntos más comentados del final de una presidencia, pero rara vez se había hablado de la posibilidad de que un presidente se indultara a sí mismo. Ahora, los partidarios del presidente se lo piden y el propio Trump ha declarado que tiene “el derecho absoluto” a autoindultarse. Algunos expertos lo tienen bastante menos claro y señalan el informe del Departamento de Justicia que en 1974 declaró que Nixon no podía hacer lo mismo.

Es importante tener en cuenta que los poderes del presidente para indultar solo son posibles con delitos federales, no de los estados. Es decir, Trump no podría protegerse ni a sí mismo ni a sus hijos de investigaciones como la que lleva a cabo la Fiscalía de Nueva York sobre sus empresas. Lo que sí puede hacer es indultar preventivamente de cualquier responsabilidad federal a quien le parezca, incluida su familia, sin tener que detallar un delito u ofensa concreta. Cuando el presidente Ford indultó a su antecesor Nixon, lo hizo incluyendo expresamente todos los delitos federales “que haya cometido o pueda haber cometido o tomado parte”.  

El acelerón final de la pena de muerte

Hasta la llegada de Trump, hacía 17 años que el Gobierno federal de EEUU no ejecutaba a nadie. El presidente saliente no solo reactivó la pena de muerte, sino que ahora está dispuesto a ejecutar a un número récord de condenados antes de que Biden llegue a la Casa Blanca y tenga la posibilidad de conmutar alguna de las penas. Serán al menos cinco ejecuciones entre las elecciones y la toma de posesión del nuevo presidente. La última vez que se ejecutó a un reo durante el período de transición fue en la década de 1880.

Tradicionalmente, el presidente que deja el cargo solía no ejecutar condenados para dar a su sucesor la posibilidad de decidir sobre sus casos. Biden está en contra de la pena de muerte y se ha comprometido a intentar eliminarla durante su presidencia. Trump no solo no ha tenido este gesto sino que ha relajado las normas sobre ejecuciones después de perder las elecciones, posibilitando el regreso en algunos estados de la silla eléctrica o el pelotón de fusilamiento

Maniatando a Biden 

El presidente de Estados Unidos nunca está “en funciones” al estilo del presidente del Gobierno español tras unas elecciones. Trump tiene todos los poderes del cargo hasta el 20 de enero a mediodía y planea usarlos, aunque Biden puede anular cualquier decisión que su antecesor haya tomado por decreto desde el mismo momento en que tome posesión. Aún así, Trump le puede complicar mucho la vida.

El presidente saliente ya se ha planteado atacar a Irán en esta recta final, según informó The New York Times, complicando el regreso al acuerdo nuclear que propugna Biden. Parece que sus asesores le han convencido de que no lo haga. También quiere retirar tropas de Afganistán e Irak en un movimiento de difícil vuelta atrás. Además tiene previstas medidas de corte ideológico como recortar las ayudas sociales para comprar alimentos o eximir a ciertas entidades religiosas de cumplir la legislación contra la discriminación laboral.

En inmigración, donde las promesas de mano dura le ayudaron a llegar a la Casa Blanca en 2016, Trump quiere marcharse por la puerta grande. Dificultando aún más la obtención de la nacionalidad estadounidense, limitando la inmigración legal y reduciendo las ya escasas posibilidades de obtener asilo en EEUU.