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The Guardian en español

Polémica en Corea del Sur por sus ideas para hacer frente a la natalidad más baja del mundo

Una pareja mira a su bebé con sus hijas en casa en Seúl.

Raphael Rashid

Seúl (Corea del Sur) —

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En Corea del Sur, el país con la menor tasa de natalidad del mundo, la búsqueda de fórmulas para elevar el número de nacimientos es cada vez más desesperada. El país se esfuerza por darle la vuelta a una tendencia que corre el risego de abocarlo a un desastre económico.

Entre las propuestas surgidas en los últimos días figura la de eximir del servicio militar obligatorio a los hombres que tengan tres hijos o más antes de los 30 años, o conceder importantes desgravaciones fiscales a los padres en función del número de hijos que tengan.

Con la intención de aliviar a las familias de las tareas domésticas, una decena de legisladores ha presentado otra propuesta que permitiría trabajar en Corea del Sur a empleadas domésticas extranjeras por menos del salario mínimo.´

Estas medidas han indignado a amplios sectores de la sociedad surcoreana, que ven en ellas una forma de favorecer a los hombres en detrimento de las mujeres o de validar formas modernas de esclavitud. 

La búsqueda de nuevas ideas se produce en un momento en el que el país sigue lidiando con la tasa de natalidad más baja del mundo, que el año pasado alcanzó un nuevo récord.

“Las propuestas del gobierno no han tenido en cuenta las necesidades y perspectivas de las mujeres”, dice Kim Yun-jeong, de 31 años, diseñadora y profesora de arte de la provincia de Gyeonggi. “La brecha salarial entre hombres y mujeres en Corea sigue siendo relevante y las mujeres afrontan muchos más desafíos a la hora de conciliar la vida laboral y familiar”, explica.

Las activistas por los derechos de las mujeres critican la propuesta de exención del servicio militar obligatorio porque solo beneficia a los hombres. El problema, aseguran, no es la baja tasa de natalidad, sino la discriminación. “Lo que necesitamos no es la exención del servicio militar, sino una sociedad en la que la carrera profesional de las mujeres no se vea interrumpida y tampoco después de dar a luz [...] y en la que lo normal sea que los hombres compartan las tareas domésticas y el cuidado de los hijos”, escribieron en una declaración conjunta.

“Esclavitud moderna”

También ha habido divisiones en la opinión pública por el proyecto de ley que dejaría fuera de la regulación del salario mínimo a los trabajadores extranjeros. Cho Jung-hun, legislador del partido minoritario Transición Corea (uno de los integrantes del grupo que presentó el proyecto de ley), opina que Corea del Sur necesita una “solución realista para las generaciones más jóvenes, en las que las familias de doble ingreso son la norma”.

El proyecto de ley pone como modelo a Singapur, donde las trabajadoras domésticas extranjeras cobran hasta 10 veces menos que el salario medio, un sistema que ha sido criticado por abusos y explotación.

Los que defienden la propuesta argumentan que dar comida y techo ya es una mejora con relación a las condiciones que estos trabajadores pueden soportar en sus países de origen. El periódico conservador Chosun Ilbo ha respaldado el proyecto de ley. “En esta situación urgente, seremos aún más irresponsables si ni siquiera intentamos tomar medidas diferentes y audaces para el cuidado de los niños”, dijo el medio en un editorial.

El pequeño partido de la oposición Justicia calificó la medida como “esclavitud moderna” y un intento de “legalizar la discriminación racial”. Los sindicalistas la calificaron de “anacrónica”.

No es la primera vez que la baja natalidad del país despierta la polémica. En otra ocasión, el presidente Yoon Suk Yeol llegó a sugerir que el origen había que buscarlo en el feminismo. El presidente de la Asamblea Nacional, Kim Jin-pyo, apuntó a la homosexualidad, sugiriendo como solución las peligrosas terapias de conversión.

Antes de convertirse en ministro de Comercio, Lee Chang-yang sugirió aplicar una tasa a los hogares sin hijos y con capacidad económica. Hubo un gobierno municipal que fomentó matrimonios entre jóvenes estudiantes vietnamitas y solteros de zonas rurales a los que “se les había pasado la edad para casarse”.

16 años de políticas “fracasadas”

Aunque las últimas propuestas hayan suscitado críticas, lo cierto es que la presión sobre Corea del Sur para hacer frente a su tasa de natalidad en declive es cada vez mayor.

Se trata de un problema que agrava el desafío del envejecimiento de la población y que, según las previsiones, repercutirá negativamente en la economía, la mano de obra y la capacidad defensiva del país. El presidente Yoon ha exigido al Gobierno “medidas audaces y seguras” para atajar el problema. 

Se espera que la oficina del presidente anuncie en los próximos meses una estrategia de largo plazo. Su administración ya ha aumentado hasta 700.000 wones (unos 495 euros) la asignación mensual para padres con bebés de hasta un año. El próximo año esa cantidad aumentará hasta un millón de wones (unos 708 euros).

En una reunión celebrada el martes para abordar el tema, el presidente dijo que los 280 billones de wones (unos 200.000 millones de euros) gastados en los últimos 16 años para revertir al descenso de la natalidad han “fracasado”. También, que el asunto se “entrelazaba... con temas sociales” como el bienestar, la educación, el empleo, la vivienda y el deseo de las mujeres de ejercer actividades económicas.

Las organizaciones de defensa de los derechos laborales han constatado que casi la mitad de los trabajadores no hace uso del permiso parental garantizado en la ley por temor a perder su empleo, algo que se da especialmente entre los trabajadores vulnerables.

Corea del Sur tiene una de las jornadas laborales más largas de los países ricos y aparece sistemáticamente en las clasificaciones como uno de los peores lugares para la igualdad de oportunidades laborales entre hombres y mujeres.

El presidente Yoon se vio obligado a dar marcha atrás en una iniciativa reciente de aumentar hasta 69 horas la jornada semanal máxima por la fuerte oposición que la propuesta generó entre milenials y padres trabajadores que se preguntaban de dónde sacarían el tiempo para criar a un hijo.

Aun así, sigue habiendo dudas en torno a la eficacia del próximo paquete de medidas de Yoon para frenar la crisis de natalidad. En su análisis de las declaraciones hechas el martes por el presidente, el periódico Hankyoreh subrayó cómo las palabras “igualdad de género” habían brillado por su ausencia. “La respuesta a la baja natalidad será inevitablemente un esfuerzo inútil con un Gobierno cuya postura es contraria a la igualdad de género, que presiona para abolir el Ministerio de Igualdad de Género”, dijo el medio.

Traducción de Francisco de Zárate.

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