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Opinión - Un tercio de los españoles no entienden lo que leen. Por Rosa María Artal

Duch muestra su arrepentimiento

Rioja2

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Continúa en Camboya el juicio contra el ex director del principal centro de torturas de los Jemeres Rojos, Kaing Guek Eav, conocido como Duch, por la muerte de más de 14.000 personas durante el régimen maoísta de Pol Pot.

El abogado defensor de Duch ha afirmado ante el tribunal internacional sobre Camboya que su cliente “no tenía elección, mataba o le mataban”, y se vio obligado a operar como “una máquina obediente” del partido.

El propio procesado ha confesado un “insorportable remordimiento” por el asesinato de más de 14.000 personas en la prisión de la que era el máximo responsable. La Fiscalía ha pedido una condena de 40 años de prisión.

En los dos últimos días de declaraciones en el tribunal que juzga los crímenes de guerra, respaldado por Naciones Unidas, el abogado de Duch alegó que la vida de su cliente estaba en juego cuando ordenó el asesinato de más de 14.000 personas. “El acusado estuvo absolutamente en manos del partido y de hecho, él operó como una máquina, como una obediente máquina. Estaba en una situación donde no tenía elección, mataba o le mataban”, dijo su abogado, François Roux.

Un día después de que los fiscales pidiesen al tribunal que sentencie a Duch a 40 años de prisión, el abogado del carcelero solicitó al tribunal que se mostrarse indulgente con Duch, de 67 años, por que ha cooperado totalmente. “No queremos que nuestro cliente sea chivo expiatorio”, añadió.

“Sin Duch, el proceso no se hubiera desarrollado si él, como otros, hubiera decidido seguir en silencio”, declaró el abogado en la sala abarrotada con más de 600 personas, entre ellas supervivientes del régimen maoísta culpable de 1,7 millones de muertes.

Los cargos que se le imputan a Duch son los de “crímenes contra la humanidad, tortura, esclavitud, abusos sexuales y otros actos inhumanos”, como jefe de la prisión S-21 (más conocida como Tpul Sleng) durante el sangriento régimen de los Jemeres Rojos, que controlaron el país bajo el liderazgo de Pol Pot entre 1975 a 1979.

Por su parte, el fiscal William Smith ha declarado que “el acusado no es un prisionero, ni un preso, ni una víctima. Fue un idealista, un revolucionario, un cruzado preparado para torturar y matar de propia voluntad por el bien de la revolución”.

Duch podría pasar el resto de su vida en prisión, Camboya no tiene pena capital. Smith ha solicitado 40 años de prisión para el torturador. El fallo definitivo no llegará previsiblemente hasta marzo.

El carcelero ya había expresado anteriormente sus remordimientos por las víctimas de la S-21, la mayoría torturados y forzados a confesar por espionaje y otros delitos antes de ser aporreados hasta la muerte en los campos de exterminio.

Los testigos, en los 72 días que duraron las audiencias, denunciaron que los guardianes les habían golpeado con tubos de metal, les habían sometido a electrocuciones, les habían puesto al borde de la inanición, les sometieron a violaciones y obligaron a los presos a comerse sus propios excrementos.

Duch ha solicitado si podría disculparse en persona a las familias de sus víctimas.

El procesado aseguró que estaba convencido de que luchaba para liberar a Camboya del imperialismo estadounidense durante la guerra de Vietnam.

Otros cuatro altos cargos de los Jemeres Rojos se encuentran bajo arresto

a la espera del juicio. Se trata del ex presidente Khieu Samphan, del ex ministro de Exteriores Ieng Sary, de su mujer, Khieu Thirith, y del hermano número dos, Noun Chea.

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