“El éxito es el viaje, no el destino”

Rioja2

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@page { size: 21cm 29.7cm; margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm } Juan es una persona despierta, inquieta, locuaz y eso se respira en cuanto lo escuchas por primera vez. Es un hombre que disfruta articulando cada letra de cada palabra, como si catara un buen vino, como si se bebiera la vida a pequeños sorbos.

En los años 60 en España, eran pocos los que tenían la suerte de poder estudiar una carrera. A pesar de que su padre era médico y, por lo tanto, tenía más oportunidades que la mayoría, pertenecía a una familia numerosa y decidió sacrificarse para que sus hermanos menores pudieran estudiar.

Pasados los años, ya trabajando, si que pudo estudiar publicidad. El año pasado decidió retomar sus estudios y este año comienza segundo en la Universidad de la Experiencia. Es uno de los 180 alumnos que se han matriculado y que acaban de dar la bienvenida a este nuevo curso académico. Superado el primer año, habla para Rioja2.com sobre lo que le ha aportado.

¿Por qué la gente se apunta a la Universidad de la Experiencia?

Tenemos una asignatura que se llama 'Inteligencia Emocional' y la profesora lo primero que hizo es preguntarnos esto mismo. Entonces los 47 alumnos dimos nuestras razones, pero hay un motivo común, yo creo. Y es que nosotros somos alguien en la sociedad, queremos que se nos reconozca, queremos tener acceso a una formación que no hemos tenido o si la hemos tenido, refrescar épocas estudiantiles. Pero hacerlo con más tiempo, sin agobios, sin la espada de Damocles de los exámenes. Es decir, disfrutar de la universidad.

Las cosas con el tiempo parece que se ven de otra manera ¿no crees?

Claro. La energía es diferente. Con mis años, la energía está capitalizada hacia dentro. Los jóvenes tenéis una energía más hacia afuera, la catapultáis. Las prioridades son completamente diferentes. La experiencia te da un aval para esta universidad. Los chicos van allí como si fueran unas olimpiadas, a ganar medallas. Nosotros ya hemos ganado medallas, aunque nos hacen falta otras. En la universidad te dan conocimientos, pero hay que buscar la sabiduría, que no es lo mismo. Con esta experiencia vamos en busca de la sabiduría.

Y ¿por qué te apuntaste tú?

Por la magia de la universidad. Esa sensación, esa picazón del primer día de, bueno, a ver qué pasa, qué hacemos aquí. Entonces yo decía, hay que dejarse llevar por la universidad, hay que fiarse y ella hará el resto. El éxito es el viaje, no el destino. Haces amigos, aprendes, disfrutas, te enriqueces, te transformas, te proyectas... La universidad tiene la misión de formar a los jóvenes, pero ha avanzado en este sentido porque se ha adecuado a la necesidad minoritaria, desgraciadamente, de nuestro colectivo.

Me sorprende positivamente esa actitud de querer mejorar siempre. No claudicar, no resignarse a lo que la sociedad hace, que es apartar un poco a las personas que se van haciendo más mayores.

Yo he sido siempre muy inquieto, siempre he estado estudiando, siempre he estado haciendo muchas cosas y en las calles, en tus relaciones personales, no vislumbras las posibilidades de aprender. Es decir, han estrenado la película de no sé quién. No me hace tilín. En cambio digo qué pena que no haya leído a los clásicos del Siglo de Oro de la Literatura Española. Me falta leer a Quevedo, a Milton, a Shakespeare, a los rusos...

Los alumnos de la Universidad de la Experiencia habéis formado una asociación que se llama ADEX.

Se ha creado este año y lo hemos hecho para qué. Pues cuando, por ejemplo, se quiere hacer un viaje, a tí como alumno no te dan nada. Si pertences a una asociación tienes un camino para conseguir subvenciones. También sirve para realizar durante el curso actividades extraescolares.

¿Qué te ha aportado este primer curso?

La gente siente que esto se acabe. Les gustaría que se ampliara otros tres años más. Piensan: ¿qué hacemos luego cuando nos den un diploma? Ese diploma te sirve para que estés de oyente en las asignaturas que quieras de la universidad. No participas en los exámenes, pero aprendes.

¿Qué diferencias ves entre los estudiantes de tu generación y los de ahora?

Antes nos tomábamos mucho más en serio estudiar. Éramos unos privilegiados y quizás un poco soberbios. Nuestra generación es una generación perdida. Nuestros padres salieron muy mal de la guerra y había que trabajar. Ansiábamos muchísimo tener un título. A un ingeniero, un abogado, un arquitecto casi había que llamarles 'Don'. Hoy en día, todo el mundo tiene un título.

Antes también te valía el título. Tener uno hoy en día no significa nada.

Eso depende de cada uno y de las prisas que tenga. La sociedad es una ladrona del tiempo. Si no aprendemos a controlar el tiempo, nos lo roban. Todo lo que se puede medir, se puede mejorar. El tiempo hay que emplearlo en actividades de máxima rentabilidad en todos los órdenes, en el económico, en el académico, en el social, en el laboral...

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