El partido perfecto
Titín lo hizo todo bien. Ante un Irujo desarmado y cautivo desde el comienzo, el de Tricio no quiso dejar ni un cabo suelto y dejó al de Ibero a la espera de un milagro casi imposible. En la práctica, eliminado.
Era un partido a vida o muerte y Titín demostró porque da igual que los años pasen para él. Si se encuentra inspirado, no hay nadie en el mundo de la pelota que saque tanto genio en los cuadros alegres como él. Nadie ajusta tanto la pelota a la línea. Nadie llega tan forzado para, sin embargo, sacar golpes increíbles como los que él inventa para conseguir el triunfo. Nadie acaba igual los tantos. Pero, para eso, la inspiración tiene que venirle desde el comienzo.
Avisó pronto el riojano a Irujo de que tocaba una de esas tardes. El 1-0 lo consiguió gracias a un saque largo que Irujo resto muy bien, también muy largo, obligando a Augusto a jugar lejos de la pared. El de Ibero sabía que ésa era su única posibilidad, pero lo que no esperaba es que Titín le obligase a correr hasta el uno con una dejada tan difícil de imaginar como lejana. Pese a todo, Irujo llegó y la devolvió casi pegada a la pared, también en el uno. Titín, desde atrás y lanzado en plancha, consiguió golpear la pelota y la puso de nuevo atrás, ante la atónita mirada del pelotari navarro.
Ahí, en el primer tanto del partido, quedó claro que Titín estaba ya en estado de gracia. Y, ante eso, Irujo aguantó tres tantos más. Consiguió igualar a dos el marcador, pero una paradita perfecta de Titín en el 3-2 fue la espuela con la que el riojano pegó el primer arreón. En nada, en lo que se tarda en darle dos sorbos al pacharán, Augusto ya mandaba 12-2.
Tan mal se le puso a Irujo que empezó a desquiciarse. A él nada le salía y a Titín todas las pelotas le iban ajustadas, al límite, pero a buenas. En el 14-3, totalmente desbordado y barrido de la cancha, Irujo se fue hacia las cámaras de televisión instaladas junto al frontis y les quitó los protectores de plástico de la parte inferior. No podía más.
Se recompuso, volvió a la cancha, dominó a Titín en el siguiente tanto, le dejó casi KO y el de Tricio se lo recompensó con un nuevo tanto salido de la nada: llegó a la dejada junto al txoko de Irujo y convirtió la defensa en un golpe ganador. El 15-3.
Sólo durante tres tantos dio la impresión de que Irujo se podía venir arriba. Herido, el navarro es aún más peligroso y mostró su casta después de que Titín mandase fuera el 16-4. Irujo consiguió otros tres tantos más, dando una impresión sólida, pero Joaquín Plaza pidió descanso. Ahí se acabó la reacción. El 22-8 demuestra que Titín puede estar más cerca que nunca de entrar en la final del Cuatro y Medio. Si juega como ante Irujo, desde luego, no hay nadie capaz de ganarle.
Datos:
41 minutos de partido, 182 pelotazos a buena. 4 tantos de saque para Titín y dos para Irujo.
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