España no tiene cultura antisísmica

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El Jefe del área de Geofísica del Instituto Geográfico Nacional, José Manuel Martínez Solares, ha defendido la necesidad de promover una cultura antisísmica en España, porque también en este país “ocurren terremotos de cuando en cuando y hay muertos”. Hay que transmitir esa cultura especialmente entre los especialistas (arquitectos, constructores..) y entre la propia población, ha defendido este físico con ocasión de su participación en el curso que sobre terremotos y tsunamis se ha celebrado esta semana en la Universidad de Verano de El Escorial.

Con el terremoto de Lorca del pasado mes de mayo se ha visto que la mayoría de las víctimas mortales (ocho de un total de nueve) lo fueron por el derrumbamiento de revestimentos, adornos exteriores del edificio o cornisas.

Con una mayor cultura antisísmica, ha explicado, los arquitectos e ingenieros, tendrían en cuenta, por ejemplo, la necesidad de eliminar esos adornos de las fachadas exteriores, aunque la actual normativa, ha indicado, establece unos criterios generales al respecto. También la población debe aprender a conocer los sitios más seguros bajo los que refugiarse en caso de un sismo e interiorizar normas y modos de actuar.

La proximidad del epicentro y lo superficial que fue es lo que dice más les ha sorprendido del terremoto de Lorca. Si hubiera ocurrido a 20 kilómetros de distancia, Lorca probablemente apenas habría sufrido daños, ha indicado.

La profundidad, ha recordado, fue de tres kilómetros, la magnitud de 5,1 en la escala de Ritcher y la intensidad de VII, el sismo premonitorio sucedido una hora y cuarenta dos minutos antes, a las 17,05 hora local, fue de 2 kilómetros de profundidad, magnitud 4,5 y una intensidad de VI. Este primer sismo premonitorio, según Solares, hizo que mucha gente se asustara y saliera a la calle y en este caso concreto salvó de la muerte a los vecinos - a excepción de uno- del único edificio de nueva construcción que se vino abajo, debido a los pilares cortos en los que se asentaba.

La actual norma antisísmica recoge que los edificios que se construyan en las zonas más sísmicas del territorio español se asienten sobre pilares largos, y que sus disposiciones geométricas sean regulares, tanto en planta como en alzado, nuca en forma de H, de L, o de Z, por poner un ejemplo.

A su juicio, lo que “más ha puesto de manifiesto” el terremoto de Lorca es que hay que tener muy en cuenta las fallas activas que existen en las zonas más sísmicas de la península. También ha señalado que el Instituto Geográfico Nacional se encontraba trabajando en el proyecto de revisión del mapa sísmico de España cuando ocurrió el terremoto de Lorca, lo que “ha generado ciertos problemas logísticos y de planteamientos” a la hora de estudiar si hay cambiar o no la actual norma antisísmica y en qué dirección.

Este responsable ha recordado además que Lorca es una ciudad reconocida como una de las de mayor actividad sísmica de España, aunque no de mayor intensidad, y en su historia han sucedido terremotos de cierta importancia y de unos cien en cien años; por eso, ha insistido, hay que promover la cultura antisísmica.

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