Juan Carlos Higuero, quinto
Aunque en una carrera sin jerarquía hasta el último 300 el burgalés desperdició la ocasión de haber sido bronce, del que se quedó a sólo 28 centésimas. Un bronce que le arrebataron el neozelandés Nicholas Willis, auténtica sorpresa de la prueba y que logra una medalla en esta disciplina para los oceánicos desde que en 1976 lo hiciera John Walker, y el francés Mehdi Baala.
Higuero, como es habitual, inició la prueba en la parte de atrás, consciente de que el ritmo marcado por el keniata Asbel Kiprop suponía un tren rápido por el primer mil. El español se dejaba llevar por la corriente, vigilando siempre la 'rueda' de Baala, que le podía llevar al bronce en el último 200.
A Kiprop le relevó su compatriota Augustine Choge, a priori uno de los favoritos por las exhibiciones realizadas en los 'meetings' de primavera. El grupo no desentonó y siguió a los africanos, en una lucha constante por la posición. Higuero, siempre por fuera, decidió esperar hasta la última vuelta al estadio para acercarse a posiciones cabeceras, con la idea de ir recogiendo 'víctimas' en la última recta.
La unión del grupo se rompió a falta de 300 metros. Ramzi decidió que era el momento de asestar su golpe mortal, el que le convirtió en doble campeón mundial en Helsinki (2005) en 800 y 1.500 y nadie pudo seguir su estela. Nadie menos Kiprop, a unas zancadas suyas para capturar la plata.
Por detrás la batalla. Higuero se abría y se lanzaba despiadado hacia la línea de meta, Baala también, pero el sorprendente Willis fue más rápido para colgarse el bronce y apear del podio a dos de los atletas más regulares de los últimos años. A Higuero le faltó una sexta velocidad en la última recta para haber mordido ese bronce que le hubiera consagrado.
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