Llantos, amor y otras mentiras en GH12

Rioja2

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Era un final anunciado: después de tanta bronca, tanto reproche y tanto cabreo, el amor se ha abierto paso en Guadalix de la Sierra. Laura y Marcelo han apartado sus enfrentamientos y han sucumbido al amor. La nueva pareja de Gran Hermano 12 se prodiga cariño y caricias, ajenos a la tormenta familiar que la madrileña tiene fuera.

De hecho, la dirección del programa avisó a Laura de que su madre había sufrido una subida de tensión que había motivado su ingreso en el hospital. La joven, con un llanto tan ruidoso como su tono de voz, reclamó salir de la casa, entre otras cosas, porque ya se olía que en su casa no había sentado nada bien su relación con el 'Malaguita'. Sin embargo, un mensaje de su madre animándola -con la boca pequeña, eso si- a continuar en el programa, hizo que Laura decidiera quedarse.

Lo cierto es que esto beneficia al programa, porque la relación de Laura y Marcelo es el único aliciente para seguir a la casa blanca.

Otra cosa muy distinta es lo que ocurre en la casa de colores: estrategas de medio pelo, niñas histéricas y muebles humanos conviven en una casa que aburre por lo previsible. Los nuevos habitantes: Pepa y Arturo, se esfuerzan por parecerse al estratega de los estrategas, Pepe de GH10 que ya consiguió dos triunfos seguidos en el concurso de Telecinco, pero lo cierto es que no llegan ni a la suela de los zapatos a este mente fría madrileño. Pepa es cansina y Arturo, una réplica a la vizcaína de Yago sin tener su atractivo, vaya por delante.

Terry y Patricia están cada vez más solas y más histéricas, tanto es así que generan ansiedad en el espectador cuando la canaria dice eso de 'estoy trabajada, tengo la cabeza loca', aunque haya que agradecer que Patricia no nos deleite con su repertorio de Rocío Jurado.

Otra cosa es la relación entre Chari y Rubén. La pareja se pasa el día discutiendo, muy comedidamente eso sí, sobre la relación de Rubén con las chicas de la casa. Chari se envenena de celos ante la actitud de su novio que, francamente, no es para nada provocadora, ni en la calle ni en la casa, pero mucho menos si la comparamos con la que tuvo ella en la otra casa con sus compañeros Óscar y Julio.

Aún así, Chari le reprocha “falta de respeto, no me siento ni valorada y ni respetada” al pobre muchacho. Tanto es así, que los celos de la gaditana motivaron la salida de Laura de la casa de colores a la casa blanca. Sin embargo, la parejita de la casa 2 arregla sus diferencias en el jacuzzi y con unos buenos lenguetazos para alegría de la audiencia.

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