La ira vecinal contra el nuevo Bernabéu amenaza la gallina de huevos de oro del Real Madrid y compromete a Almeida

Diego Casado

Madrid —

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Cuando el pasado mes de abril comenzaron los macroconciertos en el renovado estadio Santiago Bernabéu, sus vecinos empezaron a darse cuenta de lo que se les venía encima. El sonido de los primeros festivales atronaba sus ventanas desde los ensayos diurnos hasta altas horas de la madrugada, superando con mucho el ruido que generaban los habituales partidos de fútbol, a los que ya llevaban décadas acostumbrados.

“El estadio forma parte del barrio, el conciertódromo no. Los vecinos estamos asustados y preocupados”, escribía por entonces una desconocida cuenta de X, @RuidoBernabeu. En ese momento tuvo solo tres me gusta. Hoy cuenta con más de 10.000 seguidores y se ha convertido en la cara más visible de un grupo de residentes muy movilizado por los conciertos masivos, su nuevo foco de problemas.

Los vecinos del Bernabéu llevan protestando desde hace más de un año por lo que consideran un trato de favor de la Comunidad de Madrid y, especialmente, del Ayuntamiento, hacia el club presidido por Florentino Pérez. Al principio salieron a manifestarse contra la construcción de dos aparcamientos municipales, a través de un concurso a medida hecho para el Real Madrid, por el que podrá explotar sendas instalaciones con casi 2.000 plazas de capacidad durante los próximos 45 años. La imagen de sus pancartas, insólita en una de las zonas de la capital con rentas más elevadas, preocupó mucho al Gobierno de Almeida, que intentó calmar sus demandas con reuniones y algunas concesiones.

Pero la oposición a estos parkings propició la formación de dos asociaciones vecinales, creadas para canalizar sus demandas judiciales. Primero denunciaron al Ayuntamiento por el concurso de los aparcamientos, que un juzgado ya ha tumbado en primera instancia por “falta de interés público”. De momento, el consistorio se resiste a acatar la sentencia y ha recurrido, por lo que la sentencia que anularía estas obras todavía no es firme.

En paralelo a estos procesos llegaron los macroconciertos y los vecinos, ya movilizados a través de estas asociaciones, abrieron una nueva vía judicial debido a que todos los eventos que albergaba el Bernabéu estaban incumpliendo, por mucho, los límites que marcaba la ordenanza sobre el ruido del Ayuntamiento de Madrid. La Asociación de Perjudicados por el Bernabéu interpuso una querella por delito medioambiental contra el director general del Real Madrid, José Antonio Sánchez. La vista inicial, fijada esta misma semana, tendrá lugar a finales de octubre.

Mientras llovían las demandas, el Ayuntamiento de Madrid intentaba minimizar las consecuencias de unos eventos que cuentan con su visto bueno y también con el de la Comunidad de Madrid. Primero anunciaba un límite de 20 espectáculos al año en el Bernabéu sin contar los futbolísticos y después que limitaba su horario hasta las once de la noche. También repintaba de verde plazas azules de aparcamiento -otra de las peticiones de los residentes- y aseguraba que el club merengue ejecutaría obras de insonorización para impedir más molestias.

Pero hace una semana todo volvió a saltar por los aires: los conciertos de Romeo Santos volvieron a registrar superaciones de ruido muy por encima de lo permitido, aunque el propio Almeida intentó calmar los ánimos asegurando que no constaba “que haya habido demasiadas incidencias”. Pero los vecinos han llegado ya muy calientes al final del verano, después de los ruidos ilegales, de una grave fuga de gas y de hasta una reyerta con un muerto a la salida de uno de los conciertos de Karol G.

Una facturación de 150 millones al año

Según cálculos del propio Real Madrid a los que tuvo acceso este periódico, el Santiago Bernabéu tenía previsto acoger 58 eventos al año en el estadio, de los que más de 30 iban a ser no deportivos. La reforma del estadio sería amortizada rápidamente gracias a ellos, según las cuentas blancas, engrosadas también con los beneficios de explotación de los futuros aparcamientos.

Florentino Pérez firmó en 2022 un acuerdo con la empresa de eventos Legends que iba a convertir el coso blanco en una auténtica gallina de los huevos de oro: el contrato iba a reportar un mínimo de 150 millones de euros cada año (los que calcula que ya obtenía explotando el Bernabéu sin reformar) y podría ascender a entre 400 y 440 millones de euros de facturación anuales cuando estuviera a pleno rendimiento, según publicó en su día Voz Pópuli.

Para hacerse una idea de lo que suponen a nivel deportivo estas cifras de facturación, 150 millones es lo que aproximadamente cobran juntos cada año los siete jugadores mejor pagados del Real Madrid (Mbappe, Vinicius, Bellingham o Courtois entre ellos).

Pero las cuentas del Real Madrid empiezan a no salir, después de la cancelación de cinco conciertos, uno de ellos anulado de forma definitiva y otros cuatro (Dellafuente, Lola Índigo y dos de Aitana) pendientes de reprogramación cuando el estadio esté mejor insonorizado, algo que los vecinos creen “imposible” que suceda. En el comunicado del club anunciando su suspensión asegura, no obstante, que durante el parón de conciertos seguirá celebrando “eventos y espectáculos”.

“Nos tememos que sigan queriendo celebrar conciertos o festivales. O que les den otro nombre para emboscar la realidad”, lamenta Inmaculada Ramos, presidenta de otra de las plataformas vecinales, la Asociación Iniciativa Vecinal en Defensa del Medio Ambiente y Contra el Túnel en Paseo de la Habana-Padre Damián. “Los vecinos lo que queremos es que se suspendan definitivamente los eventos, los conciertos y los festivales en el Santiago Bernabéu. Es un estadio de deportes en el que deberán celebrarse solo deportes”, concluye resumiendo una posición que no parece que vaya a cambiar entre los habitantes de la zona.