Malasaña necesita al Patio Maravillas

Que el próximo Patio Maravillas se sitúe fuera del barrio de Universidad es hoy una posibilidad más real que nunca. Fuentes bien informadas indican que el Ayuntamiento habría retirado de la mesa de negociación el edificio de Alberto Aguilera 20, el preferido para continuar con el proyecto y que aun estando formalmente en Chamberí se encuentra a tiro de piedra. Tampoco se contemplaría ya una alternativa más difícil, pero viable y que en su día se tuvo en cuenta: el Palacio de Sueca. Ahora lo que se habría ofrecido desde la municipalidad sería un edificio en la calle Toledo, cercano a la puerta del mismo nombre; una solución que dejaría al Patio sin el Maravillas de su apellido y a Maravillas sin el Patio.

Malasaña, huérfana de la agitación patiera, sería otra Malasaña: el próximo viernes abordarán en Asamblea los miembros del Patio esta cuestión. Mientras, desde la Junta Municipal de Centro ni se desmienten ni se afirman informaciones en este sentido. “No hay nada cerrado”, argumenta el concejal Jorge García Castaño, quien repite que le gustaría que la próxima casa del Patio esté dentro de Centro, distrito que preside. El edificio de la calle Toledo lo está, pero también se encuentra demasiado lejos de Universidad.

Malasaña, sin el Patio, debería reinventarse en materia cultural, social y política. ¿Se da cuenta el Ayuntamiento de las dimensiones del vacío dotacional que provocaría en la zona su adiós? Sus ocho años en el barrio han significado decenas de miles de horas de cursos gratuitos, de bicicletas arregladas, de fiestas populares del Dos de Mayo, de un espacio en el que se juntaban libremente los vecinos, gracias a un grupo de personas que ha pasado todo ese tiempo HACIENDO BARRIO, esa argamasa con la que se construyen las ciudades.

Nos gustaría pensar que si finalmente deslocalizan el Patio las autoridades guardan en su chistera de gestores públicos una alternativa al modelo gentrificado y de barrio de postal que amenaza actualmente a Malasaña: quizá estén pensando en darle la vuelta al calcetín del centro cultural Conde Duque y abrir a las necesidades que tienen los vecinos los cientos de metros vacíos que aún mantiene el antiguo cuartel; quizá planeen reinventar y ampliar Clara del Rey, un centro municipal tan pequeño como ajeno al barrio. Nadie nos lo ha contado.

El Consistorio trabaja a contrarreloj para tener listo y aprobado a mediados de noviembre el marco regulador del proyecto de cesión de espacios públicos a asociaciones de relevancia social. No nos gustaría, pero es hoy una posibilidad más real que nunca, que ese marco saque del barrio al Patio. Ojalá la Asamblea del Patio de este viernes diga 'NO' al edificio de la calle Toledo. Seríamos muchos en Malasaña -este periódico el primero- los que se lo agradeceríamos.