Se cambian 3 vecinos por 21 turistas: el caso de Molino de Viento 28

Fue siguiendo la pista de los maletas que arrastraban un nutrido grupo de turistas pasadas las 23.00 de un día cualquiera como llegamos al número 28 de la calle Molino de Viento. Hasta 21 jóvenes entraron en el edificio. Una persona les dio la bienvenida desde el balcón de la última planta invitándolos a pasar. ¿Dónde podía caber tal cantidad de gente? Más que a piso turístico, aquello olía a edificio de viviendas de alquiler vacacional. Una rápida consulta en internet dio como resultado un nombre: Stylish Apt Center Malasaña, que ofrece en la citada dirección unos preciosos alojamientos de uso turístico con capacidad para entre 6 y 8 personas cada uno.

El edificio del número 28 de Molino de Viento es pequeño, tiene tres alturas más buhardilla, pero una sola vivienda por planta. En el año 2016 cambió de manos y fue rehabilitado por completo. En este caso su comprador no fue una gran empresa ni un fondo, sino un pequeño inversor particular. Tanto da porque en la práctica, tal y como viene sucediendo con otros inmuebles de la zona, la edificación se ha perdido para el mercado residencial. Según ha podido averiguar Somos Malasaña, en la actualidad, tres de los cuatro pisos que componen el edificio están reservados a turistas y si el cuarto no lo está aún es porque el inquilino que vive en él tiene un contrato de alquiler desde hace cerca de 50 años y no se le puede echar.

El negocio del alquiler vacacional debe ir bien, a juzgar por las valoraciones que dejan del servicio recibido en distintas webs quienes han probado Stylish Apt Center Malasaña. Al tratar de reservar una estancia comprobamos también que el índice de ocupación es elevado. Es de suponer que esa buena marcha del business sería lo que empujó a los propietarios a no renovar el contrato de alquiler de una de las inquilinas que llevaba años viviendo en el inmueble y a la que comunicaron el pasado mes de mayo que debía buscarse un nuevo hogar porque también iban a dedicar su piso al alquiler turístico.

El precio por una sola noche de alojamiento en agosto en uno de estos pisos ronda los 160 euros: cuentan con un dormitorio con cama doble, otro con dos camas y un sofá cama para dos en el salón, más posibilidad de añadir alguna cama supletoria más.

Ilegal, según el Ayuntamiento

Ilegal, según el Ayuntamiento

El uso reconocido de Molino de Viento 28 en el PGOU de Madrid es residencial. Este hecho imposibilitaría que en el inmueble se desarrolle actividad económica alguna. Sin embargo, la propiedad habría inscrito cada uno de los pisos que alquila en el registro de viviendas turísticas de la Comunidad de Madrid. En los anuncios que se pueden encontrar en internet así lo hacen constar, exhibiendo el número de registro de cada vivienda.

En cualquier caso, cabe recordar que ese número no quiere decir que los pisos tengan licencia de actividad, sino que se mueven en ese territorio alegal con el que quiere acabar el nuevo plan sobre viviendas turísticas aprobado por el Ayuntamiento de Madrid y que, según sus responsables, significaría la ilegalización del 95% de las viviendas que se ofrecen actualmente a turistas en Madrid.

“Los dueños de esta propiedad somos una pareja multinacional que vive en Madrid desde hace más de 12 años. Nos conocimos en Madrid, nos casamos aquí y ahora tenemos dos niños, un perro labrador y dos gatos. Hemos hecho de Madrid nuestro hogar y España se ha convertido en nuestro país de adopción. Nuestros hijos crecen comiendo jamón y sardinas y ahora bailan flamenco. Conocemos bien Madrid y entendemos cómo puede ser no hablar español, por lo que trataremos y haremos de tu estancia algo único, sencillo y gozoso. Madrid es un lugar por descubrir, disfrutar, pasarlo bien y zambullirse en la sorprendente cultura y gente que aquí existe. Contamos con la ayuda de Gica, el gestor de nuestro apartamento y quien maneja las entradas y salidas”. Así hablan de sí mismos los propietarios de Molino de Viento 28 en la página de reservas hoteleras Booking -no es sólo en Airbnb donde se captan clientes-, una descripción que en sus aspectos fundamentales encajaría con lo que ha podido averiguar de ellos -constituidos como SL- este periódico.

Según esto, aún funcionando perfectamente como empresa, responderían al perfil de pequeños inversores que desde ciertas asociaciones de propietarios de viviendas turísticas (como Madrid Aloja) se afanan en presentar como los que serían grandes perjudicados por la regulación del sector que el Ayuntamiento ha aprobado. Al vecino a quien no se le renueva el contrato de alquiler de una vivienda porque se prefiere ofrecer en el mercado vacacional le cuesta ver diferencias entre pequeños y grandes inversores, si en cualquier caso ambos les muestran la puerta de salida del barrio en el que viven.

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