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Tomás Sánchez Pacheco SL: factoría de estafas sin solución de continuidad

Ramón B. M es una víctima más del presunto estafador que más se prodiga en Madrid: Tomás Sánchez Pacheco, un gaditano afincado desde hace años en la capital. Además, tiene el dudoso honor de ser uno de quienes más tiempo lleva sufriendo por los tejemanejes inmobiliarios del citado individuo. Por su parte, Joaquín Urzáiz, gerente de la empresa de catering Tatín, también se declara víctima de este profesional del engaño, quien contrató sus servicios y jamás se hizo cargo de la factura generada. Ramón cifra en cerca de 20.000 euros la cantidad que Sánchez Pacheco le debería a día de hoy, mientras que la deuda con Joaquín asciende a 2.300 euros.

La fábrica de engaños de Sánchez Pacheco sigue produciendo afectados sin solución de continuidad. Quien se cruza en el ámbito profesional o en el personal con él tiene amplias posibilidades de salir escaldado y, aunque sus andanzas lo han llevado en distintas ocasiones a ser detenido por la policía y tiene varias causas judiciales pendientes, lo cierto es que hasta el momento nadie ha podido conseguir que este hombre deje de sembrar la ciudad de afectados.

En junio de 2019, presentando nominas falsas para ganarse la confianza de su futura víctima, como acostumbra a hacer, firmó un contrato de arrendamiento de un piso situado en la calle del Acuerdo propiedad de Ramón B.M. Tanto para pagar la fianza que se le pedía como para cubrir el primer mes por adelantado usó una técnica que maneja a la perfección y a la que recurre constantemente: mostrar comprobantes de transferencias bancarias que jamás llegarán.

“Nunca pagó ni una mensualidad y ni tan sólo se está haciendo cargo de los gastos de suministro de la vivienda”, cuenta Ramón B. M, que inició en septiembre de 2019 un procedimiento judicial de desahucio exprés para recuperar su propiedad, algo que a día de hoy todavía no ha conseguido.

“El juez me señaló abril de 2020 como fecha para el desahucio de esta persona por morosidad, pero con la llegada de la Covid-19 no se ejecutó. Logré una nueva fecha de lanzamiento para octubre pero entonces Sánchez Pacheco se acogió al Real Decreto del Gobierno que prohibía ejecutar desahucios durante la pandemia alegando vulnerabilidad. Un juez aceptó paralizarlo”, comenta Ramón, quien todavía no ve el final de su pesadilla.

Por su parte, Joaquín Urzáiz se encontró con Sánchez Pacheco en septiembre de 2020, cuando éste estaba intentando poner en marcha un nuevo negocio de coworkings sanitarios que, según denunciamos en este periódico a principios de diciembre del pasado año, nació ya torcido con impagos de salarios y deudas de varios miles de euros por alquileres que jamás satisfizo.

A la empresa de Urzáiz, la firma de Pacheco, Soluciones Médicas Múltiplo, encargó 10 servicios de catering que fueron servidos y no cobrados. Una vez más hizo uso de transferencias falsas, presuntamente ordenadas pero que nunca llegaban a su destino, para ir ganando tiempo ante su acreedor.

“No me podía creer que alguien pudiera falsificar una transferencia. Se aprovechó de nuestra buena fe, al tiempo que en una reunión que mantuve con él me ofreció que fuera mi empresa la que montara las cafeterías en las clínicas compartidas que pensaba abrir”, indica su víctima, quien no sólo ha denunciado ante la policía el impago sino que desea hacer público el engaño para evitar que Sánchez Pacheco siga sumando nombres a su lista de damnificados.

Largo curriculum de engaños

A la figura de Tomás Sánchez Pacheco le acompaña la polémica desde sus tiempos de político en Barbate, ciudad en la que optó a la alcaldía, pero es su faceta de empresario la que más quebraderos de cabeza le ha dado, colocándolo ante la Justicia en más de una ocasión.

Antes de llegar a Madrid, su desleal gestión al frente de una cadena de gimnasios dejó tras de sí en Andalucía casi 900 afectados y, una vez en la capital, comenzó a hacerse famoso cuando hizo campaña por Pedro Sánchez en la carrera del hoy presidente del Gobierno por la secretaría general del PSOE y se coló en la foto del momento en el que el socialista celebraba su victoria en las primarias de 2017.

De esa etapa salió por la puerta de atrás, acusado de intento de estafa por algunos militantes del partido, pero fueron sus negocios inmobiliarios en el centro de la capital los que lo pusieron en el disparadero.

Primero, supuestamente, pagó con cheques sin fondos el traspaso de un café en el barrio de Malasaña, en un asunto que está a punto de resolverse en los juzgados. Más tarde, se dedicó a alquilar viviendas compulsivamente -presentando nóminas falsas- y a subarrendarlas después.

A los propietarios de las mismas no les pagaba, mientras que obtenía dinero de los inquilinos que captaba y a los que convertía en okupas. Esta vorágine de supuestas estafas dejó tras de sí decenas de víctimas, a las que hay que sumar los espacios de coworking en los que establecía sus oficinas y con los que contraía deudas por las rentas que nunca llegó a pagar.

Con la llegada de la pandemia y, tras alguna que otra detención policial por temas inmobiliarios, Sánchez Pacheco rizó el rizo y se presentó como voluntario en el hospital Clínico San Carlos de Madrid haciéndose pasar por inmunólogo. Su intención, según sospecha la policía, estafar a los sanitarios recaudando fondos para adquirir material de protección anti Covid-19.

Su detención casual en un control de movilidad durante el confinamiento, en la céntrica calle de San Bernardo, habría destapado la farsa que, presuntamente, urdía, al tiempo que dio pie a que se paseara por distintos platós de televisión de programas nacionales, como el que conduce en Telecinco Ana Rosa Quintana, tratando de defender su inocencia.

En octubre de 2020 trató de reinventarse lanzando un negocio señuelo de alquiler de espacios en clínicas médicas compartidas.