Alemania rinde homenaje a Helmut Schmidt como símbolo del “político ideal”

Alemania rindió hoy homenaje al excanciller Helmut Schmidt, con motivo del centenario de su nacimiento, como “símbolo del político ideal” que condujo al país en tiempos difíciles, combinando el pragmatismo y la racionalidad con la defensa de los valores europeos.

“Helmut Schmidt se ha convertido para muchos en el prototipo del político ideal. Alguien que podía afrontar con serenidad tiempos turbulentos y que tenía el valor de tomar decisiones difíciles”, dijo en su discurso el presidente alemán, Frank Walter Steinmeier, recordando la figura de Schmidt.

“Se que Helmut Schmidt tiene la reputación de haber sido un defensor del pragmatismo en la política y que decía que si alguien tenía visiones debía consultar un psiquiatra”, manifestó la alta representante para la política exterior de la UE, Federica Mogherini.

“Pero creo que su pragmatismo estaba al servicio de una visión que era la visión europea”, añadió Mogherini recordando los impulsos que dio con Valery Giscar d'Estaign a esa perspectiva que posteriormente desembocarían en la Unión Monetaria

Steinmeier se refirió también al “álbum de fotos imaginario” que, según él, tienen los alemanes en la cabeza con Schmidt en diversas situaciones claves de su vida.

Schmidt como orador en el Bundestag, Schmidt como parte de la trioka socialdemócrata de los años sesenta setenta, que completaban Herbert Wehner y Willy Brandt o felicitando a su sucesor, Helmut Kohl, cuando perdió ante él un voto de censura en 1982.

Una de las fotos fundamentales de ese álbum imaginario, según Steinmeier, muestra al político socialdemócrata en “probablemente la hora más difícil de su vida”, en el entierro del entonces presidente de la Patronal, Hans Martin Schleyer -asesinado por la banda Baader Meinhoff en 1977- entre la viuda y uno de los hijos de la víctima.

Schmidt se había negado a negociar con los terroristas que tenían secuestrado a Schleyer, y que querían lograr la liberación de los cabecillas de la banda.

En medio de la crisis que llevó al asesinato de Schleyer, Schmidt se había reunido en Bonn con intelectuales -entre ellos los escritores Max Frisch Heinrich Böll y el editor Siegfied Unseld- durante cinco horas.

Era una invitación que había hecho desde antes y, según contó posteriormente Unseld en una frase citada hoy por Steinmeier, Schmidt insistió en ella alegando que no podía permitir que un grupo terrorista le dictase la agenda.

Esporádicamente, Schmidt abandonaba la reunión para enterarse del desarrollo de una misión secreta en la que un comando de élite liberaría en Mogadiscio un avión de la compañía Lufthansa secuestrado por terroristas palestinos que cooperaban con la banda Baader Meinhoff.

“No necesitamos monumentos para héroes”, era uno de los lemas de Helmut Schmidt en vida.

Ulfert Kaphengst, de la fundación que lleva el nombre del excanciller, aseguró que Schmidt, fiel a ese lema, dijo antes de su muerte que “no quería que su memoria fuera rodeada de incienso ni un pedestal ni un museo sino que llevásemos al futuro las ideas que le habían movido su vida”.

Schmidt nació en Hamburgo el 23 de diciembre de 1918 y, si el acto central de las celebraciones de su centenario se conmemora ahora es porque se optó por continuar con una costumbre que el tuvo en vida de aplazar su fiesta de cumpleaños hasta febrero para que no estuviese demasiado cerca de la navidad.

El acto de hoy lo abrió la Big Band del ejército federal alemán, creada por iniciativa de Schmidt durante su gestión como ministro de Defensa.

“No quiero que en el ejército se oigan sólo marchas militares, quiero que oiga también jazz”, declaró en su momento Schmidt

Años antes, su abuelo le había dado, como regalo de confirmación, un libro de Marco Aurelio, el emperador romano que también fue uno de los grandes filósofos del estoicismo y al leerlo tomó muchas de las ideas, sobre todo con respecto a la serenidad, como norma de vida.

El exministro alemán de Finanzas Peer Steinbruck, cercano a Schmidt durante los últimos años de su vida, recordó hoy como había una oración que Schmidt repetía siempre. “Dame señor serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que puedo cambiar y sabiduría para distinguir las unas de las otras”.