La crisis de Ciudadanos hace mella en sus pactos municipales con PP y PSOE

Carmen Moraga

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La estrategia de pactos a derechas e izquierdas que decidió Albert Rivera tras las elecciones municipales de mayo de 2019 ha empezado a provocar dolores de cabeza a su sucesora, Inés Arrimadas, justo cuando la líder del partido intentaba pasar página del fracaso de la moción de censura en Murcia y a digerir la opa hostil lanzada por el PP para atraer a numerosos cargos públicos hasta sus filas. Algunos de aquellos acuerdos cerrados en grandes y pequeños municipios –que la dirección del partido cifra en cerca de una treintena–, han empezado a hacer aguas, lo que agrava la precaria situación que atraviesa Ciudadanos desde que el propio Rivera dejó a la formación tras lograr solo diez escaños en el Congreso en las elecciones generales de noviembre de ese mismo año.

Las desgracias para Arrimadas comenzaron en Murcia, donde en marzo pasado Ciudadanos salió del Gobierno autonómico tras la automoción de censura fallida que presentó en la Asamblea regional con los socialistas, que fueron los únicos beneficiados de la doble operación al salvar la otra moción registrada en el Ayuntamiento de la capital contra el alcalde del PP, José Ballesta. Ciudadanos acababa así con la coalición de gobierno que había pactado con los conservadores en 2019 y cambiaba de socios gracias al apoyo de Podemos, que continúa en la oposición.

Lo ocurrido en Murcia dio lugar a que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, rompiera el pacto con Ciudadanos y decidiera un adelanto electoral con un resultado nefasto para el partido de Arrimadas, que se quedó sin representación en la Asamblea regional tras las elecciones del 4 de mayo. Desde ese momento el partido no ha dejado de sufrir sobresaltos.

En Santander, el portavoz del grupo municipal, Javier Ceruti, ha manifestado su deseo de romper con el acuerdo que cerró para gobernar con el PP y propiciar una moción de censura con el apoyo de otros grupos, pero la dirección regional que lidera Félix Álvarez –Felisuco– no ve con buenos ojos esa maniobra. En una reciente entrevista con elDiario.es de Cantabria, Ceruti recordaba que quienes cerraron ese pacto en 2019 en Madrid fueron el popular Javier Maroto y José Manuel Villegas, número dos de Rivera, que ahora está en una fundación ligada al PP. El edil opina que aquel pacto fue “un suicidio político” y desvela que ahora, dos años después, “la situación con el PP se está tensando muchísimo, hasta el límite”, por lo que que ha pedido reiteradamente a la dirección de su partido en Cantabria “que se permita un replanteamiento de la situación”. “Pero seguimos en ello. Seguimos pidiendo que, ante los incumplimientos de la alcaldesa, Gema Igual, que últimamente están siendo flagrantes, nos permitan decir que no se puede seguir así”, afirma.

El PP, por el contrario, no ve ningún motivo para romper. Y tampoco la dirección regional que, en un reciente comunicado, se ha limitado a dar un tirón de orejas a sus socios de gobierno y a pedirles que “respeten” sus “áreas de trabajo” como ellos respetan las suyas. Los populares han frenado la posibilidad de una moción de censura argumentando que para presentarla –“las mociones no se anuncian, se presentan”, señalan– “tiene que haber razones contundentes”, que los ciudadanos lo entiendan y también contar con “votos suficientes” que garanticen ese hipotético cambio. Así que de momento han frenado los deseos de Ceruti, que sigue en sus trece, y sentencian que “toca sentarse a hablar y sentarse a negociar con el socio de gobierno, con lealtad y responsabilidad, por el bien de Santander y los vecinos”. Todo un parche que no se sabe cuánto aguantará. Como algunos tampoco saben cuánto tardará Felisuco en dar plantón a Ciudadanos para terminar en el PP.

El último episodio lo está sufriendo Ciudadanos esta misma semana en Jaén, donde tres de los cuatro ediles que el partido logró en aquellas elecciones de 2019 se han rebelado y han anunciado la ruptura del acuerdo de gobierno que pactaron allí, en esta ocasión con el PSOE, esgrimiendo para ello una serie de agravios entre los que incluyen la concesión por el Gobierno de Pedro Sánchez de los indultos a los independentistas catalanes. Poco después de su decisión, la dirección provincial del partido les abrió expediente de expulsión, mientras el alcalde, el socialista, Julio Millán, lanzaba un mensaje de tranquilidad y anunciaba ceses.

En las municipales de hace dos años, los socialistas obtuvieron once concejales y pactaron con los cuatro concejales de Ciudadanos el gobierno. El PP obtuvo ocho concejales, dos Adelante Jaén y otros dos Vox. Por lo tanto, el PSOE podría seguir gobernando aunque en minoría pues contará con los apoyos de sus concejales y el de un solo edil de Ciudadanos. Por su parte, los tres ediles de la formación de Arrimadas han asegurado que no dejarán su actas y seguirán en la oposición, pero han negado que vayan a apoyar una moción de censura impulsada por el PP.

En Andalucía, no obstante, el principal foco está puesto desde hace tan más de dos semanas en la ciudad de Granada, donde se ha roto también el grupo municipal de Ciudadanos dejando solo al alcalde de la formación, Luis Salvador, tras negarse a cumplir con el supuesto acuerdo que pactó con el PP para alternarse en el poder al cumplirse dos años, un extremo que Salvador niega. Su resistencia a ceder el bastón de mando provocó la renuncia de todos los ediles del PP del equipo de gobierno, salvo uno de Ciudadanos. Desde entonces, la situación en el Ayuntamiento es caótica.

Este miércoles, el líder del partido en Andalucía y vicepresidente de la Junta, Juan Marín, defendió que no existe “ningún motivo” para la “crisis de estabilidad” que se ha generado en ese Ayuntamiento con el PP, ni tampoco para que el PSOE haya amenazado con una moción de censura. Él afeó a ambos partidos que el “único motivo” sea “derribar” a Luis Salvador, “no censurar su gestión o denunciar ninguna situación de irregularidad” sino “quitarle una Alcaldía a Ciudadanos” a pesar de que las cosas se estaban haciendo “muy bien”.

A principios de este mes de junio Ciudadanos sufrió otro sobresalto en Albacete, donde se abrió una crisis interna entre los coordinadores locales firmantes de un documento en el que se cuestionaba el pacto de gobierno en el ayuntamiento y la gestión del hasta entonces alcalde, Vicente Casañ, como coordinador provincial. También cuestionaban a la coordinadora regional del partido, Carmen Picazo, por solicitar al PSOE el cambio del candidato propuesto para la Alcaldía, Emilio Sáez, que acaba de relevar a Casañ en el cargo en cumplimiento del acuerdo suscrito al inicio de la legislatura.

La crisis interna comenzó días antes de aquel pleno, cuando la concejala de Cultura, María Teresa García Arce, anunció su baja de Ciudadanos. En su carta de dimisión recalcaba que tras casi ocho años en el partido no reconoce “casi nada y a casi nadie” y señalaba que hay “ideales esfumados”. No obstante, no ha renunciado a su acta y se ha quedado en el grupo de 'no adscritos'.

El PP les arrebató la alcaldía de Villaviciosa de Odón

Uno de los primeros municipios que perdió el partido de Arrimadas en esta legislatura fue Villaviciosa de Odón, donde una moción de censura del PP le arrebató el poder y el sillón de regidor a José Luis Pérez Viu, de Ciudadanos, que lo ocupaba desde las elecciones de mayo de 2019 gracias a los apoyos obtenidos entonces por parte de Vox y el PSOE.

También en Madrid, el Ayuntamiento de Alcobendas se ha visto envuelto recientemente en una crisis interna provocada por los concejales de Ciudadanos, que no quieren que el hasta ahora vicealcalde del consistorio, Miguel Ángel Arranz, de su propio partido, se convierta en alcalde de la ciudad en virtud del pacto de gobierno que suscribieron en 2019 con el PSOE. Ese acuerdo estipulaba que durante dos años gobernarían los socialistas y los otros dos años los de Arrimadas.

Con este panorama, en el partido se agarran con fuerza a los pactos municipales que alcanzaron con el PP en otras provincias como Alicante, Málaga, y Badajoz. O en Teruel, donde también entró en juego Vox. O a los que, por el contrario, pactaron con el PSOE, como en Ciudad Real, que se centró en un relevo a los dos años de ambos grupos en el bastón de mando, mientras en Guadalajara acordaron apoyar el mandato completo del socialista Alberto Rojo, con un teniente de alcalde de la formación de Arrimadas. También miran de reojo los acuerdos cerrados en un puñado de ayuntamientos valencianos donde se aliaron con el PSPV.

Pero, a día de hoy, la 'joya de la Corona' es el Ayuntamiento de Madrid. Allí el acuerdo funciona y la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, presume de mantener una excelente relación con el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, del PP.