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Las recetas para el primer gobierno de coalición: o Ciudadanos vota sí o ERC se abstiene

El abrazo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias es el principio de un posible Gobierno de coalición al que aún le queda convencer a los proclives y, sobre todo, embarcar a reticentes. El preacuerdo firmado este martes ha sido rápido, sin vetos, sin retransmisión en directo de la negociación, y empuja la presión hacia otros partidos clave, que tienen ahora en su horizonte apoyar un gobierno que no es de su devoción o el abismo de las terceras elecciones.

Con la calculadora en la mano, solo hay dos opciones plausibles. Una es que Ciudadanos vote sí a la investidura en primera vuelta, que requiere alcanzar 176 síes, lo que también haría necesario el apoyo de partidos como PNV –que ha perdido uno de sus siete escaños iniciales para quedarse en 6–, Más País, Teruel Existe o el partido cántabro de Revilla. La parte difícil es la primera, que les apoye el partido que dirigió Rivera, en los huesos tras el batacazo que les ha llevado a perder 47 diputados para quedarse en 10 y además ahora desnortado tras la dimisión del líder.

La primera reacción al pacto PSOE-Unidas Podemos en redes no augura que el partido vaya a apoyar ese posible Gobierno de coalición. Si a Sánchez lo marcaron como línea roja antes del 28A, una estrategia que se ha revelado electoralmente inútil, una vicepresidencia y ministerios para Unidas Podemos se sale, en principio, de todas sus perspectivas. También les incomodaría la presencia de PNV en ese combinado. El partido nacionalista vasco ha saludado el pacto con buenas palabras. Aitor Esteban, el portavoz del grupo vasco en el Congreso, se ha mostrado optimista aunque no ha dado nada por hecho: “Vamos a ser responsables y vamos a intentar ser constructivos”.

Sin embargo, la posición que pueda tomar Ciudadanos es ahora imprevisible, después de que haya dimitido Albert Rivera, que ejercía sobre el partido algo más que un liderazgo. La formación se encuentra en su peor momento electoral y orgánico. Los pros que encontraría para apoyar a Sánchez en su gobierno de coalición, que ya han avanzado que no les gusta, sería dejar fuera de juego a los independentistas catalanes, emulando a Manuel Valls, que propició un Gobierno de Ada Colau y los socialistas en Barcelona con tal de que no llegara a la Alcaldía ERC. Tras hacerlo, Valls se marchó del partido con el reproche de los mandos de Ciudadanos. Por las manifestaciones públicas de líderes como Villegas o Arrimadas, de momento no contemplan esa opción.

Si Ciudadanos decide no apoyar la investidura de Sánchez prácticamente no queda otra opción que esperar a una segunda vuelta, donde Esquerra Republicana de Catalunya se abstuviera (en el actual contexto es difícil que apoye a Sánchez en una primera vuelta). En ese caso, sería suficiente para el PSOE recolectar más síes que noes, así que la abstención de los independentistas republicanos daría luz verde a la coalición, una vez más si cosecha el apoyo de partidos más pequeños. Cuando se frustró el pacto anterior entre Iglesias y Sánchez, el líder catalán Gabriel Rufián incluso medió entre los dos partidos para que lograran un acuerdo. Aunque eso fue antes de la sentencia del procés.

La situación política en Catalunya ha empeorado y complica cualquier guiño de ERC a Sánchez, que en sus últimas intervenciones ha propuesto ilegalizar la celebración de referendos o traer de vuelta a Puigdemont a través de la Fiscalía. El ambiente en el Parlament tampoco allana el camino, ya que su presidente Roger Torrent está en un pulso con el Constitucional, que quiere impedir que se voten iniciativas sobre la autodeterminación. Al otro lado, la posibilidad de un gobierno de derechas, que puede decantar a ERC por la abstención.

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