El 28 de abril por la noche, Pablo Iglesias ofreció a Pedro Sánchez un gobierno de coalición proporcional con un acuerdo integral de programa y equipos. A partir de ahí, se sucedieron mensajes directos e indirectos, alguna reunión en Moncloa antes y después de las elecciones del 26 de mayo, que Sánchez intentó aprovechar en la batalla de posiciones con Iglesias, y una sucesión de propuestas, algunas a través de los medios, que culminaron a finales de la semana pasada. Con el veto de Sánchez a Iglesias como condición para hablar de un Gobierno de coalición y la renuncia del líder de Unidas Podemos a entrar en el Gobierno.
Escriben Andrés Gil e Irene Castro.