Jóvenes escritores cambian el paso: los videojuegos no son el enemigo de los libros y pueden ir de la mano

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Alejandro Luque

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El tópico es tan antiguo que casi parece inmutable: libros y videojuegos no solo son mundos diferentes, sino irreconciliables. Lo saben los padres, insisten en ello los profesores y los jóvenes lo corroboran… Pero algo está cambiando. De un tiempo a esta parte, cada vez son más las voces que impugnan esa idea, abogando por una armonía entre ambas formas de cultura y entretenimiento. Sobre ello gira precisamente la mesa redonda titulada La princesa está en otro castillo. Romance, literatura, videojuegos. Mundos compartidos, que ha acogido la Feria del Libro de Sevilla bajo la coordinación de Andalucía Reader Con (ARC).

Cuatro voces procedentes de la joven literatura actual coinciden en señalar que los videojuegos no solo son el enemigo, sino que incluso pueden ir de la mano. La madrileña Myriam Lejardi (1987), autora de comedias románticas como Hasta que su muerte nos separe, Tres (no) son multitud, Cómo (no) enamorarse o Hellfriend, la similitud entre ambos mundos “se funda sobre el hecho de que en ambos existe una narrativa. Incluso en algunos aparentemente más planos, como Mario Bros, hay una princesa, distintos castillos por los que ir transitando. Es cierto que con los libros tienes que visualizar tú mismo lo que te están contando, mientras que en los videojuegos la imagen ya te viene dada y el éxito final depende de ti. Pero también hay videojuegos que son mucho más interactivos, y no requieren tanto de una particular habilidad, como de la adecuada toma de decisiones, como en aquellos libros de Elige tu propia aventura”.

“De hecho”, prosigue la escritora, “hay mucha gente que comparte ambas aficiones, o al menos no rechaza una cosa ni la otra. Hoy todos entendemos que no es una guerra. Y lo mismo sucede con la idea de asociar la lectura como algo femenino y los videojuegos como algo masculino. La realidad demuestra que es un gran error”.

Chicas y pistolas

Una idea con la que coincide Cristina Prieto, ferrolense de 1994, booktuber y autora de la novela Un error a medida, para quien “la idea según la cual si te gustan los videojuegos no te van a gustar los libros, porque te vas a aburrir, y viceversa, cada vez tiene menos reflejo en la realidad. De hecho, hay un estereotipo que viene siendo muy representativo, una persona amante de los libros que acaba teniendo relaciones con alguien que juega. ¡No serán cosas tan incompatibles!”

A renglón seguido, Prieto confiesa que es su propio caso: su novio es gamer. “Yo juego a cosas más tranquilas que él, tipo Candy Crush, tal vez porque a las chicas nos han educado así. Pero también hay chicos leyendo novela romántica -aunque sean minoría por el momento- y chicas jugando a juegos de pistolas. Tengo la sensación de que todos estamos luchando por romper esas cajas en las que nos han metido, y que aspiramos a que cada uno lea y juegue a lo que quiera. En unos años las estadísticas van a saltar por los aires: aunque es imposible luchar contra todos los estereotipos que nos rodean, las cosas están cambiando por la presión de muchos frentes a la vez”.

“Considero que se tratan de dos vehículos para contar historias, diferentes e incluso complementarias”, asiente Raquel Brune (Madrid, 1994), autora de media docena de novelas (Oscura es la noche, Los dones de la muerte) y comunicadora especializada en literatura y escritura. “Pertenezco a una generación que ha crecido leyendo los libros de Harry Potter por la mañana y jugaba al videojuego por la tarde como dos formas de adentrarnos en Hogwarts. Como escritora a la hora de crear personajes, mundos y tramas no solo me han influenciado libros, sino también películas, series y cómo no videojuegos”.

Aprender unos de otros

La autora añade que “quienes escribimos historias ahora hemos crecido soñando con Link y la princesa Zelda o con ser un entrenador Pokemon recorriendo el mundo en busca de aventuras y esas historias nos han marcado con la misma fuerza que los libros que leíamos. No es la única forma en la que la literatura se nutre de de los videojuegos. Hay muchos libros que se inspiran directamente en ellos, como Warcross o Ready Player One que se ambientan en el mundo de videojuegos ficticios o Mañana y Mañana y Mañana que sigue los pasos de un grupo de amigos que se propone crear su propio videojuego”.

Javier Ruescas (Madrid, 1987), escritor y youtuber, autor de títulos como Pulsaciones, Electro, Por una rosa o Prohibido creer en historias de amor, opina por último que literatura y videojuegos “beben muchísimo unos de otros. Yo al menos aprendo muchísimo de los creadores de videojuegos, y sé que éstos también toman cosas de la literatura. Hay libros a tutiplén que construyen ese universo de los videojuegos y van de la mano. Lo que hay que intentar conseguir es que los adultos que enfrentan ambas cosas dejen de hacerlo: que se deje de utilizar como castigo a los hijos quitarles la consola y obligarles a leer tantas páginas. Ambas cosas tienen que ser un premio, porque en efecto lo son”.          

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