El comité de empresa de Sofitec advirtió hace un año de las deficiencias que se detectaban en los procesos productivos que, a día de hoy, han provocado que el gigante aeronáutico Airbus se tambalee. Uno de los principales protagonistas del sector de la aviación ha puesto en cuarentena a la fabricante sevillana después de haber confirmado que es la responsable de los paneles defectuosos del fuselaje del A320.
La noticia trascendió este miércoles tras las deducciones que compartió Airbus con sus clientes durante una presentación oficial, según adelantaron las agencias Reuters y Bloomberg. Por tal motivo, el grupo galo inspeccionará 628 aviones A320, de pasillo único, a partir de esta semana por los posibles defectos en el fuselaje —elemento estructural en el que se sitúa la cabina de mandos, al igual que la de pasajeros y las bodegas de carga, es decir, la parte central de la aeronave.
“Hay delegados que han levantado la mano para decir que había algo mal, pero los han cambiado de puesto o despedido”, asegura Carlos Parra, responsable del sector aeronáutico en UGT Sevilla, en conversación con este medio. El traspié en la producción supone reducir su objetivo anual de entregas, ya que pasa de las 820 previstas a unas 790 unidades, con una pérdida en cuestión de horas de cerca de 9.400 millones de euros en capitalización bursátil, según valora el sindicato.
Persecución sindical
La cadena de producción incumplía con los algunos parámetros de calidad, por ejemplo, al utilizar productos caducados como los sellantes. Además, se modificaban las fechas para cumplir con el tiempo de curado de este producto. Por otra parte, los termómetros utilizados en las instalaciones de Carmona recogían hasta 34,6º C en el interior, donde se manejaba el material sensible, con picos de hasta 35,7º C, según las imágenes a las que ha podido acceder este medio.
Los valores óptimos serían, en todo caso, entre 21º C y 25º C, tal y como marca la normativa para aviación civil de Airbus. Al alcanzar los valores tan extremos, el material necesitaría ser validado por el Departamento de Ingeniería de Sofitec, con tal de preservar la operatividad de la sustancia, ya que se necesitaría de más tiempos de curados. Una certificación por parte de los profesionales que podría supone la interposición de hojas de no conformidad en atención al montaje, de no ser el procedimiento adecuado. Una vez hechas estas fotografías, se despidió a la persona que facilitó las incidencias en la semana siguiente, si bien la compañía justificó el receso por otras motivos.
Las quejas que se comunicaron a la dirección por parte de los trabajadores, preocupados por el óptimo mantenimiento del servicio, provocaron una persecución sindical, sostiene la parte sindical. Las repercusiones se multiplicaron a lo largo de este último año y señalan momentos notorios, como la rotación de un miembro del comité de empresa de la sección de calidad a otra, bajo la excusa de que “era incompatible” con el puesto sindical que desempeñaba.
Sofitec no ha emitido ningún comunicado ni ha atendido la petición de información por parte de este periódico mientras la esfera mediática se alimenta de las últimas declaraciones de Airbus, desde donde se había delegado la supervisión de las piezas al proveedor. Un contratiempo que se suma al acaecido hace unos días, cuando el grupo comunicó que se llevaría a cabo la revisión de 6.000 aviones, también A320, para efectuar una actualización urgente del software y descartar fallos de funcionamiento bajo condiciones de radiación intensas.
Cuatro millones en subvenciones
En 2024, Sofitec facturó casi 50 millones de euros teniendo como su principal cliente al gigante aeronáutico. A la compañía, el representante sindical de UGT le plantea una demanda acuciante: que Airbus “vele por unas mínimas normas éticas en su cadena de suministros, porque esto lo denunciamos en su momento y hay incumplimientos de calidad, lo que provoca que reviente la empresa”. En segundo lugar, su mensaje va dirigido a los organismos públicos que subvencionan a la entidad sevillana, con tal de que tomen cartas en el asunto y den cobertura a los empleados.
Cabe recordar que a la empresa andaluza se le ha concedido desde el año 2021 más de cuatro millones de subvenciones públicas, tanto tramitadas por parte del Ministerio de Ciencia en ayudas a proyectos como de la mano del Servicio Andaluz de Empleo en materia de empleabilidad. Ante un futuro amenazante, Parra insiste en que la organización sindical pretende “que los trabajadores continúen en su puesto”, pese a que el incumplimiento de objetivos y el retraso en la producción pueda hacer tambalear a la plantilla ubicada en la provincia hispalense.
Desde UGT FICA Sevilla, valoran a través de un comunicado que lo ocurrido “compromete tanto la seguridad industrial como la reputación de la industria aeronáutica andaluza y europea”. En el panorama nacional, Andalucía es la segunda comunidad exportadora de España del sector aeronáutico, asumiendo el 28% de la producción y tan solo por detrás de Madrid. Las cifras hablan por sí solas, ya que en los primeros meses de 2024 las exportaciones aeronáuticas andaluzas alcanzaron los 1.938 millones de euros, es decir, un 50% más que el mismo periodo del año anterior.
Control sindical
El volumen de facturación y la mano de obra que se cifra en alrededor de 400 compañeros no hace menor el error, más cuando se sabía de su existencia. Pese a las denuncias realizadas, Carlos Parra lamenta que la acción sindical se haya visto reducida después de perder la mayoría en el comité de empresa. “Ante las actitudes antisindicales de la empresa, con varias denuncias en los tribunales, tanto por coacciones como por despidos, quedamos en minoría y estamos a merced de la candidatura independiente presuntamente controlada por la empresa”, añade.
A principios de año, UGT contaba con seis delegados, mientras que la organización CGT tenía otro representante y el Grupo Independiente Sofitec (GIS), supuestamente bajo el mando de la empresa —los comúnmente llamados sindicatos amarillos—, consiguió otros seis miembros. Dada la actual situación, Parra critica que “se haya blanqueado todo y se haya acabado tanto con los requerimientos como con las denuncias dirigidas a Inspección de Trabajo”.
Más allá del reciente escollo, lo que movilizó la acción sindical fue la muerte de Faustino, un joven de 24 años que trabajaba en el Parque Industrial y Logístico de Carmona a las órdenes de Sofitec. En el turno de noche, y apenas mes y medio después de ser contratado como carretillero en prácticas, pereció aplastado bajo una máquina. El caso, aun en instrucción judicial, motivó que tras 25 años de historia se realizaran las primeras elecciones sindicales para poner freno a las prácticas abusivas por parte de la empresa: “Hay cultura del miedo, o te sancionan o te despiden”. Por todo ello, Parra solo pide “que se cumpla la normativa en materia de salud y seguridad”, con tal de no tener que lamentar nuevas pérdidas humanas o, en el caso de Airbus, ingentes cantidades económicas.