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Irán se vuelca en las ceremonias de duelo de Ashura pese a la crisis

Irán se vuelca en las ceremonias de duelo de Ashura pese a la crisis

EFE

Teherán —

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Las procesiones de luto para conmemorar la muerte del imán Husein recorren hoy las calles de Irán, donde los creyentes se han esforzado por mantener intactas las ceremonias y tradiciones del día de Ashura pese a la actual crisis económica.

Grupos de hombres vestidos de negro caminaron tras imponentes “alamat” o estandartes metálicos, que recuerdan el martirio del tercer imán de los chiíes y nieto del profeta Mahoma en la batalla de Kerbala (actual Irak) en el año 680 de nuestra era.

Golpeándose el pecho con los puños o flagelándose la espalda con pequeños látigos de cadenas metálicas, entonaron los cantos de duelo propios de la Ashura, que tiene lugar en el décimo día del mes de muharram.

Esta festividad religiosa es la más importante para los chiíes y es ampliamente celebrada en la República Islámica de Irán, donde las “heiat” o cofradías invierten un gran dinero y esfuerzo para que las ceremonias no pierdan color.

Es habitual que estas cofradías instalen en las calles “takieh” o casetas en las que se reparte comida y té a los viandantes, que en ocasiones esperan largas colas para hacerse con las preciadas viandas.

Este dispendio ha supuesto este año un doble esfuerzo, debido al alza de los precios a causa de la fuerte devaluación de la moneda nacional, el rial, respecto al dólar y a la entrada en vigor el pasado agosto de la primera ronda de las sanciones estadounidenses.

Kamal Pahlevaní, responsable de un “heiat” con 90 años de historia en el tradicional barrio teheraní de Darrus, explicó a Efe que han preparado la misma cantidad de comida que otros años pese a las dificultades.

“No ha habido ningún cambio y con la bendición del imán Husein todo se ha arreglado, pero a nivel económico sí nos ha costado mucho más”, reconoció Pahlevaní.

Muchas personas se dedican a repartir comida por un voto realizado o para que se cumplan sus deseos, pero en el caso de la familia Pahlevaní llevan a cabo estas tradiciones porque se consideran -señaló su representante- “sirvientes del imán Husein”.

Este imán falleció en la citada batalla de Kerbala a manos del califa Yazid I, un hecho que marca el comienzo del cisma entre chiíes y suníes, las dos ramas principales del islam.

Sí había hecho una promesa al imán el cocinero Habib Ordí, que estos días se afana entre los fogones de la caseta de la cofradía Ali Akbar, en la que cada noche del mes de muharram se prepara comida donada por algún vecino del barrio.

“La situación este año es más difícil, pero si no repartimos comida significa que nos hemos dado por vencidos. Nosotros tenemos que resistir ante la arrogancia”, dijo a Efe Ordí, en alusión a Estados Unidos.

Desde que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunció en mayo pasado que retiraba a su país del acuerdo nuclear multilateral de 2015 con Irán y que volvía a imponer sanciones económicas al país persa, los problemas económicos no han hecho más que exacerbarse.

Ordí aseguró que aunque el precio del kilo de arroz llegue a 200.000 riales (en la actualidad un euro y medio, pero hace tan solo seis meses, tres y medio), “la gente lo compra y se sacrifica por el imán Husein”.

Los sacrificios, además de económicos, son físicos, como queda patente en las procesiones de los “alamat”, pesadas estructuras metálicas decoradas con plumas y estatuillas de animales.

Los ritos más habituales engloban los látigos de cadenas, que estos días se pueden comprar en puestos callejeros, pero en algunas procesiones estos movimientos de flagelación se realizan con espadas al ritmo de tambores.

Una de las zonas de Teherán más auténticas es el Gran Bazar, donde los dueños de los comercios celebran con mucha pasión la festividad de Ashura.

“Mi familia desde hace 70 años trabaja en el bazar y hace votos en Ashura para que nuestros hijos estén siempre sanos. Tenemos una fuerte creencia en el imán Husein”, dijo a Efe Iran Vafaí Neyad, viuda de un importante bazarí.

Esta mujer de 68 años, sentada junto a varios “alamat” de su cofradía, afirmó que “cualquier deseo que tengas sin falta se cumple” por la intercesión del imán ante Dios.

“Los que no pueden tener hijos o quieren casarse, los que aspiran a comprar una casa o los que sufren problemas económicos, piden aquí su deseo”, subrayó.

En la plaza principal del bazar también se representa estos días en una enorme carpa la historia de la batalla de Kerbala, un teatro tradicional llamado “tazie”.

Esta práctica habitualmente amateur, en la que los participantes se visten de época con espadas y escudos, es seguida con fervor por los iraníes, al igual que el resto de las tradiciones de Ashura, a las que acude incluso gente poco creyente.

Por Marina Villén

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