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La voz solidaria de Barbara Hendricks

La voz solidaria de Barbara Hendricks

EFE

Madrid —

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Desde que en 1974 debutara en la Ópera de San Francisco con “La Coronación de Popea” de Monteverdi, Barbara Hendricks ha paseado su voz por los escenarios de todo el mundo. Pero, en su visita a España, la soprano sueco-estadounidense ha reivindicado su labor como embajadora de la ONU.

“Los políticos no actúan por sí mismos. Solamente cuando la opinión pública lo demanda”, explica Hendricks a Efe tras sus recitales en Barcelona y Zaragoza esta semana.

Nacida en 1948 en Stephens (Arkansas EEUU) en una humilde familia, Hendricks alterna su carrera de soprano con la de embajadora de buena voluntad del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) por lo que visita campos de refugiados por todo el mundo, el último de ellos, recuerda, en Burkina Faso.

“Desafortunadamente, hay mucho trabajo que hacer”, lamenta la soprano, para quién tenemos la “obligación moral de ayudarles”. “Lo que intento hacer es trasladar su historia a la gente y a los medios de comunicación”, añade.

Hendricks, quien destaca que los refugiados son “seres humanos como nosotros”, pretende en un futuro seguir trabajando para darles una voz que los saque de su situación de extrema pobreza.

“A lo largo del tiempo, como seres humanos, haremos cosas estúpidas como las guerras”, agrega la artista, residente en Europa desde 1977.

Tras más de cuarenta años desde que se iniciara con la música afroamericana, el jazz, el espiritual y el gospel en el coro de la iglesia metodista de su barrio, donde su padre ejercía como pastor, Hendricks se muestra muy agradecida al público que le ha seguido paso a paso.

“Si tuviera que considerar mi carrera como una buena comida, diría que soy un buen postre”, afirma la soprano, que acumula un repertorio de más de veinte títulos.

Su voz ha intervenido, entre otras, en “Las bodas de Fígaro”, “La flauta mágica”, “Carmen”, “Manon Lescaut”, “Turandot”, “Rigoletto”, “El caballero de la rosa” o “Fidelia”.

Y es que Hendricks, después de más de cuarenta años dedicada a la música, no adelanta como se ve en un futuro, y prefiere seguir haciendo las cosas que le divierten en el día a día.

“Me siento afortunada de poder cantar la música que amo y continuar aprendiendo cosas nuevas trabajando con nuevos músicos con los que no he participado antes”, dice Hendricks, Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2000 por su defensa de los Derechos Humanos y por la contribución de su labor artística al patrimonio cultural de la humanidad.

Respecto a su labor humanitaria, la soprano se muestra molesta por la crisis económica actual, a la que no considera “natural” como una inundación, y mantiene que está causada por “la ambición de los seres humanos”.

“En cierto modo, los políticos todavía no están al corriente de lo que han hecho. Hay gente sufriendo en todo el mundo las consecuencias”, declara.

De su visita a España, asegura que el público ha respondido de una manera “fantástica” a su repertorio, y destaca que le encanta viajar a este país para disfrutar de su belleza, su historia y el buen vino.

“La gente ha sido muy generosa conmigo. Es importante para mí estar aquí aunque no sean buenos tiempos”, reitera la artista suecoestadounidense, quien lamenta que no haya más espacio para la música clásica en los medios de comunicación, para que así los jóvenes tengan un mayor acceso a ella.

“No tienen por qué escucharla, pero deben saber que existe, que es parte de su herencia”, concluye.

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