El motor giró con precisión y las articulaciones respondieron sin fallos, de modo que cada paso se convirtió en una prueba de equilibrio y resistencia. El humanoide avanzó con movimientos calculados, mientras su estructura metálica absorbía las vibraciones del suelo.
En cada tramo, los sensores ajustaban el ritmo para mantener el rumbo, y la luz del amanecer reflejaba el progreso de una marcha programada para no detenerse. La estabilidad de su sistema provocó una continuidad que ningún fallo en su sistema interrumpió, lo que marcó el inicio de un desafío que acabaría confirmando una nueva etapa en la robótica.
Un modelo asiático completó una ruta extensa entre dos grandes núcleos urbanos
Un humanoide chino recorrió 106 kilómetros entre Suzhou y Shanghái en tres días, con un sistema de baterías que le permitió mantener la marcha sin interrupciones. La caminata comenzó en la noche del 10 de noviembre de 2025 en el lago Jinji, en Suzhou, y concluyó el día 13 en Shanghái. El recorrido, realizado por el modelo AgiBot A2, se mantuvo activo durante todo el trayecto sin apagarse ni desviarse del itinerario.
La clave de la autonomía estuvo en su estructura modular de energía, que permitió cambiar las baterías en marcha y continuar sin pausas. El resultado fue un trayecto continuo que le valió el reconocimiento del Guinness World Records como el robot humanoide que más distancia ha recorrido en toda la historia.
La empresa AgiBot Innovation, responsable del desarrollo del modelo, había presentado antes versiones industriales como el Raise A1, de 1,75 metros y 53 kilogramos, pero con funciones limitadas. La serie Yuanzheng, a la que pertenece el A2, amplió la autonomía y la capacidad de desplazamiento.
El robot no se concibió como prototipo de laboratorio, sino como modelo comercial capaz de operar fuera de entornos controlados. La compañía destacó que este modelo simboliza la transición de la robótica china hacia un desarrollo orientado a entornos reales, en un momento en que el sector nacional acelera su competencia con las grandes firmas internacionales.
La integración de sensores mantuvo la orientación durante todo el recorrido
Las tecnologías integradas en el A2 combinaron sensores y algoritmos de control. El sistema incluye doble módulo GPS, tecnología LiDAR para medir distancias y cámaras de profundidad por infrarrojos. Todo ello permitió que el robot se orientara entre calles, puentes y zonas con iluminación variable. Los algoritmos de equilibrio gestionaron los movimientos para evitar tropiezos incluso en superficies irregulares, mientras el software de navegación mantuvo el cumplimiento de las normas de tráfico y la adaptación a pendientes o rampas.
El recorrido de tres días fue posible gracias a un sistema de baterías intercambiables en caliente, que permitió sustituir los módulos de energía sin detener el movimiento. Ese diseño eliminó las paradas técnicas, garantizando que la caminata se completara sin apagones ni interrupciones. La empresa reconoció que, al final del trayecto, las suelas de los pies del robot mostraban cierto desgaste, aunque consideró que se trataba de un efecto normal tras varios días de funcionamiento continuo.
La importancia del logro se encuentra en que la prueba se realizó en condiciones reales, con todo lo que ello implica, y no en un entorno controlado. Caminar más de 100 kilómetros es un reto incluso para humanos, y que un robot mantenga su actividad hasta el final pese a los posibles imprevistos demuestra la madurez de su hardware y software.
Según la compañía, la experiencia abre la puerta a usos en transporte, tareas de guía, logística urbana o supervisión. Este avance confirma que los humanoides con autonomía completa, al menos si no han sido creados por Elon Musk, ya están más cerca de incorporarse a los espacios cotidianos.