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The Guardian en español

Los grupos antiaborto utilizan los adelantos científicos para justificar leyes cada vez más restrictivas

Manifestantes contra el aborto en enero de 2014, en Washington.

Jessica Glenza

Nueva York —

El doctor Edward Bell trata a los bebés más pequeños en el hospital infantil de la Universidad de Iowa, bebés prematuros que pesan medio kilo o menos y que tienen pocas posibilidades de sobrevivir.

Uno de sus proyectos favoritos es rastrear a los bebés más pequeños del mundo, algo que a veces atrae la atención de los oponentes al aborto. Pero aun así, la visita que recibió en agosto de 2016 lo sorprendió.

La senadora estadounidense Joni Ernst, una republicana de Iowa que se opone al aborto fervientemente, envió a personas de su equipo a entrevistar a Bell. Un artículo publicado en la revista académica New England Journal of Medicine había reavivado el debate sobre si los bebés nacidos con sólo 22 semanas de gestación pueden sobrevivir con un tratamiento agresivo.

“Por supuesto que su interés era ver cómo podían utilizar esto a favor de su cruzada política,” afirma Bell, refiriéndose al derecho al aborto. “Aunque no me lo dijeron abiertamente”. Cree que el interés de sus entrevistadores estaba claro: “¿Qué puede significar esto en relación a la posibilidad de restringir el acceso al aborto?”.

La visita del equipo de Ernst ilustra una antigua tensión en el debate sobre el aborto. Cuando el Tribunal Supremo de Estados Unidos falló a favor de la legalidad del aborto en una sentencia histórica de 1973 conocida como Roe vs. Wade, los estados ya no pudieron prohibir el aborto antes del “punto de viabilidad”. 

Así, el momento en que un feto puede sobrevivir fuera del útero materno se convirtió en un concepto legal y en el centro de atención de los grupos de activistas. En 1973, la viabilidad se encontraba en las 28 semanas de gestación (siendo 39 semanas el periodo completo de embarazo). Pero, como bien predijo la jueza del Supremo Sandra Day O’Connor, Roe estaba “en una trayectoria de colisión consigo mismo”.

“A medida que la ciencia es capaz de garantizar mejores cuidados para la existencia separada del feto, el punto de viabilidad se irá acercando al momento de la concepción”, escribió en 1983 la jueza.

En 1963, la primera dama Jacqueline Kennedy dio a luz a Patrick Bouvier Kennedy a las 34 semanas de gestación. Al haber pocos tratamientos disponibles, el niño falleció 39 horas después de su nacimiento. Su muerte avivó el apoyo público al drama de los bebés prematuros.

Hoy, con la ayuda de tratamientos extremadamente agresivos y costosos, se considera que la viabilidad se ha extendido a las 24 semanas de gestación. En 2014, un congreso médico concluyó que niños nacidos con 23 semanas de gestación deberían ser considerados “potencialmente viables”, ya que aproximadamente un cuarto de esos bebés lograban ser recuperados.

Riesgos de dolencias irreversibles

Edward Bell, que trabaja en neonatología con tecnología avanzada, explica que cada vez más bebés de 22 semanas de gestación logran sobrevivir, aunque todavía corren un alto riesgo de sufrir parálisis cerebral, problemas severos en la vista o enfermedades pulmonares crónicas. 

“Las leyes que regulan el aborto son diferentes en cada estado, y estaban basadas en lo que se creía que era el punto de viabilidad”, afirma Bell. Si bien el médico aclara que considera que toda la atención de los activistas antiaborto lo distrae de su trabajo con bebés prematuros, reconoce que la viabilidad es “un objetivo en movimiento”.

“Se ha llegado al punto de que en muchos sitios puedes hacerte un aborto legal de un bebé que podría ser paciente de la unidad de neonatología en el mismo hospital y con buenas posibilidades de supervivencia. Y eso para muchas personas es inaceptable”, asegura Bell, que explica cómo convergen los avances de la medicina con las restricciones al acceso al aborto.

La elección de Brett Kavanaugh por parte de Donald Trump para el Tribunal Supremo de Estados Unidos podría convertirse en un punto de inflexión en el derecho al aborto en ese país si el juez es confirmado en el puesto. Los activistas proaborto creen que Kavanaugh fallará en contra del derecho al aborto si el caso llega al Supremo. Ahora, los avances neonatológicos podrían ofrecer más argumentos a favor de la restricción del aborto. 

Los activistas antiaborto están estudiando el progreso médico como una forma de justificar leyes aún más restrictivas. Veintiún estados ya prohíben el aborto después de las 20 semanas de gestación, y los legisladores que han impulsado estas leyes han citado específicamente historias de milagros de la neonatología.

La visita del equipo de Ernst a Bell no fue casualidad. Sucedió seis semanas después de que el Supremo anulara una ley de Texas que habría cerrado tres cuartos de las clínicas del país. La ley fue considerada anticonstitucional, a pesar de que Texas argumentaba que estaba pensada para proteger a las mujeres al exigir que las clínicas donde se realizan abortos tuvieran privilegios de admisión en los hospitales locales. La oficina de Ernst no respondió un pedido de comentario sobre este tema. 

Poco más de un año después, Ernst reclamó que se prohíba el aborto después de las 20 semanas a nivel nacional, citando específicamente casos como el de Micah Pickering, un bebé nacido en Iowa con 22 semanas de gestación que logró sobrevivir.

“Es hora de que escuchemos la evidencia científica”, declaró Ernst ante el Senado de Estados Unidos en enero de 2018. La senadora reclamó que se prohíba el aborto después de las 20 semanas utilizando “las inspiradoras historias de” bebés como Pickering, que “demuestran que pueden sobrevivir fuera del útero”.

La historia de Pickering fue conocida por Ernst en 2015, después de que la familia fuera llevada a la ciudad de Washington por el grupo antiaborto La Lista de Susan B Anthony.

Con el tiempo de gestación que tenía Pickering al nacer, los bebés tienen un 1% de posibilidades de sobrevivir sin discapacidades importantes, según datos del Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos. Al mismo tiempo, sólo un 1% de los abortos se realizan en este momento de la gestación, y a menudo se hacen para preservar la vida de la madre o porque la vida del feto no es viable. El coste económico y emocional de intentar salvar bebés tan prematuros es muy alto, afirman médicos y pacientes

Clayton Pickering, padre de Micah, afirmó que al hospital le costó unos 860.000 euros salvar la vida de su hijo. La familia Pickering estaba en ese momento cubierta por Medicaid, así que no tuvo que pagar, pero para familias con seguro médico privado el coste puede ser potencialmente devastador.

Además, la agresividad de los tratamientos obliga a los padres a tomar decisiones muy difíciles en relación a cirugías y procedimientos invasivos sin garantía de éxito y con el riesgo de prolongar el sufrimiento del bebé.

La vida y la viabilidad del feto

“Cada década, el umbral de viabilidad se mueve una semana hacia atrás, más o menos”, afirma Bell. “Cuando yo comencé”, en los años 70, “había bebés de 28 semanas de gestación que sobrevivían, luego de 27 semanas”.

“Nos decían que ni siquiera intentáramos salvar bebés de menos de un kilo de peso porque se consideraba una pérdida de tiempo o algo éticamente cuestionable”, relata Bell. “O morían o quedaban con discapacidades tan graves que no era correcto”.

Desde que los antiaborto fueron derrotados por el fallo del Supremo, cada vez se oyen más fuerte los argumentos de que “la ciencia está de su lado” y las leyes que reclaman son de las más restrictivas del mundo.

“Para mí, debemos poder debatir científicamente para avanzar”, afirma Rick Bertrand, senador de la legislatura de Iowa, sobre la prohibición del aborto después de las seis semanas de gestación, proyecto que él apoyó. “Roe vs. Wade es una ley anticuada que debe ser cuestionada. Cuando la cuestionemos y la ciencia avance, esto no es algo subjetivo, no es algo religioso, y diga que la vida comienza con la concepción, podremos probar que Roe Vs Wade es nula”. 

“Los activistas antiaborto distorsionan a propósito los hechos por su obsesión casi fetichista con la ‘vida fetal’”, dice Erin Davison-Rippey, directora ejecutiva de Planned Parenthood en Iowa. Asegura que la reciente ley de Iowa es un ejemplo de ello. La ley prohíbe el aborto una vez que se detecta el “latido del corazón”, alrededor de la sexta semana de gestación. “Si lo vemos desde una perspectiva científica, estamos hablando de actividad cardíaca embrionaria”. La ley fue apelada y no está vigente.

Desde la mitad del siglo XX, la neonatología ha avanzado rápidamente. “Si estudias los inicios de las unidades de cuidados intensivos neonatales (UCIN), probablemente ya estaban relacionadas con la cuestión del aborto”, dice John Lantos,  un experto en bioética que ha estudiado extensamente las unidades. 

La sentencia de Roe en 1973 llegó una década tras la creación de Medicaid, un programa de seguro médico público para los pobres. Ambas cosas “llevaron a una alianza entre los progresistas, que veían a los bebés prematuros como pacientes vulnerables que merecían cuidados médicos, y los conservadores, que buscaban ayudar a todo bebé nacido con vida, ya que habían perdido la batalla del aborto,” explica Lantos.

Hasta que apareció Medicaid, no existían recursos para financiar las UCIN. “La mayoría de los hospitales no querían ni abrir una UCIN porque pensaban que no iban a poder mantenerla”, dice Lantos.

Los bebés prematuros necesitan vías intravenosas diminutas y otro equipo especial, cuidados 24 horas, enfermeras individuales, muchos estudios, medicamentos y a veces cirugías múltiples. Además, como los bebés prematuros son más frecuentes en familias pobres, gran parte del coste de estos cuidados recae en Medicaid. 

A medida que ha avanzado la neonatología, el trabajo de médicos como Bell ha logrado que bebés cada vez más pequeños sobrevivan. La aprobación de surfactantes, sustancias jabonosas que necesitan los pulmones, ha ayudado a que los bebés prematuros puedan respirar y han sido un salto en la tecnología neonatal en los años 90.

Pero no es la primera vez que los activistas contra el aborto recurren a la ciencia para dar un giro al debate. La tecnología ecográfica generó muchas leyes que exigían que las mujeres se hicieran una ecografía antes de poner fin al embarazo. Los activistas antiaborto ahora creen que las ecografías en 3D pueden beneficiarlos.

“Cada vez que hay un nuevo descubrimiento o desarrollo o avance, fortalecemos nuestra posición,” dice Carol Tobias, presidenta del Comité Nacional del Derecho a la Vida. “Claro que utilizaremos la información nueva para intentar educar al público”.

Algunos legisladores conservadores también creen que la neonatología puede ser la clave para restringir el derecho de las mujeres a abortar. 

“Cinco meses, cinco meses de gestación”, dijo Ernst al Senado. “Hoy, Micah es un niño feliz y extraordinariamente sano. La historia de Micah no es un episodio aislado. En todo el mundo encontramos historias extraordinarias de bebés que han sobrevivido tras nacer con sólo cinco meses de gestación.”

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