La Puglia: un viaje por el tacón de Italia

Trullos en Alberobello, una de las postales típicas de La Puglia. Andrea Passoni

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Apulia; la región sin lluvias. El tacón de esa bota geográfica que es Italia fue, durante siglos, una región inhóspita y lejana. Un país dentro de otro en el que las gentes hablaban una especie de griego antiguo heredero directo de la antigua Magna Grecia, un territorio griego anterior al nacimiento de la mismísima Roma. Un lugar lleno de leyendas y de historias de antiguos bandoleros. Un reino de frontera que fue, como decíamos, griego, bizantino o español antes de que Italia fuera Italia. Un ‘limes’ –límite de los imperios- que fue punto de fricción entre islam y cristianismo (cosa que se pone de manifiesto en la impresionante red de torres defensivas de la costa). Y zona transfronteriza, también, de la Italia moderna, que aquí casi no llegó hasta prácticamente antes de ayer.

Y eso se nota. Queda de manifiesto en las infraestructuras, pero también en la autenticidad de una región que apenas empieza a ser descubierta por el turismo , que siempre concentró sus miradas en el norte, Nápoles o Sicilia, dejando esta región al margen de la masificación; de las colas; de los precios abusivos. Pero los viajeros han descubierto este sur rotundo y La Puglia empieza a convertirse en destino estrella de esa gran potencia turística que es Italia. Playas impresionantes; una naturaleza contundente que mezcla lo árido con lo mediterráneo; una historia singular y una cultura apabullante –en la que enmarcamos la gastronomía- son las credenciales de esta región magna.

¿Por dónde empezamos y cómo vamos?

Si vas por avión, Brindisi y Bari son la puerta de entrada a la región. La primera cuenta con varias conexiones internas (Roma, Milán, Pisa) y con vuelos directos a Barcelona. Por su parte, Bari, tiene comunicación directa con varias ciudades españolas y una amplia red de conexiones con el resto de Italia. Bari es una magnífica base de operaciones para conocer el norte de la región, incluyendo las imprescindibles Matera –aunque está en la Basilicata- y Alberobello. Lo ideal es hacer tomar como bases estratégicas Bari al norte y Lecce al sur. Con un coche de alquiler todo se hace más fácil. Las distancias son cortas y permiten hacer excursiones de un día para ver varios de los puntos sugeridos y explorar el interior de la región, famosa por sus campos de olivos, sus huertas y sus pueblecitos encantadores.

También hay posibilidad de conectar los pueblos y ciudades por tren y otros medios de transporte público. Lamentablemente es difícil sistematizar la información sobre el transporte por lo que deberás hilar muy fino a la hora de programar los viajes y preguntar siempre en destino (cosas como horarios o tablas de destino son una utopía). Pero aún así se puede. Eso sí, no podrás internarte en los campos, visitar castillos alejados o pararte dónde te dé la gana y cuándo te dé la gana para admirar cualquier cosa que te salga en el camino. Esto no es una guía exhaustiva. Requeriría de cientos de posts como éste. Es una propuesta de ruta para cuatro o cinco días de viaje.

Los Imprescindibles

BARI.- Es la capital de la región y también la segunda ciudad más poblada del sur después de Nápoles. Una ciudad con dos caras: la vieja Bari es uno de los centros patrimoniales de la región y de la nueva Bari se dice que es la Milán del sur. La ciudad antigua tiene edificios notables como laBasílica de san Nicolás, laCatedral de San Sabino o el Castillo de los Suevos, una impresionante fortaleza del siglo XII. En el Palacio de la Providencia hay una importante colección de grandes pintores italianos. La nueva ciudad crece en torno a la Playa de ‘Pan y Tomate’ –así se llama-. Haciendo base en Bari se puede acceder en poco tiempo al Castel del Monte, un impresionante castillo medieval que merece la pena ir a ver (55 kilómetros); Giovinazzo, un idílico pueblo de pescadores con un casco histórico de ensueño (27 kilómetros); Noci, dónde se encuentra una de las iglesias prerrománicas más antiguas del país (49 kilómetros); la ciudad de Matera (77 kilómetros); Alberobello (55 kilómetros) –aunque merece la pena pasar la noche en estas dos ciudades-, las Cuevas de Castellana, las más espectaculares de toda Italia y Polignano a Mare (34,6 kilómetros).

MATERA .- Una auténtica delicia. Una de las ciudades más bonitas de Italia; y también de las más auténticas. Los Sassi son la principal seña de identidad de la ciudad; casas cueva excavadas en la roca caliza que fueron superponiéndose hasta crear un conjunto apiñado en donde los tejados se confunden con las terrazas vecinas y las callejuelas serpentean estrechas formando un laberinto de pasadizos, cuestas y escaleras. Este conjunto histórico ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad. También hay iglesias espectaculares que van desde el románico al barroco –impresionante la Catedral de Santa Maria della Bruna-, plazas, antiguas cisternas y acueductos y vistas impresionantes al Cañón de la Gravina.

ALBEROBELLO .- Del pueblo de Alberobello son famosos los Trulli, construcciones de piedra con el techo cónico que forman vistosos conjuntos arquitectónicos. Los Trullo, conjunto de estas construcciones que forman grandes espacios habitacionales, han sido restaurados y habilitados y hoy la mayoría de ellos se han destinado a alojamientos turísticos. Aún así el paisaje de Alberobello es una de las más gratas sorpresas de la región y, junto a Matera y Lecce, las grandes atracciones de la misma. Pintados de riguroso blanco y con extraños símbolos mágicos en sus cúspides, estos domos (trulli viene del griego tholos o cúpula) forman parte del catálogo del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Este modelo de construcción se repite en otros pueblos del Valle de Itria aunque es en Alberobello dónde se encuentra la concentración más importante. Muy cerca de aquí están las Cuevas de Castellana.

POLIGNANO A MARE .- En este punto de la costa, el terreno se eleva formando un escalón de varias decenas de metros de altura. La fuerza del mar creó un complicado mundo de grutas marinas, salientes y acantilados que fue aprovechado por los lugareños para crear una ciudad única. Los acantilados se funden con las fachadas de las casas creando un conjunto único que, muros adentro, es un auténtico laberinto con pocas concesiones al espacio en el que proliferan iglesias, casas medievales y humildes viviendas. Dicen que muchas casas están directamente comunicadas con el mar a través de las cuevas . Uno de los lugares más bonitos de la región. Si vas en verano, no puedes dejar de arrojarte al mar desde alguno de los cantiles. Es una tradición.

LECCE.- Le dicen la Florencia del sur. Y no es una exageración. Ideal como base para explorar el extremo sur de la provincia . Lo que el Renacimiento es a Florencia el Barroco es a Lecce. Una auténtica maravilla cargada de edificios históricos en los que domina este estilo arquitectónico y que tienen como cumbre a la Iglesia de la Santa Cruz, una extravagancia barroca que tiene el título de edificio más recargado de Italia, que ya es decir. El casco histórico de Lecce ha sido objeto de una cuidadosa restauración y acondicionamiento. Es totalmente peatonal y guarda tesoros romanos como el teatro y el anfiteatro; murallas y torres medievales, palacios renacentistas y, como decíamos antes, joyas del barroco italiano. Es una ciudad impresionante y fácil de recorrer. Y también una base de operaciones impresionante para ir descubriendo el extremo del tacón de la bota.

VISITAR EL CABO LEUCA.- En barco. Las excursiones rondan los 25 euros y salen desde varios puertos cercanos. Más allá del Cabo de santa María de Leuca, que es la punta del tacón italiano, se extiende un tramo de costa dominado por acantilados en el que se abren una docena larga de impresionantes cuevas en las que se introduce el mar formando lugares increíbles. Es un imprescindible y la verdad es que merece la pena.

Otros lugares que hay que ver .- Otranto posee un pequeño pero impresionante centro histórico en torno a su Castillo Aragonés. Ostuni es una ciudad blanca y bonita; parece un trozo de Andalucía en tierras de Italia. La ciudad de Gallipoli es, en realidad, una pequeña isla defendida por impresionantes murallas y otro de esos castillos que la Corona de Aragón sembró por toda la región para apuntalar su dominio sobre el sur de Italia. Tarento es otro de los puntos interesantes de la región. Ciudad de importancia en la que podemos encontrar muy buenos monumentos y el mejor Museo Arqueológico de la región.

Las mejores playas

Porto Cesareo .- La pequeña ciudad del Golfo de Tarento es la puerta de entrada a uno de los trozos de litoral más intensos y hermosos del sur de Italia . La costa rocosa, pero baja, que se extiende a ambos lados de la localidad está cuajada de pequeñas playas y calas con aguas cristalinas. Para los amantes de los castillos, este lugar es ideal para alternar chapuzones idílicos y la exploración de torres vigía y viejos castillos. La mayoría de ellos fueron levantados por España para defender las costas del Reino de Nápoles. En Punta Prosciutto, las calas dan paso a las grandes playas de arena.

Monopoli .- Situada a 45 kilómetros al sur de Bari y con buenas conexiones por tren, esta pequeña ciudad portuaria merece la visita por dos razones. Su puerto medieval es muy pintoresco y también son famosas sus playas. El primer tramo de costa hacia el sur es unasucesión de calas encantadoras y más allá largas y estrechas playas de arena dónde, por desgracia, proliferan los balnearios privados que tanto daño le hacen a la costa italiana.

Torre Guaceto .- Torre Guaceto es una pequeña torre de vigilancia situada junto a un frondoso soto bosque de matorrales y antiguas tierras de cultivo. Precioso todo. Pero lo que, de verdad, impresiona es el cordón de playas y los complejos dunares que se extienden al norte del castillete. Las playas son alucinantes y, a diferencia de otros lugares de la costa de la región, menos masificadas de lo que suele ser habitual.

Fotos bajo licencia CC: Giuseppe Milo ; Alan Farhadi ; Alessio Milan ; Gianfranco Vitolo ; Laurent ; Giorgio Minguzzi ; Patrick Nouhailler; Andrea PassoniAndrea Passoni

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