El verano va dando sus últimos coletazos, pero aún queda tiempo para una escapada que nos permita prolongar un poco más la sensación de vacaciones. En la costa suroeste de Gran Canaria, escondido entre montañas volcánicas y bañado por el Atlántico, se encuentra Puerto de Mogán, un pintoresco pueblo marinero conocido popularmente como la “Pequeña Venecia”. El nombre no es casual. Se debe a sus canales, a sus puentes y a sus casas blancas decoradas con buganvillas de vivos colores que recuerdan a la célebre ciudad italiana, aunque con un aire más relajado, cálido y tropical.
A tan solo una hora en coche desde Las Palmas de Gran Canaria, este rincón se ha convertido en uno de los destinos favoritos de quienes buscan combinar descanso, belleza paisajística y gastronomía. Es un lugar que parece diseñado para perderse, caminar por sus callejuelas adoquinadas y dejarse llevar por el ritmo pausado del mar.
Puerto de Mogán nació como un pequeño enclave pesquero que, con el paso de los años, se transformó en un referente turístico sin perder su esencia marinera. El puerto deportivo, con capacidad para más de doscientos barcos, convive en perfecta armonía con las barquitas tradicionales que aún siguen faenando. La arquitectura del lugar ha sabido respetar su entorno y continúa ofreciendo una postal de casas bajas encaladas, balcones de madera y un trazado urbano que se adapta al terreno y a los canales artificiales que lo atraviesan.
El clima es otro de sus atractivos principales. Gracias a su ubicación privilegiada, en Mogán se disfruta de más de 300 días de sol al año y una temperatura media que rara vez baja de los 20 grados, incluso en invierno. Este regalo meteorológico lo convierte en un destino apetecible en cualquier momento, pero especialmente en septiembre, cuando la masificación turística del verano disminuye y es posible pasear con calma.
La “Pequeña Venecia” canaria
El apelativo de “Pequeña Venecia” proviene de los canales que conectan la marina con el casco del pueblo. Estos canales, rodeados de jardines tropicales, dan lugar a un conjunto de puentes y pasarelas que evocan inevitablemente a la ciudad de los canales. Sin embargo, aquí no hay góndolas ni grandes palacios renacentistas, sino una atmósfera marinera con fachadas encaladas, contraventanas de colores y flores trepadoras que aportan un encanto único.
Al acercarse al corazón de Puerto de Mogán, en el lado izquierdo de la carretera aparece un pequeño canal que desemboca directamente en la playa. El canal está atravesado por dos puentes peatonales que permiten cruzar de un extremo a otro mientras se disfruta de las vistas del puerto. El momento más recomendable para contemplarlo es durante la pleamar, cuando el nivel del agua asciende y el canal luce con todo su encanto, reflejando las casas blancas y las buganvillas que lo rodean. Además, el ambiente es fotogénico a cualquier hora, pero al atardecer la luz dorada del sol ilumina los edificios y crea un escenario de postal.
Playas tranquilas y agua cristalina
El pueblo cuenta con una playa de arena dorada protegida por un espigón, lo que garantiza unas aguas tranquilas y perfectas para el baño. Es un lugar ideal para familias con niños, pero también para quienes buscan nadar o practicar deportes acuáticos sin oleaje fuerte. Las aguas del Puerto de Mogán son especialmente conocidas por su transparencia. No es casualidad que la zona sea famosa entre los aficionados al submarinismo y al snorkel. Por ello, desde el puerto deportivo también parten excursiones para explorar los fondos marinos, donde abundan peces multicolores, rayas e incluso tortugas marinas.
Para quienes prefieren otro tipo de experiencias, también se organizan salidas en barco para avistar delfines y ballenas. La costa suroeste de Gran Canaria es una de las pocas zonas del mundo donde es posible ver cetáceos durante todo el año, lo que convierte la excursión en un recuerdo inolvidable.
En el caso de preferir playas más naturales, la Caleta de Mogán es una pequeña cala rocosa ideal para los amantes del snorkel, con aguas tan claras que invitan a sumergirse y descubrir su vida marina. Muy cerca esperan auténticas joyas del litoral como Amadores, con su arena blanca y su mar turquesa que parece sacado del Caribe, y Taurito, más íntima y rodeada de naturaleza, perfecta para quienes buscan tranquilidad.
No obstante y más allá de las actividades turísticas, Puerto de Mogán destaca por su tranquilidad. Quienes busquen desconectar encontrarán en Puerto de Mogán un refugio perfecto para leer un libro frente al mar, pasear al atardecer o simplemente sentarse en una terraza a contemplar cómo la vida fluye sin prisas.
El mercado de los viernes
Si hay un día especial para visitar Puerto de Mogán, ese es el viernes, cuando se celebra su famoso mercadillo. Desde primera hora de la mañana, las calles se llenan de puestos de artesanía, ropa, bisutería y productos típicos. Con cerca de medio millar de puestos perfectamente distribuidos, se extiende desde la explanada del Castillete hasta el puerto deportivo y continúa por el bulevar de la Avenida de Los Marreros, llegando a la Plaza de las Gañanías. Es una oportunidad perfecta para llevarse un recuerdo original, probar frutas tropicales recién recogidas o degustar quesos y vinos locales.
El ambiente es festivo y bullicioso, con música en vivo y un trasiego constante de turistas y residentes. Tras el mercado, muchos visitantes aprovechan para almorzar en los restaurantes del puerto o relajarse en la playa, lo que convierte el viernes en el día más animado de la semana.
Excursiones y entorno natural
La ubicación de Puerto de Mogán lo convierte también en un punto de partida excelente para explorar el suroeste de Gran Canaria. Muy cerca se encuentra el barranco de Mogán, un espectacular paisaje de origen volcánico con palmerales y cultivos en terrazas.
Otra opción es realizar una excursión en coche hacia el Pico de las Nieves o el Roque Nublo, dos de los parajes más emblemáticos del interior de la isla. Desde allí, en los días despejados, se divisa incluso la silueta del Teide, en la vecina isla de Tenerife.
Para los amantes del senderismo, los alrededores ofrecen rutas de diferente dificultad, muchas de ellas con vistas panorámicas al océano. Y quienes prefieran el mar siempre pueden embarcarse en travesías hacia otros puertos cercanos, como Arguineguín o Puerto Rico.