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Eterno Valerón

El jugador del UD Las Palmas Juan Carlos Valerón saluda a los aficionados, durante el partido de Liga en Primera División ante el Deportivo de La Coruña disputado en el estadio de Riazor. EFE/Cabalar Crédito: EFE

Efe

La Coruña —

Juan Carlos Valerón ha reconocido que el partido ante el Deportivo ha sido “muy especial” para él en su regreso a Riazor, el campo en el que defendió 13 años los colores del Deportivo, al que derrotó (1-3).

Sobre el partido, Valerón indicó que “en lo que tiene que ver con el juego”, los dos equipos sabían que “la victoria era un gran paso para la salvación”.

“En los minutos finales hubo un ida y vuelta en que los dos quisimos la victoria y nos la llevamos. Estamos contentos por eso”, señaló.

Valerón reconoció que se les pone “muy bien” el objetivo de la permanencia, aunque abogó por ser “cauto” hasta que se certifique de manera matemática.

'El Flaco' recibió el homenaje de Riazor, donde su técnico en la UD Las Palmas, Quique Setién, le dio la oportunidad de disputar los 22 últimos minutos de un partido en el que estuvo presente desde que su nombre sonó por megafonía cuando se comunicaron las alineaciones del equipo canario y del Deportivo.

Valerón ya había tenido su minuto de oro en la primera parte, cuando el deportivismo le agradeció sus trece temporadas de servicio y magia en el minuto 21, el de su dorsal.

El centrocampista escuchó los aplausos desde el banquillo del equipo canario, donde empezó su segundo encuentro en Riazor tras haber abandonado el club coruñés hace casi tres años.

La ovación se había pactado entre los aficionados en las redes sociales, pero se retrasó porque los videomarcadores del campo coruñés estaban reproduciendo anuncios en el minuto 21, hasta que a poco más de veinte segundos para el 22, volvieron a reflejar el tiempo de partido y los aficionados iniciaron los aplausos en una fría noche, tanto en lo meteorológico como en el ambiente.

Después de la ovación, Valerón también escuchó el cántico con su nombre, el que le acompañaba en la noches mágicas que protagonizó en Riazor, tanto en la Liga, como en la Champions.

En el Deportivo pasó el canario sus mejores años tras haber salido de la isla que le vio nacer para pasar una breve etapa en el Mallorca y el Atlético de Madrid.

Con el conjunto madrileño descendió a Segunda División en el 2000 y el Deportivo, que se acababa de proclamar campeón de Liga, le pescó en un triple fichaje que incluyó a José Francisco Molina y Joan Capdevila.

Valerón, internacional con España, ganó una Copa del Rey, la de 2002 en el Santiago Bernabéu ante el Real Madrid, y dos Supercopas y deslumbró regalando goles al holandés Roy Makaay y el andaluz Diego Tristán antes de que el conjunto coruñés decayera y él iniciara un tortuoso camino por las repetidas roturas que sufrió en el ligamento cruzado anterior de la rodilla.

En un Deportivo mucho más modesto, Valerón asumió un rol protagonista tanto en el campo como, sobre todo, en el vestuario junto a su paisano Manuel Pablo García, que sigue capitaneando al conjunto coruñés.

El centrocampista llevó los galones en momentos delicados para el Deportivo, en los estertores del mandato de Augusto César Lendoiro, y tras un descenso y un ascenso, dejó al equipo después de una nueva caída a Segunda División en una dura temporada que le desgastó, con el club en concurso de acreedores.

Tenía firmada su continuidad como asesor de Lendoiro para cuando decidiera colgar las botas, pero Valerón decidió en 2013, horas después del descenso, que era el momento de salir y acabó, meses después, en Las Palmas.

Con el conjunto canario regresó a Riazor justo el día del último partido de Lendoiro como presidente, el 19 de enero de 2014, entonces en Segunda División, y regresó esta noche en Primera y dispuesto a celebrar de una visita especial.

El canario fue recibido por decenas de aficionados en el aeropuerto de Alvedro el domingo por la noche y también en el hotel de concentración del conjunto insular, donde la Federación de Peñas le dio un pequeño homenaje.

Fue el aperitivo de su regreso a Riazor, donde Quique Setién le dio los últimos minutos para que la afición reconociera todo lo que le dio al Deportivo en su carrera.

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