“Crónica natura”, una exposición de la mexicana Patricia Henríquez que “late”

Un bosque de árboles negros que se eleva de suelo a techo es parte de la propuesta de Patricia Henríquez, artista que inaugura hoy su exposición “Crónica Natura” en el Instituto de México, con obras que evocan el movimiento constante de la naturaleza, que “late” en ellas, explica la mexicana a EFE.

“Lo que me ha apasionado siempre es el dibujo, es la forma más directa de expresarme”, dice la autora (1967) que ha pintado, en gran parte con sus propias manos, la instalación del bosque que “envuelve” al espectador, acompasada por el latir de un corazón.

“Me gusta la idea de añadir sonido, porque no necesariamente lo que escuchas se corresponde con lo que ves, y eso puede modificar la percepción de la imagen”, señala la artista que reúne en esta exposición tres líneas de su trabajo: la instalación de dibujos efímeros, los libros de artista y el vídeo experimental.

La instalación es la última etapa de una serie de proyectos que comenzaron cuando Henríquez decidió darle una “nueva dimensión” a sus dibujos y trabajar la animación, en la que pudiera llevar más allá el concepto de movimiento, una constante en su obra.

“Me interesa esa línea entre lo efímero y lo que está ahí siempre, a eso me refiero cuando hablo del eterno devenir”, señala y cita dos de las figuras que más trabaja: los árboles, que al igual que el ser humano nacen, envejecen y mueren, y los pájaros, que nunca se ven exactamente en la misma posición.

Estos elementos aparecen en uno de los tres vídeos de la exposición, “A vuelo de pájaro”, una animación de dibujos en acrílico en los que las aves se convierten en árboles, mientras “Atmósfera anímica” explora el clima como estado de ánimo, y “Caminos cruzados”, la relación entre naturaleza y paisaje urbano.

En los libros de artista, con técnicas como la tinta china y el zumo de limón con fuego, pinta sobre papel plegable formas que evocan paisajes y los árboles que más adelante quiso convertir en “algo más grande”.

Los libros, al igual que la instalación, se componen de dibujos “de primera intención”, es decir, que no existe una plan previo en ellos y que en vez de borrar, cuando la artista comete un “error”, este se convierte en otra línea, otra forma y en el caso de los árboles, una nueva rama o raíz.

La intervención in situ de Henríquez con pintura vinílica sobre muro, paredes, techo, suelo y escaleras es una de las actividades con las que el Instituto de México celebra sus 25 años en España.