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San Fermines: ¡Violencia contra las mujeres, ez!

Concentración en Pamplona a favor de unos Sanfermines "igualitarios y libres de agresiones sexistas"

José María Rosado

Son las organizaciones feministas las que están aflorando el machismo que se esconde entre los toros, las carreras, la muchedumbre y la fiesta. Lo hacen para exigir que el uso de la calle goce de plena libertad en igualdad y que la tradición y el disfrute de las fiestas sean compatibles con los derechos de las mujeres: de sus derechos humanos.

Este asunto es un hueso duro de roer, la notica de la encarcelación de presuntos agresores no es suficientemente disuasoria y hemos visto como han continuado produciéndose casos día a día.

No se trata de estigmatizar la fiesta navarra, ya que la violencia de género es un fenómeno mucho más general. Más bien creo que se debe aprovechar la resonancia que provoca unas fiestas como estas para que el efecto final sirva para avanzar.

Porque a pesar del fuerte rechazo inicial que provoca la violación, no se tarda tanto en derivar el debate por derroteros que desvían la atención. Así pasamos del hecho de que 5 machotes valientes son imputados por “delitos de agresión sexual y un delito de robo con violencia o intimidación” con grabación incluida para que su acto pase por heroico a la posteridad, a poner en cuestión a las mujeres para que pasen por golpe de magia de agredidas en culpables.

Volvemos a ver imágenes de hace varios años que son utilizadas para situar el debate en si ellas “van provocando” o “ellas lo estaban buscando”. Y mientras tanto “ellos, pobrecitos ¿que podían hacer?” Porque parafraseando la película “Amanece que no es poco”: un hombre de fiestas es un hombre“. En definitiva la vieja estrategia de montar un correlato que altera el orden de los factores y convierte a la víctima en agresora y al agresor en víctima.

Por eso creo que es justo reconocer el trabajo realizado por las organizaciones feministas tanto en el plano institucional como en la movilización, que está persiguiendo objetivos como evitar la banalización de la violencia contra las mujeres, la visibilización del problema y la puesta en marcha de campañas por la igualdad.

Una consecuencia esperanzadora de que algo va calando en la conciencia ciudadana ha sido que el 8 de julio miles de personas se manifestaban en Pamplona contra las agresiones machistas. La multitudinaria repulsa ciudadana en la calle es necesaria para crear conciencia, para provocar los cambios políticos necesarios, porque la violencia de género es política.

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