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Alberto Garzón confía en reconstruir IU en Madrid tras la salida de Tania Sánchez

Alberto Garzón, en el Congreso.

Aitor Riveiro

El 21 de febrero Izquierda Unida celebra una reunión clave en la pugna interna que mantienen las dos almas que predominan en la coalición. A un lado, quienes aspiran a cerrar las heridas abiertas en los últimos meses con negociaciones; al otro, quienes apuestan por una nueva IU, que han perdido un apoyo muy importante con la salida de Tania Sánchez. No es solo un enfrentamiento generacional, sino dos formas de concebir la organización y su utilidad como herramienta para lograr el apoyo popular.

Ese 21 de febrero, el Consejo Político Federal (principal órgano entre asambleas) ratificará a Alberto Garzón como candidato a la Presidencia del Gobierno. Pero tendrá que dar también su aprobación a los procesos de confluencia iniciados en cada municipio, con las particularidades de cada territorio.

Y confirmará el resultado del expediente de expulsión de los portavoces municipal y autonómico de Madrid, Ángel Pérez y Gregorio Gordo. Tras la marcha de Sánchez, cuadros y militantes, la tarea de reconstruir IU en Madrid adquiere una nueva dimensión. En las elecciones de mayo, Garzón debería acudir, como candidato de IU, a apoyar a sus compañeros. De seguir las cosas como están ahora mismo, el diputado malagueño se podría ver en la tesitura de compartir escenario con aquellos que él ha pedido echar de la organización o con sus colaboradores más cercanos en los últimos años. Además, de cara a las generales, Garzón encabezaría la lista de IU al Congreso de los Diputados por la circunscripción de Madrid.

Descontada la ratificación de Garzón, de cómo se desarrollen los otros dos elementos dependerá la política de alianzas de IU en las municipales y autonómicas de mayo y qué tipo de proyecto electoral liderará Garzón en las próximas elecciones generales. Y la paz interna, según advierten algunos dirigentes federales. La intención es aprovechar los días que quedan de aquí al 21 para reconstruir IU en Madrid. Sino, advierten, habrá un choque de trenes.

Una nueva IU

Garzón definió la línea que separa a las dos almas de IU el pasado 4 de febrero en el Pregúntame que hizo con eldiario.es. “El momento político requiere de una nueva IU que apueste claramente con la transformación y el cambio y deje atrás determinadas formas de entender la política que han servido para apuntalar el régimen del 78”, aseguraba en la entrevista. Y concretaba después que ese momento político pasa por “la unidad popular” como “el instrumento más útil para transformar la sociedad”. Un instrumento que hay que priorizar “por encima de las siglas”.

Este punto de vista es compartido por figuras destacadas dentro de la coalición, como la coordinadora en Galicia, Yolanda Díaz, el candidato de IU en la Comunidad Valenciana, Ignacio Blanco, o el líder de la federación andaluza, Antonio Maíllo.

También están en esta línea el exlíder de IU Julio Anguita o el dirigente Manolo Monereo, quienes han propugnado la necesidad de crear un “partido orgánico” que aglutine a las fuerzas rupturistas. “Los que estamos cerca de Podemos en la atmósfera que ha creado, estamos intentando construir ese partido orgánico, que es lo que Cayo no entiende”, aseguraba Anguita en una entrevista con eldiario.es.

Ese “por encima de las siglas” y ese “partido orgánico” son, después de tres décadas largas de existencia, anatema en buena parte de la organización, que considera vigentes los motivos que llevaron al PCE y a otras organizaciones a subsumirse en 1986 en la coalición Izquierda Unida. Y ha sido el principal motivo que ha provocado la batalla de Madrid que ha terminado con la candidata de IU, Tania Sánchez, abandonando la organización.

El partido instrumental

La apuesta por la confluencia (o la convergencia, según a quién se pregunte) es común a todos. La diferencia está entre quienes creen que lograrla es el objetivo prioritario aunque sea a través de un partido instrumental, como se hará en la ciudad de Madrid, algo que suena muy similar al partido orgánico que propugna Anguita.

El líder de la coalición, Cayo Lara, encarna la otra tendencia. Lara asegura desconocer en qué consiste ese partido instrumental y defiende la figura de la coalición electoral, la suma de siglas que rechaza Podemos de manera frontal. Este sector apela a la tradición de IU, donde las minorías siempre han tenido un espacio en las listas electorales. Y considera que la irrupción de Podemos les ha robado su momento de gloria: el soñado sorpasso al PSOE que señalaban algunas encuestas hace ahora un año.

Pero la capacidad de Lara de imponer su criterio es limitada, sobre todo con el PCE apostando por la convergencia. El partido en Madrid ha aprobado romper relaciones políticas con IUCM, de quien no reconoce sus órganos. El PCM, además, ha apostado “sin ambages y con contundencia por mantener la participación en los espacios de convergencia como Ganemos”, que ha pactado con Podemos crear un partido instrumental de cara a las municipales.

A ese partido tiene pensado acudir el candidato de IU al Ayuntamiento de Madrid, Mauricio Valiente, quien optó por permanecer en la coalición en lugar de seguir el camino trazado por Tania Sánchez. Valiente pertenece al PCM y, como ha señalado en declaraciones públicas, no considera que integrarse con Ganemos y Podemos signifique la disolución de IU.

Personas que estuvieron con Sánchez hasta que esta decidió salir creen que es irrecuperable para la coalición, pero esperan reencontrarse en la confluencia.

El viernes 13, Lara mantendrá una reunión preparatoria con representantes de las distintas federaciones para conocer cómo se están desarrollando los distintos procesos de confluencia en cada región. Allí escuchará a importantes cuadros defender el uso de los mecanismos e instrumentos necesarios para lograr un amplio respaldo el 24 de mayo, incluidos aquellos que no conlleven exhibir las siglas de IU.

En la reunión se hablará de un elemento fundamental que casi no se menciona en público: el económico. IU necesita los créditos electorales que recibe para hacer su campaña. Dichos créditos dependen de que se presente efectivamente a los comicios. Es decir, de que su nombre aparezca en los registros de las candidaturas. De no ser así, ni las organizaciones a nivel regional ni la federal podrían contar con decenas de miles de euros imprescindibles para el sostenimiento de la estructura.

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