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Los nuevos acampados en Sol: “En el 15M teníamos catorce años”

Las cinco de Sol, retenidas durante la manifestación del domingo / Captura del vídeo de Jaime Alekos (min. 4:10), que se puede ver entero aquí: http://youtu.be/11X6juVhprk

Héctor Juanatey Ferreiro

Madrid —

El domingo 15 de mayo de 2011 cuarenta personas decidieron, después de las manifestaciones que se produjeron en España para reclamar “una democracia real”, dormir en la céntrica plaza madrileña de la Puerta del Sol con la finalidad de perpetuar así una protesta que entonces terminaba de germinar. Tampoco entonces se sabía que con su iniciativa crearían uno de los símbolos de la movilización no solo a nivel español, sino europeo e incluso mundial: la #acampadaSol.

Ahora, cerca de dos años después, cinco personas han recuperado aquella iniciativa y han iniciado una nueva acampada que han llamado “destituyente” en la Puerta del Sol. También un domingo -el 3 de febrero de 2013- y también tras una manifestación. Pronto, a estas cinco personas se las conoció como #las5deSol. Son Lucía, Emilio, Lunática (su seudónimo en redes), Jorge y Eduardo. Aunque fueron ellos quienes apostaron por la idea, pronto se les sumó más gente. Como aquella vez, el espíritu quincemayista dice que “las 5 de Sol son”, en realidad, “todas”.

En la entrevista que el desarrollador informático y activista Pablo Soto realizó para el proyecto 15M.cc, en el que él mismo participa, aseguraba una idea muy extendida entre la protesta: “El 15M es una máquina de generar copyleft”. Y esto es lo que han aplicado los nuevos acampados: copiar y transformar la acampada.

En la foto superior, la acampada durante su primera noche en Sol

Las 5 de Sol son también resultado del 15M. “Tomamos el 15M como ejemplo”, cuenta Eduardo mientras ayuda a dos compañeras a guardar en cajas la comida que les ha ido llegando. “Date cuenta que los primeros que acampamos el domingo somos estudiantes de bachillerato. Yo tengo 16 años, así que durante el 15M tenía solo catorce”. Pese a su edad, entonces Eduardo también se movilizó: “No me quedaba a dormir, claro, pero sí venía a las asambleas, a las protestas”.

Eduardo y el resto, por su condición de estudiantes, no pueden permanecer a todas horas en la plaza. “Lo ideal sería que siempre hubiera alguien. Es lógico que no todos podamos estar a todas horas aquí, pero si yo me voy sé que habrá otros, y si otros no pueden, estaré yo”, explica. Desde la noche del domingo, el número de personas que han acampado en Sol ha ido subiendo. Si al principio fueron unos nueve, la noche del lunes al martes ya pasaron la noche más de veinte.

Con ayuda de participantes activos en el 15M han comenzado a organizar asambleas -el propio Pablo Soto estuvo esta noche en la plaza-. Serán siempre a las 17.00 horas. “Han venido varias personas que estuvieron en la anterior acampada y nos han dado muchos consejos, la solidaridad ha sido mayoritaria”. La asamblea de la tarde del lunes congregó ya a más de 200 personas.

El problema para su objetivo, como ya lo fue durante los primeros días de la primera acampada madrileña del 15M, son las noches. Cuanta menos gente, más posibilidades de que la Policía lleve a cabo el desalojo. No obstante, confían en que a partir del fin de semana se sumen más personas, ya que terminan gran parte de los exámenes. Además, hoy se han convocado tres días de huelga estudiantil, lo que puede suponer la llegada de más gente.

La relación con la Policía, por ahora, no va más allá de las identificaciones y la petición de retirada de carteles. Retenidos durante la manifestación del domingo, los nuevos acampados han sido identificados varias veces desde que se quedaron en Sol y un gran dispositivo policial los vigila sin descanso. La madrugada del miércoles la Policía Municipal amagó con el desalojo usando como excusa la limpieza de la plaza. Un grupo de unas treinta personas, no obstante, permaneció en la Puerta del Sol. Aprovecharon el impás para, a las 5.00 horas, leer varios capítulos del libro Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano.

“No buscamos problemas, solo queremos montar un poco de bollo pero de forma pacífica, para que la gente sepa que la lucha continúa, que no se pare y que sepa que hay un grito que es muy cierto: sí se puede”, zanja Eduardo.

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