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La Marea Blanca celebra su aniversario tomando el centro de Madrid contra la privatización sanitaria

La marea blanca en las calles del centro de Madrid

Raúl Rejón

Apenas unos centenares de metros separaban hoy a mediodía a los antagonistas que luchan desde hace doce meses a cause del cambio de modelo sanitario en Madrid. En la plaza de Cibeles, la marea blanca se reunía por décima vez en un año para gritar: “Sanidad Pública”. Un poco más hacia el norte, en la plaza de Colón, los políticos que iniciaron y continúan con la entrada de empresas contratistas en la gestión sanitaria: Esperanza Aguirre (ex presidenta de la Comunidad) y el actual jefe del Ejecutivo regional, Ignacio González. Ambos dirigentes del PP estaban en la concentración convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo. No pudieron oír los vítores de la manifestación sanitaria que, al pasar por la sede del Gobierno madrileño, iban cantando: “Sanidad, no se vende, se defiende”.

La Marea Blanca ha soportado bien el desgaste del tiempo en su duodécima edición -la primera se reunió en noviembre de 2012-. Miles de médicos, médicas, enfermeras, pacientes y otro personal han confluido desde el norte, sur y este de la capital para desembocar en la Puerta del Sol. Casi un año tras el anuncio de la Consejería de Sanidad que abría una batería de medidas encaminadas a recortar el presupuesto sanitario público mediante la concesión de las actividades médicas y no médicas del sistema a empresas privadas, las muestras de protesta gozan de buena salud. “Sí se puede”, repetían muchos manifestantes al ser preguntados. El parón a la privatización de hospitales decretada por los jueces, aunque provisional, ha reforzado la moral de los opositores.

María, una bata blanca, al frente de las pancartas, se preguntaba: “¿Cuánto dinero se va a las cuentas de resultados de la empresas de la privatización?”. Mientras, un grupo de chicas con pañuelos rosas en la cabeza afeaban a la Consejería de Sanidad estar “empeñados en privatizar en lugar de gestionar. Y así se les pasó lo de las mamografías”. Se referían al retraso de siete meses en las pruebas preventivas del cribado del cáncer de mama que la Comunidad de Madrid provocó al no conseguir renegociar -a la baja- los contratos con las clínicas a las que deriva parte de las mamografías. 30.000 pruebas no se realizaron según el calendario y ahora tendrán que correr para llegar a hacerlas antes de que acabe 2013. Si se da abasto.

La privatización de seis hospitales está siendo el caballo de batalla. La adminustración del consejero Javier Fernández-Lasquetty la ha convertido en objetivo prioritario pero, al tiempo que la comunidad profesional y los pacientes se han plantado ante la entrada de contratistas en las consultas, el resto de medidas que transforman la sanidad pública han ido tomando cuerpo. En octubre se hizo efectiva la privatización de la limpieza en centros sanitarios. Antes, la lavandería hospitalaria también fue adjudicada por concurso. Las cocinas de los hospitales que seguían bajo dirección de las gerencias pasan a manos de empresas. Las listas de espera quirúrgica soportan la mayor fila desde que se contabilizan al haberse extinguido la actividad extra de los quirófanos por las tardes... Un sindicalista del servicio de orden de la manifestación de hoy decía mientras ordenaba una cabecera: “si lo miramos bien, nos las están colando por todos los sitios...”.

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