La contaminación fecal ahoga la costa de Tenerife: ''Las administraciones viven de espaldas al litoral''

Este 15 de noviembre, un pescador faenaba en la costa de Garachico, en el norte de Tenerife. A su espalda, una imagen que se repite con frecuencia en la isla. Las lluvias de la borrasca ‘Claudia’ sacaron a relucir de nuevo las costuras de la gestión de las aguas residuales y un montón de toallitas y otros residuos se amontonaron en la popular Caleta de Interián. Ese mismo día, vecinos de Arona identificaron en algunas de sus playas unas bolas blancas similares a las que aparecieron en el norte, y advirtieron de que el origen era el mismo: la contaminación fecal.

El fin de los vertidos de aguas y residuos fecales al mar ha sido una de las principales reivindicaciones de la población tinerfeña en los últimos años. En la actualidad, esta isla concentra la mayoría de puntos de vertido de tierra al mar del Archipiélago, con 180 de los 403 puntos de vertidos identificados en las islas. En Tenerife, al menos 118 emisarios son ilegales o están en trámite de ser autorizados, según los datos actualizados del Censo de Vertidos del Gobierno autonómico, que indican que en Canarias el número de emisarios ilegales asciende a 216. 

Para Germán Pinelo, portavoz del Club de Surf IBATE Isla Baja, los residuos acumulados en el litoral de Garachico no son solo un atentado contra el medio ambiente, sino también contra la salud pública. “Es una zona donde la gente hace muchos aprovechamientos del mar. Hay gente pescando, cogiendo carnada, bañándose… Nosotros mismos somos usuarios de esa playa”, explica. Pinelo lamenta que a pesar de la suciedad de la costa este fin de semana, la playa no se cerró en ningún momento ni se desaconsejó el baño. “Esto nos condiciona también en la salud. Hay mucha gente que ha salido del agua con ronchas”, asegura.

Desde el Servicio Canario de Salud (SCS) aclaran que las competencias sobre las playas recaen en los municipios y que Salud Pública solo “toma muestras y analiza”. ''Los resultados son propiedad de los ayuntamientos, que deben tomar las medidas que correspondan según los resultados'', explican. Preguntado por este periódico, el concejal de Aguas, Saneamiento y Salud Pública de Garachico, Elvis De León, asegura que desconoce si se han realizado analíticas sobre la calidad de las aguas de baño después de las lluvias, y apunta que el Ayuntamiento pide estas pruebas cada 15 días en verano. El concejal insiste en que no hubo vertido en el mar, sino que los sólidos se quedaron arriba e hicieron que las tapas de las alcantarillas se levantaran.

Tal y como ha confirmado este periódico, en el municipio no existe una separación entre aguas pluviales y fecales. “Si no se actúa con responsabilidad, volverá a llover y volverá a ocurrir lo mismo”, resume Germán. Según el concejal de Saneamiento, al no tener una red separativa, “la estación de bombeo no puede absorber tanta cantidad de agua” durante las lluvias. “Las toallitas obstruyen la entrada de agua y se producen esos desbordamientos”, apunta.

Sobre si se está trabajando en la separación de las aguas pluviales y fecales, De León responde que sería “lo ideal”. “Sería un trabajo mayor que, con el tiempo, tendrá que hacerse”, dice. Acerca de las medidas adoptadas para evitar que esta contaminación se repita, el edil explica que a finales de este año terminará una obra de creación de pozos absorbentes.

El Club de Surf, aunque tiene dos décadas de antigüedad, retomó su actividad hace diez años con la idea de velar por el interés común y de luchar por el medio ambiente. ''La denuncia que hacemos es por la dejación de funciones y la mala gestión“ del Ayuntamiento de Garachico y del Cabildo insular. Las administraciones viven de espaldas al litoral y lo han abandonado completamente. No solo por esta zona, porque este vertido se repite a lo largo de varios puntos de la costa”, subraya el portavoz.

Las ‘bolas blancas’ de Arona

Las mismas masas blancas identificadas en Garachico pudieron verse también en Arona, el segundo municipio más turístico de Tenerife, el 15 de septiembre. Según fuentes consultadas, ese día se colocó una bandera roja en la conocida como playa de Las Palmeras. Fuentes expertas consultadas por este periódico explican cómo se forman estas bolas.

''En general, los jabones tradicionales son sales sódicas o potásicas de ácidos grasos -como el ácido oleico o el palmítico-. Estos compuestos pueden reaccionar con las grasas, sobre todo cuando se encuentran sobre superficies porosas como la celulosa del papel o los pelos. En esas condiciones pueden formarse conglomerados insolubles'', indican. 

“Es frecuente que se formen conglomerados blanquecinos que, en muchas ocasiones, son responsables de los ''tapones'' que obstruyen los bajantes de los desagües domésticos”, añaden estas fuentes. “Estas reacciones pueden producirse en las aguas no depuradas vertidas en el mar. Al ser, en general, de baja densidad, pueden depositarse en las pleamares en las costas”, concluyen.

El Ayuntamiento de Arona no ha respondido a las preguntas de esta redacción. Por su parte, desde el Cabildo de Tenerife han asegurado que, a raíz de las preguntas de este periódico, se ordenó una inspección el lunes y no se identificó “nada anómalo”. También afirmaron que se seguiría analizando la zona y que la bandera roja debió colocarse por razones de ''salvamento o socorrismo''.