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Sobre este blog

Los nombres de la UNIA quiere poner cara e historia a los grandes personajes que jalonan los cursos de verano de la entidad universitaria. Personas de renombre académico en cada una de sus disciplinas y fundamentales para aportar en el debate general. Este site está respaldado por la propia Universidad Internacional de Andalucía. 

Luis Ignacio Gordillo: “Hay gente que cree que va a conseguir la felicidad a través de reformas constitucionales”

Luis Ignacio Gordillo, en la sede de la UNIA | N.C.

Néstor Cenizo

Luis Ignacio Gordillo (Sayalonga, 1980) es profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Deusto y como tal, está en Málaga para coordinar el curso de verano La España Millenial ante la crisis de los cuarenta. Reformas estructurales y límites constitucionales, organizado por la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA). Con el curso, se trata de identificar y desmenuzar cuáles son los asuntos de necesaria o conveniente reforma en el país, y cuál es el encaje constitucional de estas hipotéticas reformas, desde el mercado de trabajo a las pensiones, pasando por el sistema electoral y los partidos políticos.

Gordillo, que desde este año compagina las clases con el liderazgo de Ciudadanos en el País Vasco, defiende que el ejercicio de los cargos públicos debe ser siempre algo temporal, no un acomodo permanente. También asegura que “en España, en general, se cumple la Constitución” y que la historia de los últimos 40 años es de éxito gracias, en gran medida, al texto constitucional, porque “permite la convivencia”. De todo ello ha hablado en la UNIA.

Pedro Sánchez ha planteado la conveniencia de modificar el artículo 99 de la Constitución, relativo a la investidura, porque “no es útil”. ¿Qué opina?

Claro, porque no le viene bien a él [ríe]. El procedimiento de investidura, que esencialmente se basa en el parlamentarismo europeo y concretamente el alemán, está pensado para una situación de responsabilidad. Sobre todo, porque el sistema español parecía que iba a ser bipartidista. España, como otros países, ha ido evolucionando de un bipartidismo imperfecto o democracia de alternancia a una democracia de consenso. Hay cuatro o cinco partidos con presencia importante y eso es un signo de madurez. Es verdad que en el sistema español se puede votar en contra de un candidato, como por cierto hizo él [Pedro Sánchez] en su momento, porque se olvida el “no es no” y que iba a llevar al país a las terceras elecciones; y hay otros sistemas donde no se puede votar en contra, se vota a favor o a nadie, como el caso del País Vasco. El PNV, muy astutamente, configuró un sistema de investidura del lehendakari en el que sólo puedes votar a favor de un candidato o abstenerte. En un contexto con varios partidos con cierta fuerza, con 1/3 de los escaños puedes asegurarte la investidura.

Un gran porcentaje de los españoles no votó la Constitución porque no tenía edad para ello o no había nacido. A su vez, algunos la pusieron en cuestión desde el principio, y otros la ponen en cuestión ahora. ¿La Constitución española sufre una crisis de legitimidad?

Yo creo que todo lo contrario. Lo que sucede es que hay un cierto agotamiento de algunas prácticas en torno al sistema constitucional. Por ejemplo, las prácticas para designar candidatos a órganos, como el Tribunal Constitucional o el CGPJ. En un momento determinado los actores políticos buscaron a los mejores, y últimamente parece un cambio de cromos y cupos. En el curso analizamos los sistemas de elección. En el sistema chileno hay un órgano intermedio que hace un filtro. Se designa, pero tiene que pasar por la comisión que verifica que reúne las características básicas. Está funcionando bastante bien. Es una manera de asegurar que los especialistas vayan a los órganos técnicos.

Los órganos técnicos de rango constitucional ya establecen también criterios técnicos, como los 15 años de reconocida experiencia para ejercer en el Tribunal Constitucional. Esto no ha sido suficiente para preservarlos del mercadeo político.

Sí. De hecho, lo que mejor se salva de todo son aquellos en los que el propio ordenamiento ha establecido el filtro. Los alumnos también señalaban eso, pero no es lo mismo a que te obliguen a que la persona elegida tenga 15 o 20 años de cierta experiencia previa, o que se le pregunte. En Estados Unidos, cuando se va a nombrar a los miembros de la Corte de Justicia, en las audiencias del Senado, los senadores preguntan por distintos casos. Yo no he visto en España, por ejemplo en la CNMC, preguntarles qué piensan de la libre competencia, por ejemplo. Yo he visto exministros pasar a estos órganos, algún experto, pero no que los órganos que designan hagan un análisis de contenido y fondo.

La semana pasada la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de Andalucía (AVRA) nombró a sus nuevos directores provinciales. Desde 2016 la norma recoge que los nombramientos deben atender a los principios de mérito y capacidad, pero todos los nuevos cargos han resultado ser exconcejales del PP. Igual que antes lo fueron del PSOE. nombró a sus nuevos directores provinciales

Por eso en el curso discutimos sobre cómo conseguir que los mejores estén en estos puestos. Primero que quieran ir, porque hay quien no quiere ir. Al final, si hubiera un órgano intermedio que hiciera un control sobre el fondo del asunto, que someta en una audiencia pública a preguntas, otro gallo cantaría. Si la confirmación es: “Lea usted su currículum”, y ya está…

Eso es lo que ha ocurrido en el Consejo de Administración de Canal Sur.

Yo lo que creo es que esto tendría que estar montado de tal manera que venir de fuera un honor, y que la gente que esté no coja el apego. Si se convierte en el trabajo habitual… Lo veo en el País Vasco, donde la gente del PNV va saltando de un sitio a otro, adornado con un pretendido currículum. ¿Cuál es su experiencia previa para ser miembro del Consejo de la ETB? Que fue concejal 20 años. ¿Y para eso cuál era su mérito? Ser español, mayor de edad y que le votaron… Pero para que haya cierta competencia probablemente habría que elevar un poco los sueldos públicos, que no sé si estamos preparados para asumir. Una elevación sustancial de los sueldos públicos y una especie de concurso público. Esto en Reino Unido se hace bastante: se puede presentar cualquiera, y no tiene que ser británico. Quieren a los mejores.

¿Es partidario de la limitación de mandatos?

Por supuesto. Por la vía legal, pero también de la autolimitación de mandatos, de que la gente predique con el ejemplo. Hace falta un punto importante de madurez, también por la ciudadanía, para reclamar eso.

Volviendo a la Constitución, ¿puede una Carta Magna resistir el paso del tiempo sin modificaciones?

Los textos constitucionales tienen una vigencia relativamente amplia. La Constitución de Estados Unidos se ha modificado bastantes veces, pero después de las primeras enmiendas, las demás no la han alterado sustancialmente. Lo importante en un régimen constitucional es que queden claras las reglas del juego con cierta rigidez, y que eso se sustancie a través de mecanismos jurisdiccionales. En España ha pasado que como una parte de la Constitución se pudo negociar (me refiero al modelo territorial que establece en el fondo un proceso de negociación de transferencias), hemos entendido, sobre todo los nacionalistas y regionalistas, que todo se puede negociar. Mira no. Hay unos principios básicos, fijos, inmutables, que se adaptan o reinterpretan, pero que hay que respetar. Lo que ha pasado es que la Constitución se tuvo que reformar cuando se cerró el modelo de distribución territorial. No se hizo, por despiste o porque se está a otra cosa.

¿Esa sigue siendo la reforma pendiente más urgente?

Bueno… Se le encargó al Consejo de Estado que identificara cuáles eran las reformas más acuciantes de la Constitución. Una de ellas tiene que ver con la sucesión a la Corona, que se descartó porque, como tenía que pasar por referéndum, se podía convertir en un referéndum sobre la Monarquía. El otro tema es la constitucionalización de la integración, o establecer los límites a la integración europea. Lo ha dicho el Tribunal Constitucional en la Declaración 1/2004. Otro tema muy importante es el territorial, no sólo de distribución de competencias sino también del papel del Senado. O se reforma o es una cámara de segunda lectura. Para mí la más importante sería la constitucionalización de los principios del estado de las autonomías.

De todas formas, si analiza la historia constitucional española, los temas más polémicos desde el principio de los tiempos siempre han sido Monarquía o República, si Estado centralizado o federal o como lo quiera llamar, la educación y el papel de la religión. Hemos avanzado poco en siglo y pico de constitucionalismo.

Existiendo un informe del Consejo de Estado que establecen las reformas técnicas necesarias, ¿qué condiciones políticas son necesarias para que eso se haga?

Para alcanzar los consensos necesarios tienen que estar de acuerdo en los elementos fundamentales. En este momento España está pasando de una madurez o agotamiento del régimen bipartidista al sistema pentapartidista de consenso, en el que se están redefiniendo las fuerzas. Un politólogo te diría que cuando acaben de posicionarse podría ser buen momento. O no. Hoy, para casi todo lo que decía el Consejo de Estado, se exige sólo la mayoría de 3/5 de Congreso y Senado. Sí es reforma agravada el artículo 57, relativo a la Corona. Pero el artículo 167 dice que 1/10 de diputados o senadores podrá solicitar que se someta a referéndum esa reforma. Con lo cual se acabaría pasando a referéndum la posible reforma. Eso no es malo, pero colocaría otra vez en el candelero la cuestión.

Pero ese temor a abrir el melón por las consecuencias imprevisibles nos lleva a la parálisis.

Seguramente los que tienen la capacidad estarán pensando eso: hasta qué punto cuando se abre el melón de la reforma… La Constitución ideal no es la más breve, ni la más larga, ni la técnicamente más rigurosa. La Constitución ideal es la que combina la legitimidad democrática con la aplicabilidad efectiva, y que garantiza un consenso. Que suscite el acuerdo, la aceptación del sistema. En España es tradicional que siempre hay fuerzas antisistema más o menos fuertes. Pero por quitarle hierro al asunto, España en esto no se diferencia mucho de otros países. Cuando hemos tenido que hacer las dos reformas a que nos obligaba el derecho europeo las hemos hecho… con agostosidad. Es decir, que se puede reformar. Sí hay muchos estudios preparados para que cuando exista la tranquilidad necesaria, se lleven a cabo. Pero sería unos pequeños ajustes. El grueso de la Constitución, que es el reparto de poderes y una protección de derechos, está ahí y se cumple.

¿Estamos preparados para la reforma?

Nunca vas a contentar a todo el mundo, eso está claro. Hay gente que cree que va a conseguir la felicidad a través de reformas constitucionales. Una sociedad madura se va dando cuenta que lo importante es que tengas unos servicios sociales que garanticen el bienestar general de la población. Pero el nacionalismo dice que todos los problemas de la sociedad se derivan de que somos una nación y carecemos de Estado; en el momento que seamos un Estado todos los problemas se van a resolver automáticamente, los públicos y los privados. Eso se ha metido en lo otro, y parece que estamos pendientes de que cuando se reforme la Constitución seremos más felices. La Constitución no te va a dar la solución a los problemas sociales. Un síntoma de que somos capaces de resolver nuestros problemas sociales y las diferencias políticas es que fuéramos capaces de llegar a ese consenso. El logro no es que te den el título, sino haber hecho el camino.

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