En Abierto es un espacio para voces universitarias, políticas, asociativas, ciudadanas, cooperativas... Un espacio para el debate, para la argumentación y para la reflexión. Porque en tiempos de cambios es necesario estar atento y escuchar. Y lo queremos hacer con el “micrófono” en abierto.
Víctimas
Según el Diccionario de la Real Academia Española, víctima es “persona que padece daño por culpa ajena o por causa fortuita”, y añade como locución verbal coloquial “hacerse alguien la víctima”, quejarse excesivamente buscando la compasión de los demás.
La historia contemporánea de España tiene en los últimos ochenta años ejemplos muy notables y lamentablemente numerosos tanto de la acepción primera citada como del uso coloquial del victimismo segundo: las víctimas de uno y otro bando de la guerra civil, y los miles de represaliados y asesinados desde la victoria de la dictadura hasta la muerte del dictador son buen ejemplo de lo primero; la justificación de la rebelión militar contra la República en el caos y la amenaza del comunismo, lo son de lo segundo.
Pero son estos tiempos de ahora los que nos brindan casos en los que con meridiana claridad se entiende la diferencia entre ser una víctima y hacerse la víctima. Víctimas son, sin ir más lejos, las personas fallecidas por la Dana de Valencia de hace un año, sus familiares y quienes han perdido bienes, viviendas y negocios por dicha causa.
Como víctimas son quienes perecieron a causa de los incendios del pasado verano, y quienes perdieron propiedades, casas y sus familias. También son víctimas los miles de mujeres afectadas por la crisis del cribado de cáncer de mama en Andalucía, y sus familiares cercanos. Víctimas fueron los miles de personas mayores que fallecieron en residencias de la Comunidad de Madrid por la aplicación del llamado “protocolo de la vergüenza”.
Hoy tenemos sobrados ejemplos de quienes se hacen pasar por víctimas sin serlo. El novio de la señora Díaz Ayuso, por ejemplo, se hace la víctima de una imaginada “operación de Estado” contra su pareja, cuando en realidad es él quien ha defraudado a Hacienda y va a ir a juicio oral por varios delitos, y es su novia quien parece haber orquestado una “operación de estado” desde la Comunidad de Madrid para acabar con el Gobierno de Pedro Sánchez.
Carlos Mazón –Presidente de la Generalitat valenciana en funciones, como si hubiera funcionado alguna vez como tal– se hace pasar por víctima, impasible el ademán, frente al dolor de las familias de las víctimas de su negligencia política, y ya veremos si penal también.
Como víctima se quiere presentar el Rey emérito cuando reclama en sus memorias que es “el único español que no cobra una pensión después de cuarenta años de servicios”, mientras sus cuarenta y ocho millones de víctimas –el pueblo español– seguimos sin poder disponer de los ingresos fiscales defraudados que nos adeuda, ni de los cientos de millones que posee en cuentas bancarias en el extranjero.
Quienes pretenden hacerse pasar por víctimas sin serlo empiezan por ignorar a sus víctimas, pasan a acusarles de politizar su legítimo dolor e indignación, y acaban por desacreditar y deslegitimar a las auténticas víctimas
Lo más relevante de esta situación es que siempre funciona de acuerdo con un esquema un tanto macabro: quienes pretenden hacerse pasar por víctimas sin serlo empiezan por ignorar a sus víctimas, pasan a acusarles de politizar su legítimo dolor e indignación, y acaban por desacreditar y deslegitimar a las auténticas víctimas, llegando en ocasiones a insultarles e imputarles la responsabilidad de sus propios actos.
Macabro, sí, es que quien por avaricia, por ambición, por negligencia, por desvergüenza o por una mezcla de todo ello, además, sea quien nos roba, quien pone en riesgo nuestras vidas, nos insulta y ofende atentando contra nuestra dignidad.
La gran incógnita que me suscita todo lo hasta aquí descrito es si las víctimas auténticas, las familias de los muertos y damnificados de Valencia, las familias de los muertos de las residencias de Madrid, las familias afectadas por los incendios de este verano, las mujeres y sus familias de los cribados de Andalucía, los millones de españoles y españolas a quienes han defraudado sus deudas fiscales González Amador y el Rey emérito serán capaces de sacudirse el yugo macabro de sus victimarios o, por el contrario, se resignarán a que les gobiernen.