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La unión de fuerzas y el agua respaldan la recuperación del sector de la castaña

Fermín Cabanillas

Un producto tan pequeño como la castaña, que no tiene más, normalmente, de cuatro centímetros de altura, forma parte indisoluble de la economía de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, la sierra onubense, que es, junto a Málaga, la principal zona productora en suelo andaluz.

Los números, que ha hecho públicos COAG Andalucía, hablan de que el sector de la castaña en Andalucía está satisfecho con el transcurso de la presente campaña al aumentar la producción respecto al pasado año un 60% en general, alcanzado los seis millones de kilos frente a los 2,5 de la campaña anterior. Son unas 6.500 las personas que viven directa o indirectamente de este producto en la zona norte de Huelva.

Eso sí, esos datos positivos parten de un precedente negativo, como es el hecho de que el año pasado la sequía afectó bastante al producto, y el sector ha encontrado este año en el agua una recuperación que le hace mirar con optimismo el futuro más inmediato. La superficie plantada es de unas 5.000 hectáreas y se espera un impacto económico este año de unos 6 millones de euros.

Lo que sí han hecho los productores es buscar la unión como forma más inmediata de negocio, y entre esas cooperativas está Castañera Serrana, que tiene su sede en Galaroza, en pleno corazón del parque natural. Ana Herrera, su responsable, explica que “nos llegan castañas de toda la comarca, porque tenemos socios en todo el parque natural”, y discrepa de los buenos resultados que avanza la COAG, ya que “no ha habido una cantidad excesiva de producto, aunque sí es de una calidad muy buena”.

El año pasado su cooperativa transformó unas 200 toneladas de producto, y sólo esa empresa da trabajo de forma directa o indirecta a unas 150 personas en toda la comarca. “Es un producto base para la economía de la comarca”, sostiene Herrero, que defiende la eficacia que cooperativas como la suya tienen para el sector.

“Nosotros cogemos las castañas y las desinfectamos, las seleccionamos por tamaño y las envasamos también por tamaño, de modo que todos los paquetes tienen el mismo calibre de cara al comprador final”, explica.

Un trabajo que ha hecho que la castaña onubense haya abierto sus fronteras, y desde Galaroza se exportan ya varias de sus toneladas a distintas zonas de Europa, al mercado nacional, Estados Unidos y Venezuela.

La cooperativa de Galaroza exporta solamente en fresco, y tal como termina el producto se envasa y se exporta, aunque no es el caso en todos los envíos, y un ejemplo se encuentra en el pequeño municipio de Castaño del Robledo, que tiene en Casa Tana una factoría artesanal que lleva el nombre del pueblo a cualquier rincón en forma de transformados de la castaña y confituras vegetales (frutas y hortalizas).

Su web oficial habla a las claras de su trabajo: “las castañas que utilizamos para nuestros productos son ecológicas y cuidadosamente seleccionadas. Están peladas a mano; esto, junto con el laborioso proceso de fabricación, hace que nuestra producción sea limitada y de una excepcional calidad”.

Desde Castaño del Robledo salen a distintos mercados castañas en almíbar, almíbar con nueces, al brandy, aguardiente, al whisky, al orujo y a la canela, o confituras de frutas y verduras (boniato, brunos, calabaza, cerezas, cidra, Higo - Manzana, kaki, naranja - limón, tomate - fresa). Cebolla confitada y cerezas al aguardiente completan el catálogo de esta curiosa empresa, cuyos responsables parecen capaces de hacer cualquier cosa con un producto de la Sierra.

Frente a esto, los productores se enfrentan a algunos problemas, y algunos son tan simples como los robos que sufren en las plantaciones, que en ocasiones son hurtos “con todas las de la ley” y otras son el fruto de turistas que recogen algunas castañas sin saber el daño que están haciendo.

Conservar el castañar

Para paliar este problema, la última campaña de publicidad se inició el pasado octubre, y reza así: “El castañar es el símbolo del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche y el castaño, el árbol emblemático de nuestro entorno. A lo largo de los siglos, una rica cultura popular se ha forjado en torno a este espacio de gran valor ecológico, en el que el ser humano y el árbol ha convivido en armonía”.

Un mensaje en positivo con el que se quiere paliar el problema de los robos, y que añade que “en su estado natural la castaña está protegida con una envoltura en forma de erizo, resistente y espinoso, que cae cuando está maduro. Es en el otoño cuando se realiza el apaño, la cosecha destinada al consumo humano”, y es ahí donde se incide en la necesidad de que no se coja nada que los agricultores no hagan.

“Cualquier daño al castañar supone un perjuicio para las miles de familias que viven de él. Para seguir disfrutando de su belleza durante todo el año debemos mantenerlo tal y como lo ha hecho la gente de la Sierra a lo largo de la historia”, explica la campaña, que recomienda a los visitantes que “si quieres castañas es mejor que las compres en los mercados y puntos de venta habilitados por todos los pueblos. De esta forma conservaremos su paisaje, el medio de vida que lo rodea y no dañaremos este árbol centenario”.

En cifras, este año, al haber más producción, también ha ascendido el número de jornales realizados en las casi 8.500 hectáreas de castaños entre ambas provincias –Huelva y Málaga-, llegando a los 20.000, aunque la mayoría son fincas familiares y trabaja la propia familia, lo que afianza la necesidad de proteger este producto.

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