Saber irse en el momento justo y amarrar su sucesión, los desafíos por delante del Espadas alcalde

Juan Espadas celebra su triunfo en las primarias en la sede del PSOE andaluz en San Vicente.

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A los cargos no sólo es importante llegar, “sino también saber irse”. Este mensaje lo lanzó Juan Espadas en Dos Hermanas en el primer acto de su campaña en las primarias del PSOE andaluz, y no hizo falta ningún subrayado para entender que iba dirigido a Susana Díaz. Dos semanas después, y en un contexto muy diferente, le toca al propio Espadas aplicarse sus palabras para elegir bien cuándo y cómo irse del Ayuntamiento de Sevilla. Descartado cualquier amago de bicefalia Díaz/Espadas, aquí a día de hoy lo único que se va a permitir en ración doble van a ser los cargos del propio Espadas, que junto a su recién estrenada condición de candidato socialista a la Junta va a mantener la de alcalde de Sevilla. Es más, seguirá siendo regidor incluso si –siguiendo la secuencia lógica– es elegido secretario general del PSOE-A en diciembre.

Los socialistas se enfrentan ahora a una doble cuestión: por un lado hasta cuándo estará Espadas como alcalde, y por otro cómo hacer su relevo sin cercenar las opciones del PSOE de seguir ocupando la Alcaldía de Sevilla tras las municipales de 2023. No hay que olvidar que es la principal capital en la que gobiernan los socialistas, de ahí que quieran hilar fino para no tirarse piedras sobre su propio tejado.

Lo primero tiene fácil respuesta: Espadas quiere seguir de alcalde hasta que se convoquen elecciones en Andalucía, lo que –si los continuos rumores de adelanto no se concretan– ocurrirá a finales del año que viene. No obstante, fuentes socialistas admiten que será complicado que pueda apurar tanto y dan por hecho que al final tendrá que irse antes para dedicarse a tiempo completo a reconstruir el partido y reconectarlo no sólo con su electorado, sino con la sociedad andaluza en general.

Una campaña sin sobresaltos

Salvo algún comentario aislado, Espadas ha podido hacer su campaña sin demasiadas críticas en el propio Ayuntamiento, a lo que ha ayudado que la situación interna de varios grupos municipales no sea precisamente boyante. Pero una cosa son dos semanas y otra un año largo haciendo malabares para intentar no desatender su doble condición municipal y regional. 

De hecho, este periodo de gracia se terminaba este mismo lunes, cuando desde Adelante Andalucía se le instaba a elegir entre sus dos funciones y Cs le reclamaba formalmente una reunión para que aclare “sus planes reales” en la ciudad ante el “escenario de incertidumbre”. La cuestión no es menor si se tiene en cuenta que con Cs aprobó el último presupuesto municipal, que contó también con la abstención de Adelante.

El 'referente' de Zoido

Mientras, el PP (grupo municipal incluido) ya ha empezado a dispararle presentándolo como la bandera del sanchismo en Sevilla y Andalucía. Es verdad que Espadas tiene un antecedente directo de acumulación de cargos en su antecesor, Juan Ignacio Zoido (PP), que durante más de año y medio compatibilizó la Alcaldía hispalense con la presidencia del PP andaluz, aunque no es menos cierto que en su propio partido le reprocharon que esto le llevó a desatender la ciudad y que ahí estuvo buena parte de la culpa de que luego se estrellara en las municipales de 2015.

Espadas insistía este lunes en que “tengo una responsabilidad con los sevillanos y voy a dejarme la piel en ello”, pero la verdad es que a efectos políticos todos los grupos municipales ya lo dan por amortizado, así que uno de sus muchos retos ahora es saber cuándo irse. Elegir el momento adecuado será clave tanto para sus aspiraciones a la Junta como para no lastrar las opciones del PSOE a continuar gobernando en la ciudad.

Sonia Gaya con la ley en la mano

Y si importante es el cuándo se va, no menos lo es el cómo, es decir, quién será su relevo. A ello habría que unir la incógnita de si la persona elegida para sucederle será posteriormente el candidato socialista a la Alcaldía en 2023, tal y como se planteó inicialmente, aunque en este momento todas las posibilidades se consideran abiertas.

Con la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG) en la mano, el testigo como máxima autoridad municipal lo recogería la primera teniente de alcalde, Sonia Gaya, que fue consejera de Educación en el último Gobierno de Susana Díaz. Persona muy cercana a la expresidenta andaluza, que impuso su inclusión en la lista electoral, algunos ven en esta posibilidad el escenario idóneo para un último coletazo del choque Díaz-Espadas.

Se cuenta con su paso al lado

Si Gaya quiere, podría enrocarse en su actual cargo y acabaría como alcaldesa con todas las bendiciones legales, por mucho que quisieran evitarlo en su partido. No obstante, fuentes municipales descartan esta opción e inciden en que Gaya “no va a ser un problema” y que, cuando corresponda, dará un paso al lado. Es verdad que su lealtad orgánica la ha mantenido al lado de Díaz, pero eso no significa que tenga aspiraciones de luchar para mantenerse como bandera susanista en el Ayuntamiento.

Por si esta falta de ambición no fuese suficiente, “no vive en Sevilla, ni tiene arraigo en la ciudad ni contactos, por no tener no tiene ni un distrito en el que mande”, se apunta desde el entorno de Espadas. Su responsabilidad en el Gobierno municipal como delegada de Hacienda es importante pero muy opaca, ni le da visibilidad en los medios de comunicación ni es de los ediles más conocidos. “Su trabajo es impoluto y en estos dos años no ha dado ni un dolor de cabeza”, se insiste para resaltar su exquisita corrección pese a no provenir del círculo de confianza del alcalde.

Un abanico muy limitado

Si se descarta a Gaya, el abanico de concejales actuales con opciones reales de relevar a Espadas es muy limitado; si se cuentan con una mano sobrarían dedos. Aunque Ferraz siempre tendrá algo que decir, se reitera que la decisión sobre su sustituto recaerá básicamente en el propio Espadas, aunque el perfil de su sucesor también vendrá muy marcado por el hecho de si el elegido será o no el candidato en las municipales de 2023.

La idea de partida es que sea así, para dar sensación de continuidad al actual proyecto, pero la verdad es que esta opción no está ni mucho menos cerrada. Ahora mismo, ese sería el camino a seguir siempre y cuando no aparezca un mirlo blanco (por ejemplo, un perfil muy reconocido en la ciudad que incluso ahora no esté en política) o que desde el partido se toque con la varita a algún tapado porque se considere que tiene más opciones en las elecciones.

Sea como sea, lo que es seguro es que, en última instancia, habrá primarias para designar a la persona que lidere la candidatura socialista en las municipales de 2023. Aunque al final se apueste por darle entonces continuidad a quien asuma ahora la Alcaldía, al haber accedido de manera indirecta tiene que pasar por este trámite orgánico obligado, del que sólo está eximido un alcalde que se presenta a la reelección. Algo que, como ya se sabe desde este domingo, no será el caso de Juan Espadas.

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