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El tesoro artístico de Sijena: el traslado de la última pintura ha costado 20.000 euros y la batalla por las murales se complica

Llega a Sijena el cuadro de la Inmaculada pendiente de devolver desde Lleida.

Miguel Barluenga

Huesca —

La colección del monasterio de Santa María de Sijena cuenta desde el martes con la pieza extraviada en el traslado del pasado 11 de diciembre, la pintura de una Inmaculada del siglo XVIII, de no demasiado valor y que ha supuesto para el Gobierno de Aragón un mes y medio más de quebraderos de cabeza. Y lo que es peor, un desembolso de 20.000 euros para su identificación, embalaje y transporte entre el Museo de Lleida y Sijena, donde se someterá al mismo proceso de examen que el resto de bienes y necesitará una restauración por años de deterioro y caída en el olvido.

Así, la localidad altoaragonesa sigue ganando batallas judiciales y se centra ahora en seguir reclamando el patrimonio que considera “expoliado” por la Generalitat de Catalunya. Pero antes se cerrarán capítulos como el de la reapertura de la exposición del propio monasterio, que la consejera de Educación, Cultura y Deporte, Mayte Pérez, ha fijado ya para finales de febrero. En estos dos meses se habrá calibrado el estado de las piezas para su posterior exhibición. Como se temía desde incluso antes de acudir a por ellas, varias han sufrido daños como producto de una mala conservación. Algunas reposaban en el almacén del museo, lejos de la vista de los visitantes del Museo.

Algo parecido sucedía con la Inmaculada, una pintura de autor desconocido cuya pista se perdió en el Palacio Episcopal de Lleida. El Museo de Lleida lo entregó al Obispado y, durante unas obras y para impedir que sufriera daños, se preservó en un espacio en el que nadie volvió a reclamarlo. Sí lo tenían presente tanto en el Juzgado de Huesca como en el Gobierno de Aragón, pues aparecía en la lista de 44 piezas de arte histórico-religioso que debían devolverse aquel 11 de diciembre. La Inmaculada no retorno en un primer momento y el Museo entregó, en una especie de acto de ‘compensación’, una pieza de alabastro que, según su criterio, pertenecía a Sijena.

Esta vez, sin tensiones

Este martes en Lleida no se registró la tensión de la primera vez. Ni cargas policiales, ni cientos de personas agolpadas delante de un museo protegido como una fortaleza. Tampoco un camión escoltado como si de un jefe de Estado se tratase. Sí repitió la misma empresa especializada en el transporte de obras de arte, Queroche SL, con dos operarios y una técnico del Gobierno de Aragón, Ana Armillas. El director del Museo de Lleida, Josep Giralt, recibió a la expedición aragonesa y, en esta ocasión, los trabajos se prolongaron por apenas 45 minutos. Lejos del clima preelectoral y de las protestas de entonces, la obra viajó hasta Villanueva de Sijena.

La Inmaculada había sido localizada solo cuatro días después del traslado del resto de bienes y el juzgado decretó su restitución inmediata. Sin embargo, el Ejecutivo autonómico ha tenido que hacerse cargo de las gestiones y del desembolso económico cuando se había requerido al Museo de Lleida su envío de manera voluntaria. El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Huesca, del que ahora es titular María Teresa Puchol, envió un requerimiento al ministro de Cultura, Iñigo Méndez de Vigo, en su condición de conseller de la Generalitat tras la aplicación del artículo 155.

Méndez de Vigo facilitó el proceso pero no ordenó el envío de la Inmaculada a Sijena. El Gobierno de Aragón ha asumido el coste de 20.000 euros y Mayte Pérez lamentó que “haya habido que volver a por la pintura cuando deberían haber sido el Museo y el ministro quienes la deberían haber enviado”. El monasterio de Villanueva de Sijena ha recuperado de esta forma un total de 95 obras artísticas hasta el momento. Por el cumplimiento de una primera sentencia retornaron 51 que ya se pudieron visitar en las dependencias habilitadas a tal efecto y entre diciembre y enero se han producido las vueltas de 44 obras más.

Dos obras perdidas

Pérez da “por perdidas” otras dos obras que deberían haberse incluido en la primera remesa, de julio de 2016. Se trata de dos frontales que se depositaron en el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) y que esta entidad da por extraviados definitivamente con el argumento de que al completarse la compra ilegal estos se hallaban en realidad en el Museo de la Indumentaria de Barcelona.

¿Y ahora qué? La batalla aún no ha concluido y apunta ahora hacia las pinturas murales que se exhiben en el MNAC y que arrancó el experto en arte catalán Josep Gudiol cuando el monasterio ardió durante la Guerra Civil. El asunto, como el resto, se encuentra en los tribunales si bien desde la parte aragonesa se advierte de la complejidad de la cuestión; para empezar, por la propia dificultad de restituir unas obras de arte de esta naturaleza sin que se dañen.

El riesgo de deterioro de las murales es “manifiesto”

Ayer mismo, la magistrada del Juzgado número 2 de Huesca suspendió la ejecución provisional de la sentencia, solicitada por el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Villanueva de Sijena y que ordenaba trasladar los frescos a Sijena, debido a su frágil estado y especial vulnerabilidad al proceso de desmontaje, transporte y posterior montaje. Dice el auto que “al no haberse acreditado la finalización de todas las obras de restauración de la sala capitular el riesgo de deterioro de las pinturas es manifiesto”.

La jueza recuerda que en su sentencia de 4 de julio de 2016 concluía que el traslado de las pinturas y su reintegración en la sala capitular era posible “siempre que se adoptaran las medidas y precauciones necesarias para ello”. Según el auto, el Gobierno de Aragón “no solo no ha acreditado la finalización de todas las obras de restauración de la sala capitular, sino que tampoco se ha acreditado la instalación del sistema de climatización, al que alude el arquitecto Antonio García Cid, y que estaba previsto para la sala capitular, y por supuesto, no se ha acreditado que las condiciones climáticas de la sala capitular sean las idóneas para recibir las pinturas murales, por lo que el riesgo de deterioro de las pinturas es manifiesto”.

Otra consecuencia de Sijena está residiendo en el efecto llamada para otras situaciones de este calado aunque distintas particularidades. El Obispado de Barbastro-Monzón presentará en los próximos días una demanda civil en la capital del Somontano para que se devuelvan las 113 obras de sus parroquias que permanecen en el Museo de Lleida.

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