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Aurora Egido, académica de la RAE: “Es una pena que la riqueza del plurilingüismo se convierta en problema”

Aurora Egido.

María Bosque Senero

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Aurora Egido es la primera mujer en la historia que ha ocupado el puesto de secretaria en la Real Academia Española (RAE). La reconocida académica, ha centrado gran parte de sus investigaciones en la literatura española del Siglo de Oro, por ello este verano ha participado en los Cursos de Verano de la Universidad de Zaragoza impartiendo la conferencia 'De punta en blanco. Las justas de lucimiento en el Reino de Aragón y el Quijote' en Jaca.

“La literatura ha menguado significativamente en el bachillerato”. Hacía usted esta afirmación en el año 2019, durante una entrevista con motivo del Premio Internacional de la Universidad Menéndez Pelayo que recibió entonces. ¿Ha cambiado algo desde que hizo esta afirmación? ¿Sigue pensando lo mismo?

Sigo creyendo lo mismo, pues aunque no conozco a fondo los planes de estudio actuales me lo confirman los profesores de enseñanza media y los de la universidad. El problema viene de lejos y además refleja un lamentable distanciamiento entre la enseñanza de la lengua y la de la literatura, que deberían caminar juntas.

¿Cómo defender que en las carreras de Humanidades también hay y son ciencia? 

Es una cuestión complicada, porque el concepto de “ciencia” actual se entiende dentro de unos parámetros muy diferentes a los del pasado. Cervantes habló en el prólogo de la poesía como ciencia, aunque era consciente de que “la poesía es ciencia menos útil que deleitable”. Con ello, entramos en el problema planteado por el recientemente fallecido Nuccio Ordine, quien en La utilidad de lo inútil planteaba el problema de la aparente inutilidad de las Humanidades concebidas desde una perspectiva meramente utilitaria.

Usted ha sido la primera mujer en asumir la secretaría de la RAE ¿Vamos demasiado lentos en igualdad en una institución tan importante para la sociedad como la Real Academia Española? 

La Real Academia Española es y ha sido un reflejo de la sociedad en que vivimos. Tenga en cuenta que, en su creación, siguió el modelo de la Academia Francesa, en la que no había mujeres. Sin embargo sí las hubo en las academias españolas del Siglo de Oro, creadas a la zaga de las italianas, y varios académicos de la RAE pertenecieron en el siglo XVIII a otras academias particulares donde había mujeres. El número de académicas ha ido creciendo en los últimos años y esperemos que siga esa tendencia en el futuro, elegidas por sus méritos.

¿Qué tiene para Aurora Egido el Siglo de Oro que la apasiona tanto? 

Bueno, la verdad es que procuro estudiar esa época gloriosa sin apasionamientos, pues la Filología exige que nos guiemos por la luz de la razón. Es cierto, sin embargo, que aunque pertenezco a la generación de profesores que tuvimos que investigar y enseñar cualquier período de la literatura española, finalmente el estudio de autores tan complejos y con una bibliografía tan amplia como Garcilaso, San Juan de la Cruz, Cervantes, Góngora o Gracián me obligó a ceñirme a esa época. Pero procuro leer por gusto y sin fronteras de espacio o tiempo.

Aragón está viviendo su propio Siglo de Oro en lo que a literatura se refiere. Hay importantes autores y autoras con títulos muy destacados en diversos géneros. ¿Por qué cree que se está dando ahora este fenómeno? ¿Qué destacaría de las autorías aragonesas y de sus obras? 

Hablar de un Siglo de Oro en las letras aragonesas o en la literatura española actual me parece un exceso. Y no porque no haya escritores que destaquen, sino porque ese concepto lo deberán aplicar los estudiosos del futuro y estableciéndolo comparativamente con otros periodos. Sí es evidente, sin embargo, que la literatura actual escrita por autores aragoneses se ha enriquecido mucho en los últimos años. Pero cada escritor es un mundo y no creo que haya una especificidad que los englobe regionalmente.

La capacidad de hablar nos distingue del resto de animales. Siendo algo tan importante, ¿por qué cada vez se lee menos y se escribe peor entre las nuevas generaciones? 

Bueno, si observamos a la gente en el metro, en el autobús o en los bares, observamos que todos están leyendo y escribiendo en sus móviles… Pero usted se refiere sin duda a otro tipo de lectura que parece alejarse de lo que entendemos por leer los que pertenecemos a otras generaciones. Lo cierto es que los niños y jóvenes actuales parece que leen mucha más literatura que antes hasta los trece o catorce años, pero luego la abandonan, enfangados en las redes. Vivimos en una sociedad impulsada por los medios virtuales y eso predispone a alimentarse de fragmentos o de textos que quepan en un chat. Si observamos, por ejemplo, la lectura en voz alta que los jóvenes hacen del Quijote el 23 de abril, observamos que no saben hacerlo con propiedad y que da la impresión de que no están entendiendo lo que leen. Es un problema bastante grave, que debería cuidarse en la enseñanza y también en familia.

Hay un nuevo lenguaje acotado, derivado del uso de dispositivos móviles. ¿Se abordará esta cuestión con el tiempo desde la RAE o ya se está haciendo? Puede ser el inicio de una tendencia “permisiva” al igual que ya sucedido al aceptar palabras de uso cotidiano como válidas, aunque inicialmente parecieran “incorrectas”.

Horacio decía que las palabras cambian como las hojas de los árboles en el decurso de las estaciones y que es el uso el que las consolida. Es un asunto (y perdón por la cita) que planteé en El árbitro de las lenguas. Anotaciones sobre la norma y el uso en la Real Academia Española. Yo no hablaría de permisividad, sino de que, en la historia de la lengua, hay muchas palabras que chocaron en su momento y que luego las asentó el uso. Así ocurrió con la palabra “joven”, que utilizó Góngora sorpresivamente y que luego se hizo tan común. El tiempo dirá cuáles de las que ahora nos chocan se asentarán en nuestra lengua y entrarán en el Diccionario de la Lengua española con pleno derecho. Y me refiero, claro, al consuetudinario.

Las lenguas son entes vivos que van mutando. ¿En qué punto está el castellano? Y las lenguas propias de cada región, por ejemplo en Aragón el aragonés, ¿esta a favor de ampliar o de acotar su uso y aprendizaje?

El castellano o español, hablado por seiscientos millones de personas en el ancho mundo, goza del inmenso privilegio de mantener la unidad en su rica variedad, y a ello se dedican todas las academias que conforman la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE). Respecto a las lenguas propias de cada región, su pervivencia depende de muchos factores. En relación con ello, siempre he dicho que es una pena que la riqueza del plurilingüismo se convierta en problema. El estudio de una lengua siempre enriquece y será el tiempo el que delimitará su empleo en cada caso, teniendo en cuenta su capacidad de uso.

Estamos ante un nuevo escenario político a todos los niveles. Respecto al área de educación y especialmente a la lengua, ¿qué le pediría a los nuevos gobiernos? 

Que lleguen a un consenso, estableciendo planes de estudio que no varíen a tenor de los cambios de gobierno, y que tengan en cuenta a los profesores a la hora de confeccionarlos. Y que los tremendos cambios que impone el auge de la Inteligencia Artificial no supongan un descalabro para la educación científica y humanística tradicionales.

Por último, una obra literaria que crea que pueda resultar interesante leer en el momento político y social que atravesamos. 

Es complicado aconsejar porque leer es un acto supremo de libertad y depende siempre de una elección personal. El Oráculo manual y arte de prudencia parece responder a casi todas las preguntas que podamos hacernos hoy en día. No en vano Gracián fue un genio anticipado, como buen clásico.

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