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“Muchos malestares en la sexualidad forman parte de haber interiorizado una cultura”

Lurdes Orellana, de "Desmontando a la Pili"

Ana Sánchez Borroy

Zaragoza —

El proyecto “Desmontando a la Pili” nació en 2010 como una asesoría sexológica con perspectiva feminista, ecologista y anticapitalista. Ofrecen tupper sex para diferentes colectivos, venden juguetes eróticos e imparten talleres de educación sexual. Lurdes Orellana (Sevilla, 1979) es una de las promotoras de esta cooperativa, que ahora mismo cuenta con tres socias y una trabajadora contratada a media jornada.

¿Quién es “la Pili”?

“La Pili” es un guiño a que estamos en Zaragoza, que es un escenario importante, pero sobre todo para nosotras “la Pili” representa toda la colonización del deseo y de los cuerpos. La Virgen del Pilar recuerda la colonización de los pueblos; nosotras hacemos el guiño de cómo la cultura ha colonizado nuestros cuerpos y nuestros deseos, influyendo a la hora de vivir la sexualidad. Además, el nombre de Pilar es un nombre neutro. A pesar de que está muy asociado a un nombre femenino, realmente es un nombre que puede servir para todos los géneros; aunque hacemos también el guiño de desmontar a los “Pacos”, por aquello de interpelarles más directamente a ellos. Desmontar a “la Pili” es desmontar toda aquella parte que no nos permite vivir la sexualidad de un modo libre, autónomo, divertido, placentero...

¿Sería desmontar los tabúes?

No solamente los tabúes, pueden ser cosas que se hablan, pero que están planteadas de un modo muy rígido y muy excluyente. Es decir, hay formas de hablar de la sexualidad, que no están en silencio, pero eso no significa que no nos influya y no nos atraviese para que nuestra sexualidad no esté realmente construida de un modo libre. Serían más los constructos, la cultura, toda la narrativa, las canciones... toda una cultura atravesada por un discurso y por formas de entender las cosas que creemos que nos influye a la hora de construir las sexualidades.

¿A qué os referís con esos constructos que no permiten disfrutar al máximo de la sexualidad?

Por ejemplo, los miedos, la idea de que la sexualidad tenga que ser heterocentrada, coitocentrada... Unos códigos que nos han hecho entender que la sexualidad es muy limitada, cuando la sexualidad en el propio cuerpo es muy global: tenemos cinco sentidos, es también una parte de nuestro desarrollo identitario, incluye todo el plano relacional... Es decir, cuando hablamos de sexualidad, estamos hablando de un desarrollo afectivo y social. Por eso, todos estos mensajes nos llevan a una sexualidad muy limitada por unas normas culturales.

¿Todavía están muy presentes estas normas?

Creo que ahora se está visibilizando todo el plano de disidencias sexuales, por decirlo de algún modo, todo aquello que sale de la norma. Incluso, desde dentro de la norma, hay gente que sale porque reivindica otra sexualidad, aunque sea una sexualidad heterosexual. Se están nombrando esas diferencias, pero todavía queda mucho por trabajar. El feminismo ahora está más visible, más nombrado, pero eso no significa que hayamos destruido el patriarcado ni muchísimo menos. Con la sexualidad, ocurre igual.

El último 8 de marzo marcó un antes y un después en España, pero ¿estamos prestando atención al empoderamiento sexual de las mujeres?

Mientras no se haga una educación sexual integral, es decir, afectiva, emocional, desde edades tempranas, desde la infancia, lo que se está haciendo ahora mismo es poner parches. No se está haciendo una buena educación sexual. En el mejor de los casos, puedes recibir cuatro horas en clase y en ese tiempo, no vas a desmontar toda la cultura que comentábamos antes. Realmente, por el momento, no es algo que esté presente en el aula. Por eso, se va nombrando, pero no se trabaja esa idea de lo que es la realidad. Nosotras acabamos de hacer una guía de diversidad familiar, Somos amor, que está dando muy buen resultado para trabajar la diversidad familiar en infantil, primaria, secundaria y con personas mayores. Es una guía muy pedagógica para que se anime a trabajarla el propio profesorado.

Además de con educación en las aulas, ¿cómo más se “desmontan las Pilis”?

Nosotras, como venimos del feminismo, pensamos que otra buena forma es construir espacios de seguridad. Sería un espacio de iguales, donde se habla, se nombra, se comparte y se puede cooperar. Una primera vía es generar esos espacios comunes donde entender que, aunque tu propia vivencia es tuya, los conflictos y los malestares son compartidos, son culturales, nos atraviesan a todas las personas. Es poder entender que muchos de los malestares que sentimos en la sexualidad forman parte de haber interiorizado una cultura que no nos corresponde y que nada tiene que ver con nuestra propia vivencia del cuerpo.

¿Un ejemplo de esos espacios de seguridad podrían ser los tupper sex, a pesar de que puedan parecer una fiesta frívola?tupper sex

Sí, pueden ser un espacio de seguridad, al menos como nosotras lo enfocamos, claro. Nosotras, al estar dentro de la economía social y solidaria, cuidamos un consumo ético y un cuidado de los productos. El tupper sex es el típico espacio, porque son gente más o menos conocida, donde se puede generar un clima de intimidad y de seguridad donde la gente se pueda expresar. De hecho, nosotras en esos espacios al final hablamos muchísimo de sexualidad. También te diviertes; esa forma de transmitir, de hablar de sexo, no siempre tiene que ser seria. Te puedes reír, puede ser algo amable y, desde luego, quitando todas las políticas del miedo en torno a la sexualidad. Entonces, el tupper sex es una estrategia muy linda para juntar a un grupo de personas y empezar a hablar de la sexualidad a través de los juguetes, que para nosotras siempre son una excusa perfecta.

Se dice a menudo que el primer contacto con la sexualidad de demasiados hombres han sido las películas porno, ¿creéis que los tupper sex pueden ser el equivalente para algunas mujeres como primer contacto con el sexo, sin presiones y con un interés lúdico?tupper sex

Claro, lo que pasa es que no me gusta demonizar ningún recurso erótico. Creo que se trata más de cómo se usan esos recursos o qué tipo de recursos son. Es decir, para muchas personas, efectivamente, el acceso al porno, Internet o un tupper sex pueden ser las primeras vías de poder hablar de sexualidad. Otra cosa es si tú hacer un tupper sex con una mirada patriarcal, capitalista, o si el porno es mainstream. Es necesario que la gente tenga acceso a toda la diversidad que hay de recursos. Se trata más de cómo utilizas el recurso que del recurso en sí mismo, porque el recurso construye imaginario.

¿Sois pioneras en ofrecer tupper sex para colectivos diversos?tupper sex

Para hombres, hay más gente que lo ofrece. Para el resto, no sé si somos pioneras. Tenemos tres pilares básicos: la educación sexual, el feminismo y la diversidad, y la economía solidaria. Entonces, hacemos los tupper sex de forma ética y social. Por eso, sí que puede que seamos pioneras en hacer unos tupper sex claramente feministas. Desde el primer momento, nos hemos definido como una asesoría sexológica feminista, desde la economía solidaria, lo que nos hace ser anticapitalistas. No sé si habrá más gente haciendo algo parecido, ojalá. Puede que también seamos pioneras en organizar tupper sex pensados para la menopausia, personas mayores, los de diversidad funcional, también los que hemos hecho pensados para procesos oncológicos...

¿Por qué os decidisteis a organizar tupper sex para hombres, para “los Pacos”? ¿Qué constructos les impiden a ellos disfrutar al máximo del sexo?tupper sex

Realmente, son los mismos mensajes: la importancia que se da al pene y al coito suele ser una de las razones. Todo lo que está construido sobre cómo es la masculinidad: lo activo, lo fuerte, lo no débil... son todo mensajes muy negativos. La sexualidad son cuidados, placer, ternura, dulzura... Todos esos mensajes de lo masculinizado como un sujeto que no necesita nada, que es individualista, repercuten en la forma de vivir tu propio cuerpo y de poderte relacionar. Hay una sexualidad masculinizada patriarcal que también es muy cuantitativa, a lo grande, exagerada... Eso genera muchos bloqueos. Si piensas que sexo sólo es coito, que tienes que eyacular, que el pene tiene que estar en erección, estás en una mirada muy reduccionista que afecta, claro.

¿Cuál es el mensaje que intentáis lanzar a las personas con diversidad funcional?

Nosotras tenemos la premisa de que para todo colectivo hay que legitimar su sexualidad, es decir, nombrarla y que más o menos vayan conectando con su propio deseo desde su propia realidad. Nuestras premisas básicas son entender que tu cuerpo tiene unas características y que, con esas características, habrá que adaptar las cosas. Pero sobre todo, hay que tener en cuenta que todas las personas somos sexuadas, independientemente de cómo sea nuestra corporalidad, nuestro deseo... todas las personas tenemos un cuerpo sensitivo. Lo que pasa es que tendremos unas necesidades concretas u otras a atender.

¿Quién tiene más tabúes: las personas con diversidad funcional o sus entornos?

Normalmente, de hecho, quien tiene más tabúes son la gente del entorno. Las personas sienten y saben lo que necesitan. Otra cosa es que cuando hay unos grados de dependencia muy altos, dependan de las familias, por ejemplo. Las familias tienen que dar ese paso y romper esa barrera: igual que una persona necesita ayuda para bañarse, puede necesitarla para una estimulación. Por eso, normalmente las personas con diversidad funcional tienen muy claro qué sienten, qué les gusta y, por supuesto, como todas las personas, tienen necesidad de contacto. Es una necesidad básica no sólo de la primera infancia, sino de todo nuestro desarrollo evolutivo. Necesitamos el contacto de un modo otro; otra cosa es ese plano excitatorio, pero todo el mundo necesitamos los afectos.

En “Desmontando a la Pili” defendéis el consumo responsable también para el mercado erótico, ¿en qué consiste ese consumo responsable en este mercado?

Estamos dentro de la carta de principios de la economía solidaria, con lo cual toda la cooperativa se organiza en base a esos principios. Por ejemplo, con el cuidado de los productos, porque dentro del mercado erótico convencional hay muchos productos tóxicos. Nosotras evitamos los productos tóxicos e intentamos que cuanto más naturales sean, mejor. También buscamos que no tengan embalajes sexistas. Por ejemplo, no entendemos que para venderte unas bolas chinas aparezcan unos pechos como reclamo publicitario. Intentamos, además, que, en la medida de lo posible, sean productos de comercio justo, ecológicos, artesanos, de proximidad... pero, sobre todo, que el placer y la salud vayan de la mano. Tampoco tenemos una mirada de vender por vender, queremos que la gente tome conciencia de que comprar un juguete sea un proceso de desmontaje y disfrute y no el hecho de comprar juguetes para calmar la ansiedad, como una compra compulsiva. Queremos que sea una compra consciente y que puede ser algo muy transformador y muy saludable.

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