Dos concesiones en cinco minutos retratan la desconexión del Tenerife
El problema mayor del Tenerife es la tensión que ha perdido mientras le crecían los elogios y no aprendía de las luces rojas que iban parpadeando. Acomodado, como este viernes, en lo que le caían dos goles como puñales, procede proseguir con la enumeración de carencias que terminan de explicar este ridículo en Lasesarre de un equipo del que cabe esperar —como de todos— el amor propio como primera virtud. O aquello de que la lucha no se negocia.
La ha perdido el Tenerife el tiempo suficiente para un empate en Cáceres y estas dos derrotas consecutivas con las que arriesga el liderato. Por el camino, todavía espera a un rival superior jugador a jugador y mejor en el juego colectivo descontado el esfuerzo, muy superior el de este Barakaldo que sí bregó hasta el final.
Ha perdido dos semanas seguidas porque no igualó o mejoró la atención colectiva que se encontró enfrente y así se explica el conjunto de limitaciones que solo tapa la pegada que tuvo en las seis primeras jornadas, hoy agrandadas por otra sucesión de cambios —un sinfín de atacantes para dejar al equipo sin medios posicionales— reveladores del desconcierto con el que Cervera terminó manejando la situación tras el 2-0.
Presionado desde el comienzo por la necesidad de marcar antes que el equipo fabril, el Tenerife se entregó a una primera parte en la que mezcló equitativamente aplicación en las disputas como precipitación con el balón de su lado. Y como el Barakaldo, se apuntó a una sucesión de duelos y segundas jugadas, con la pelota más volando que bajada al pie, con la que solo consiguió irse a la caseta imbatido.
Impaciente siempre para armarse una jugada elaborada —una patada a seguir del portero como catecismo, o un pase adelante sin ventaja cuando tocaba uno de protección y viceversa—, anduvo a ratos en un ida y vuelta que permitió a los locales remates limpios, volvió loco a Alassan en lo que esperaba un pase al espacio decente y reveló la incapacidad de Calavera en su vuelta de jugar hacia adelante para salvar una línea. Estando en la línea general, el problema con Calavera es tener un ocho que no hace caminar al resto.
Con todo, pudo el Tenerife ponerse en ventaja con sendos remates de Alassan (min. 14 y 39): el primero lo agarró mordido con la pierna mala y del segundo no sacó más que un escorzo, imposible otra cosa en las condiciones del servicio de Zoilo.
La tragedia y el desdoro llegaron en cinco minutos del cuarto de hora —indecoroso, aplatanado, inexplicable—con el que arrancó el Tenerife tras la pausa. Para el 1-0 se enredó en cuatro intentos frustrantes para despejar un balón caído al área que aprovechó San Bartolomé, más duro en el choque, para abrir su serie. Y en lo que procesaba el duelo, ni Landázuri ni Calavera olieron la caída del mismo San Bartolomé al área en pos de una pelota liberada tras derribar Valiño a Álvaro en una disputa con falta que le permitió ponerla en el área, franca para el llegador. Y así el 2-0.
Cervera contestó de inmediato con lo que quizá pensó anticipar una semana antes. Sentó a Zoilo —notable, cabe reconocerlo guardando su flanco en el primer acto— para llevar a su carril a David y dar el derecho a César. Y relevó a De Miguel por Baldé seis días después, tras dejar caer que podría debutar ante Unionistas.
Del suspenso general en Lasesarre, lo de Baldé puede que se recuerde más adelante como un desencadenante. Dio el pase para el gol anulado por fuera de juego en el 75 y le puso un par de veces el punto de velocidad para llegar antes a los duelos que no exhiben de Miguel o Gallego. Esto es, que por dentro también serviría como segundo punta.
Hecho el inciso sobre el último jugador en asomarse a la liga, Cervera optó por Noel López como recambio de Calavera y quedó obligado Nacho Gil a jugar como un ocho improvisado en lo que Noel se alineaba con Gallego. El cambio pudo lucir incomprensible, pero no por casualidad dio origen a la única jugada ligada esta noche por el Tenerife: una descarga de Gallego venido al medio campo, una conducción breve de Gil para ponerla a la carrera de Baldé y un pase al área medido para el remate impecable de Noel. Y aunque reconfirmado como fuera de juego del delantero gallego, quedará como expresión de que el Tenerife —con un Fabricio, un Javi Pérez o el mismo Gil como volante ofensivo— puede jugar a otra cosa. Si no pierde la atención general antes, claro.
El gol blanquiazul que no fue lo condujo a un último cuarto de hora (y casi otro de añadido) de pura impotencia. La salida de Aitor dejó a Maikel como el seis que no es y la entrada intrascendente de Dani Fernández por Alassan. Perdido el orden, alargadísimo e igual de blando, el Barakaldo tuvo hasta cuatro remates más para convertir el resultado en goleada. La Copa el martes en Alcalá pondrá a prueba la determinación de jugadores y técnicos antes del desafío en Ferrol, que luce imposible si la versión del Tenerife es esta de la novena jornada.
(2) Barakaldo CF: Ispizua; Beñat de Jesús (Pedernales, min. 71), Dufur, Arana, Oier López; De León (Mandiang, min. 61), Unai Naveira (Urtzi Albizua, min. 84), San Bartolomé, Huidrobo, Eric (Ekaitz, min. 84); y Álex Valiño (Galarza, min. 71).
(0) CD Tenerife: Dani; David, Álvaro González, León, Zoilo (César, min. 57); Alassan (Dani Fernández min. 81), Aitor Sanz (Maikel Mesa, min. 81), Calavera (Noel López, min. 73), Nacho Gil; De Miguel (Baldé, min. 57) y Enric Gallego.
Goles: 1-0, min. 49: San Bartolomé. 2-0, min. 54: San Bartolomé.
Árbitro: Imanol Irurtzun Artola (Comité navarro). Amonestó a Beñat (25), Unai Naveira (78) y Arana (83); y a los visitantes Álvaro González (22) y Gallego (73).
Incidencias: Partido de la novena jornada del Grupo I de la Primera Federación 25-26. Estadio Lasesarre, ante unos 2.000 espectadores, de los que cerca de doscientos eran del CD Tenerife.
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